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Capítulo


ArribaAbajo    Aunque scrivir es ya tan escusado
como es hablar, y entrambas cosas dañan,
según he visto siempre qu'an dañado,

    a bueltas de otras cosas que m'engañan,
quiero, también en ésta, yo engañarme,  5
hurtando'l cuerpo a las que desengañan,

    qu'agora en tanto mal desengañarme,
tentar a Dios parece que sería
y sería quiçá desesperarme.

    Por eso toda junta el alma mía  10
s'echa a tus pies merced te demandando,
para poder servirte noche y día.

    Acuérdate, señora, cómo amando
tu hermosura, y tu valer sintiendo,
tus gracias una a una imaginando  15

    y tu saber en parte conociendo,
mis días y momentos he gastado,
a mí y a mi salud y a ti perdiendo.

    Si con mi voluntad havert'amado,
con mi entender haverte yo entendido,  20
con mi memoria haverte en mí pintado,

    si haver, en fin, con todo mi sentido,
mi alma, en ti, como en su bien entero,
del todo trasportado y convertido,

    son causa principal porqu'así muero,  25
a tal crueldad, a tanta sinjusticia,
no sé buscar, ni pido, ni requiero

    emienda, ni razón, ni otra justicia,
sino qu'acabes ya lo començado,
hinchendo de mi sangre tu codicia.  30

    Mas esto'stá por ti tan acabado,
que'mpacho será hazer cosa tan hecha:
en esto tu poder s'ha bien mostrado.

    Mi vida está por ti ya tan desecha,
quel poder que mostraste en deshazella  35
muestra l'ora en que'sté por ti rehecha;

    mira bien qué será de nuevo hazella
y qué será hazella de no nada;
hazla, pues, ya siquier para perdella.

    Tu fuerça será aquí toda provada,  40
y mostrars'ha tu mano poderosa
en obra que entre mil será nombrada.

    Para hazer mal bastante es cualquier cosa:
la fuerça, que en sí es flaca, torna fuerte
el rato que acaesce ser dañosa;  45

    ¿quién ay tan ruin que no pueda dar muerte?
Puede matar un yerva o un gusano,
y otra cosa si la ay de menor suerte.

    Dar vida no la da poder liviano,
ni hazer bien tampoco no acaece  50
salir sino de valerosa mano.

    ¡Da vida pues al que por ti fenece,
haz ya, señora, bien al afligido
quen puro amor puro dolor padece!

    Córrete de perder lo que es perdido  55
y ónrate de curar lo tan dañado,
que aun el provecho es daño en mi sentido.

    Mira el proceso de mi gran cuidado,
buelve mi coraçón de hoja en hoja:
verás la vida que por ti he pasado,  60

    que ora corta, ora larga se m'antoja
según pinta mi mal mi fantasía,
y cómo Amor m'enoja o desenoja.

    Si agora te contase desde'l día
primero que te vi lo que he sufrido,  65
¡qué lástima y dolor te movería!

    Desto tu coraçón cuasi vencido,
si por desdicha cura de ablandarse,
daría en quedar del todo endurescido.

    Por eso mi dolor n'osa mostrarse  70
por no cargar agravios a mis quexas,
que ¿quién no s'harta en vano de quexarse?

    No sólo tú mil vezes no me dexas
o quexar o llorar con mis heridas,
mas eres la que entonces más te quexas.  75

    ¿Qué harán, pues, mis llagas doloridas,
si aun este remedio tan cuitado
me quitan tus palabras desabridas?

    Todavía mi mal, como forçado,
a ti, con sus querellas se presenta,  80
mostrándote la sombra de su stado.

    Esta será una suma o breve cuenta
de mi pena, la cual imaginando
mi coraçón en lágrimas rebienta.

    No oso pensar el día y hora cuando  85
mis ojos començaron a mirarte
su vista poco a poco desmandando.

    Entonces comencé a considerarte
con pensamientos que ivan y venían
y cuasi no era más d'imaginarte.  90

    Los unos blandamente me dezían
que con mi coraçón todo t'amase,
los otros s'alteravan y temían.

    Fuerça fue en fin que poco a poco entrase
a conoscer mi triste entendimiento,  95
que era bien que tus cosas contemplase.

    Allí se levantó mi pensamiento
haziendo su descurso en mil ojetos
y todos sobre un mismo fundamento.

    Allí d'amor vinieron los efetos,  100
los unos a los otros estorvando
y produziendo en mí nuevos concetos.

    Entonces fui cad'hora más amando,
con miedos y deseos juntamente,
mostrando mi dolor, disimulando.  105

    Si entonces ante ti'stava presente,
tam baxo me hallava, que allí luego
quisiera haver estado siempre ausente;

    de ver tu hermosura'stava ciego,
sintiendo mil miserias y flaquezas  110
que agora por mi honra te las niego;

    andava sobr'aviso en mis tristezas
templando mi dolor, mas la templança
movía contra mí más asperezas.

    Una vez me hallé con esperança  115
de dezirte mis males como quiera,
o con poca o con mucha confiança.

    Mas luego dixe en mí que mejor era
llevar temporizando mi sentido
que mi pena mostrar tan lastimera.  120

    Y así saqué, señora, por partido
de dezirte mi mal dende á diez años
y aun me pesó dar término finido.

    Todos estos, en fin, eran engaños,
que d'apretada el alma no podía  125
dexar de descubrir sus grandes daños.

    Desto m'acaeció, señora mía,
que el coraçón te descubrí en el punto
que menos acordado lo tenía.

    El tormento salió todo tan junto,  130
tan llanamente, tan sin vanidad,
tan conforme a sazón, y tan a punto,

    que tuvo tanta fuerça esta verdad,
que aunque no te venció para vencerte,
a lo menos venció tu crueldad.  135

    Y así pudiste tú no embravecerte,
y pude yo mi muerte señalarte,
y pudieron mis lágrimas moverte.

    Creciendo fui en siempre contemplarte,
tanto, que en mí parece que cesava  140
el acordar, cesando el olvidarte.

    Tan puesto en ti mi entendimiento'stava,
tan asida también mi fantasía,
que cuasi la memoria atrás quedava.

    Tu cuerpo letra a letra le leía,  145
aunque miralle particularmente
mi seso pocas vezes lo sufría;

    y aun todo contemplalle juntamente
no podía sino como pasando
mi sentido por él medidamente.  150

    Parecía quel alma andava hurtando,
ora una vista, y ora dende un rato,
de su necesidad s'aprovechando.

    Tratava Amor comigo un nuevo trato,
mil figuras al coraçón trayendo,  155
que ora costavan caro, ora barato.

    Era éste tu cuerpo, el cual yo viendo,
tan grand'era mi miedo y mi deseo,
que moría entre yelo y fuego ardiendo.

    Pues ya de tu alma si'scrivir deseo  160
tanto he de andar por lo alto rodeando,
que avrá de ser perderme en el rodeo.

    Andaré pues así como traçando
las figuras por sí, sin las colores,
la obra con mis fuerças conformando.  165

    No basta Amor, ni bastan los amores,
a levantar tan alto mi sentido,
que muy baxos no queden mis loores.

    El saber de tu alma es infinido:
¿cómo podré de vista no perdelle,  170
con éste mi entender ques tan finido?

    Harto será de lexos sólo velle;
y aun este ver será en mí tan confuso,
que su bulto veré sin conocelle.

    El cielo acá en el mundo te dispuso,  175
con obra tal que al tiempo que te hizo,
el bien que en él pusieron en ti puso.

    Natura en tu labor se satisfizo:
lo presente por ti subió de punto,
y lo pasado en ti también rehízo.  180

    Cuanto bien entendemos está junto
en tu spirtu, del cual su rayo estiende
en tu cuerpo su luz de punto en punto.

    Y por aquí también su llama enciende
aquel ardiente fuego que consume  185
todo el mal en el alma do s'aprende.

    Cuanto vale'l amor, por ti presume;
lo que dél por acá y allá s'alcança,
en ti sola señora se resume.

    Por ti nuestro entender tiene sperança  190
de levantars'al movedor primero,
d'una en otra y en otra semejança.

    Hago mucho pues yo si por ti muero,
si aun en el bien estoy tan sin sosiego,
si mil vezes espero y desespero;  195

    aunque perdido'stoy, no'stoy tan ciego
que en lo que hago piense que merezco:
que forçado es quemarme si'stó en fuego.

    Merezco sólo yo en lo que padezco,
por ser tan voluntario mi tormento,  200
que en las penas penar no me parezco.

    Y aunque en esto quiçá dirán que miento,
y muchos pensarán ques delgadeza,
lo que agora diré de lo que siento,

    digo que Amor me llega a tal fineza  205
que grangeo mi mal y le regalo,
y m'alivio con él en mi tristeza.

    Sólo el tibio sentir tengo por malo;
cualquier otro dolor, si es muy ardiente,
es luego para mí muy gran regalo.  210

    Cuando d'amor me da algún acidente,
tal temor he que presto ha de dexarme,
que nunca gustó dél enterarme.

    Mi bien y mi descanso es regalarme
en amarte, servirte, obedecerte,  215
en valer para ti y en mejorarme.

    Deseo tu querer para quererte,
quel tuyo es necesario para el mío,
y más por uno ciento he de bolverte.

    No te parezca luego desvarío  220
si contigo me mato y más comigo,
cuando de tu querer yo desconfío.

    Carecer yo d'aquello que'n ti sigo,
bien se puede sufrir, mas no se puede
carecer del amor que ora en ti digo.  225

    Por doquiera que mi fortuna ruede,
cualquier cosa mi mal haga o deshaga,
o alto, mi coraçón, o baxo quede,

    siempre'stará por ti fresca mi llaga,
con que tu voluntad muy llanamente  230
con sólo tu querer me satisfaga,

    ¡o señora!, que mi crudo acidente,
según en mis entrañas yo le veo,
no es por amar hablando propiamente.

    Mi deleite y mi bien es mi deseo,  235
mi quererte y amarte son riquezas
que m'enloquecen cuando las poseo.

    Pero de mis congoxas las cruezas
son sobresaltos, son desconfianças,
sospechas y temores y tristezas;  240

    y son desengañadas esperanças,
y celos y dolores y tormentos,
y muertes ante mí mis confianças.

    Estos que'scrivo son los pensamientos
con quel amor de punto en punto cae,  245
aunque quedan enteros los cimientos.

    El triste sospechar es el que trae
al coraçón las tristes chismerías
por do mi bien en más dolor recae.

    Los desengaños son mis fantasías,  250
desdel cielo caídas hasta el suelo,
trastornando tras sí mis alegrías.

    Los otros males que ay en este duelo,
nombre no les sé dar ni los entiendo,
por mucho más que en ellos me desvelo.  255

    Mas lo que desto, en fin, triste comprendo
es que padesco desamor amando;
desamor, digo, en mí por ti sintiendo.

    En el punto que'stoy más deseando,
gozando de entenderte y contemplarte,  260
y en esto toda el alma levantando,

    no sé qué s'es quel bien deste gozarte
me le trastorna todo un pensamiento
que de verdad me fuerça a desamarte.

    Desto padezco yo tan gran tormento  265
que bastaría, si esta culpa fuese,
a bolvella en mayor merecimiento.

    ¡O si el amor en mí bivir quisiese,
como en su casa descansadamente,
sin que sus enemigos acogiese,  270

    de manera que amase blandamente
mi coraçón, con un deleite estraño,
cual ora alguna vez mi alma siente!

    No sentiría yo, con bien tamaño,
aquel dolor, aquel crüel estrago,  275
aquel d'amor tan poderoso daño,

    aquel mortal, aquel perpetuo trago
que los tristes amantes llaman celos
que, agora, pues le nombro, mucho hago.

    ¿Quién osará pensar en los recelos,  280
no recelos, sino crudos espantos,
que traen los celosos desconsuelos?

    Éstos, señora, son tales y tantos,
que tiembla y s'entorpece la mi mano
con el triste desmayo de sus llantos.  285

    Será, pues, bien en mal tan inhumano
pasar de buelo a gran correr, huyendo
por lo áspero dél y por lo llano.

    Y con este correr andar siguiendo
aquel pintor del triste sacrificio,  290
que mucha parte dél pintó cubriendo.

    Y aunque agora quiçá parezca vicio
ponerme yo en contar cuentos pasados,
teniendo los presentes por oficio,

    para el dolor de mis tristes cuidados  295
no será malo un poco divertirse,
por divertir mis males tribulados.

    Cuando el griego poder quiso partirse
d'Aulide, donde'stuvo recogido
sperando buen tiempo para irse,  300

    un temporal tan presto fue movido
con tal furor quel griego ayuntamiento
uvo destar en Grecia detenido.

    Hallada, pues, la causa d'aquel viento,
fue el remedio también presto hallado,  305
por do quedó el exército contento;

    que fue d'un sacerdote revelado
que una virgen allí sacrificasen
y cesaría el viento levantado.

    Y así ordenaron suertes que se echasen,  310
y luego a quien la suerte le cabría
que con crüel cuchillo la matasen.

    La suerte dio en la triste Iphigenia,
hija d'Agamenón, rey desdichado,
pues una hija tal así perdía.  315

    Venido pues el término aplazado
que a la afligida virgen condenava
a cumplir exercicio tan malvado,

    de rodillas la tierna moça'stava
ante'l crüel verdugo abominable  320
que ya en su coraçón la degollava.

    Era de ver el caso lamentable:
el mal sayón con ademán sangriento
y la virgen con gesto miserable.

    El pueblo al triste oficio'stava atento,  325
con el semblante del mirar pasmado,
triste señal del triste sentimiento.

    Cuando aquel virginal cuello cortado
fue, con la fuerça de la fuerte'spada,
y su spirtu en los vientos derramado,  330

    tamaña crüeldad fue publicada,
y quedó entre las gentes por historia,
historia en toda Grecia muy llorada.

    Y porque no cayese la memoria
deste tal caso, grandes escritores  335
ganaron, escriviéndole, gran gloria.

    Asimismo también sabios pintores,
en pintar tan amarga desventura,
se pusieron en ser competidores.

    Entre otras, huvo desto una pintura  340
en la cual un pintor puso artificio,
que igualava en gran parte la natura.

    Pintó primero, en este sacrificio,
la muerte y el dolor desta donzella,
y más la fealdad del maleficio.  345

    Y presentes pintó, en la muerte della,
sus hermanos con rostros d'amargura,
queriendo y no podiendo solo vella.

    Pintó después la madre en su figura,
no llorando, la triste, mas muriendo,  350
con cuanto estremo alcança la tristura.

    Tras todo esto el buen pintor queriendo
pintar el padre como convenía,
más fuerça de congoxa en él poniendo,

    conoció que en la triste madre havía  355
puesto el dolor conforme a dolor tanto
cuanto pudo alcançar su fantasía,

    y así, por no apocar del padre el llanto,
acordó de pintalle, el buen maestro,
la cabeça cubierta con un manto.  360

    De'starte yo, con el dolor que muestro,
si he de pintar mi pena en su figura,
havré de ser de pura fuerça diestro.

    En el proceso desta mi pintura,
yo he pintado los tristes acidentes  365
d'aquel dolor quen mi alma se figura.

    Y helos puesto así bien como parientes,
con sus rostros a su dolor conformes,
delante mi morir todos presentes.

    Las mis penas he'scrito tan inormes,  370
tan amargos y tristes los mis duelos,
de cualquier otro duelo tan diformes,

    que queriendo después pintar los celos,
como el mayor tormento en los amores
y como aquel ques rey de desconsuelos,  375

    faltó el pinzel, faltaron las colores,
quedó de la labor vencida el arte,
para un dolor tan grande entre dolores.

    Y así pues yo no soy agora parte
para'screvir tan principal tormento  380
que en los amantes es la total parte.

    Pintaré deste mal su sentimiento
callándole y dexándole cubierto,
y harto mostraré lo que dél siento
mostrándome por él tendido y muerto.  385




Epístola


ArribaAbajo    El que sin ti vivir ya no querría,
y ha mucho tiempo que morir desea
por ver si tanto mal s'acabaría,

    a tu merced suplica que'sta lea
porque no es para durar más parte  5
sin que de algún alivio se provea.

    Y pues verás que en mi'scrivir no ay arte
sino dolor, comiença de dolerte
de quien a su pesar ha d'enojarte.

    Triste de mí, pues no püedo verte,  10
mi remedio ha de ser importuno,
quel remedio también ha de ser fuerte.

    Mis males escrivirte de uno en uno,
ni puedo yo ni quiero aunque pudiese,
porque aun callando sé que te importuno.  15

    Yo sé muy bien que si alguno dixese
cuál quedo aquí, que tú l'escucharías
puesto que más perdido o loco fuese,

    y a mí, que digo las congoxas mías,
no sé por qué no quieres escucharme  20
y te plaze acabar mis cortos días.

    Si piensas que ha de ser honra matarme,
yo moriré, señora, si lo mandas,
pero tú no querrás por no mandarme.

    Querría saber cierto tras qué andas,  25
porque siga mi voluntad la tuya,
pues sigue cuanto mandas y desmandas.

    No plega Dios que mi querer rehúya
cosa con que tú quedes satisfecha,
antes mi cuerpo y alma se destruya.  30

    Pero, señora, lo que me despecha
es que no sé con qué serás servida,
y así el seso no sabe por dónde echa.

    Mi voluntad está como perdida;
perdella es gran dolor siendo tan buena,  35
cayendo havrá de dar muy gran caída;

    no tiene adonde asir sino en su pena;
esto no durará, ques ley tan dura
que toda ley de hombre la condena.

    ¡O quién pintar pudiese la tristura  40
con que te scrivio agora estos ringlones
por testigos de tanta desventura!

    Si bastan para esto mis razones,
bien podré yo bastar para moverte,
aunque tengas dozientos coraçones;  45

    mas nunca yo podré hazer saberte
mi gran dolor, ni quiero procurallo:
basta tener poder para quererte.

    Basta dezir que muero porque callo
y callaré si el mal me lo consiente,  50
mas tampoco podré según me hallo.

    Dado es quexar a quien está doliente;
todos le dan para gritar licençia,
y él solo de dar bozes s'arrepiente.

    Destarte yo, quebrando mi paciencia,  55
todos dizen que grite, que bien hago,
y sólo a mí m'acusa la conciencia;

    pues yo por ti tan cruda muerte trago,
consiénteme'l quexar por gran remedio;
pequeño es, mas yo me satisfago.  60

    Tan baxo estoy que desto me remedio;
mostróme la miseria contentarme
y querer dar en todo algún buen medio.

    De nuevo, començar quiero a quexarme,
buélvete agora a las querellas mías:  65
no para más, señora, de'scucharme.

    Mostrart'é brevemente los mis días;
mas cuando los verás, ¡o qué certeza
sonreírte y dezir: qué niñerías!

    ¿Niñerías, pues, son pasar tristeza,  70
que de un encuentro un hombre desbarata
y contra él mismo l'arma de crueza?

    ¿Y niñerías son do no se trata
sino de vida o d'alma o de la honra,
y do el saber su mismo dueño mata?  75

    ¿Y niñerías son do con deshonra
sufrimos tanto mal quel sufrimiento
que suele ser honrado nos deshonra?

    ¿Y niñerías son que un pensamiento
destruya tantos otros pensamientos  80
y sea el mayor daño estar contento?

    ¿Y niñerías son mil escarmientos,
y no quedar jamás escarmentados
antes buscar materia de tormentos?

    ¿Y niñerías son estos cuidados  85
que paso yo, biviendo no sé cómo?
Niñerías no son, mas son pecados.

    Confieso yo que tienen poco tomo
muchas vezes mis cuitas y dolores,
pero muy graves son según las tomo.  90

    Aquí verán los buenos amadores,
mientra de menos mi dolor se haze,
que deven ser más rezios mis amores;

    mas sea todo en fin como a ti plaze;
tenga, señora, el nombre que le dieres  95
este dolor, que el alma me deshaze;

    sea su nombre tal cual tú quisieres,
que su fuerça será matarme presto,
según las fuerças son con que me hieres.

    Pero yo stoy con coraçón dispuesto  100
a padescer sin culpa cruda pena,
sin quexar del agravio que ay en esto;

    terné tu sinrazón por razón buena,
seré con gran justicia condenado,
pues que tu sinjusticia me condena;  105

    tu sola voluntad hará culpado
mi coraçón que nunca pudo errarte,
si no es errar haverte tanto amado.

    Quiçá es error, señora, más amarte,
que, si de mí no quieres ser amada,  110
amarte no será sino cansarte;

    mas ¿qué hará mi alma si es forçada
por tu valer y gracias a quererte?
¿No será con su fuerça desculpada?

    Si mi querer, señora, es ofenderte,  115
y el querer nace del conoscimiento,
también te terné culpa en conocerte.

    ¡O'strecho paso de mi pensamiento,
que por tu culpa puede haver sospecha
de culpa en el amor que por ti siento!  120

    Mi alma ¿cuál irá tan satisfecha,
si en aquello do está todo su gusto,
su valer y su gloria más derecha,

    por ser tu coraçón contra mí injusto,
teme d'hazerte ofensa y desacato,  125
por do todo su bien torná en desgusto?

    Mas triste agora yo, ¿de qué me mato?
Si mi ser y vivir está en amarte,
¿por qué agora sobre'sto más debato?

    No plega a Dios que quiera yo enojarte,  130
ni te quiera un punto ser pesado,
mas mucho menos quiero desamarte.

    Yo t'he de amar como hasta'quí t'he amado,
porque'ste no es amor para acabarse;
acábase lo ques mal començado.  135

    Mis sentidos no saben levantarse
sino en sentir tus gracias y entendellas,
y andan siempre sobre'sto en mejorarse.

    Procuro de mirallas o de vellas,
y desto en mí me pago y me contento  140
las vezes que no alcanço a conocellas.

    Y aunque agora s'alivia mi tormento
con scrivir mis males toda vía,
no verte me destruye el pensamiento.

    Escrivo y pienso cómo te vería;  145
no quita el desear no ser posible;
antes s'enciende más la fantasía.

    No se refrena Amor con lo imposible;
ni la dificultad le da templança;
antes está con ella más terrible.  150

    ¡O crudo Amor!, ¿de quién tomas vengança,
en matarme, si nunca te hize afrentas?
Lo que é hecho es tener en ti sperança.

    Mas, en fin, ¿para qué son ya más cuentas?
Basta que'stoy sin verte y sin oírte  155
éstas, señora, son todas mis rentas.

    ¡Qué cosas pierdo agora de dezirte,
que si me vieses las entenderías,
y todas las destruyo en escrevirte!

    Yo sé muy bien que no te holgarías  160
por mucho mal que, triste, me quisieses,
cuando el estrago vieses de mis días.

    ¡O si de mí dolerte ya quisieses,
tanto, que yo pudiese conocello,
a fin que algún esfuerço me pusieses!  165

    mas no oso'sperar esto ni creello,
y aun de pensallo el alma se congoxa,
según lexos estoy de jamás vello.

    Lo que yo en esto veo es que m'afloxa
mi gran dolor, el cual al postrer punto  170
haze llegar el mal de mi congoxa.

    Triste, que lo peor siempre barrunto,
y lo ques o á de ser saber no puedo,
y en tanta confusión nada pregunto.

    La vida huyo y al morir he miedo,  175
y al cabo de rüin sé que no muero,
y en esto yo de mí quexoso quedo.

    ¡Si supieses las nuevas que ora espero!
No plega a Dios que yo te las escriva;
sea cuanto quisiere mi mal fiero.  180

    Ando por m'engañar para que viva,
y en los esfuerços míos verás cierto
mi fortuna cuál es y cuán esquiva.

    Cuantos remedios busco son de muerto;
tú'stás allá quiçá con quien te plaze;  185
yo'stoy tendido acá en este desierto;

    y aquí'stoy tal que no me satisfaze
sino saber que, cuanto acá tratamos,
brevemente se haze y se deshaze.

    ¡O tristes y cuitados los que amamos,  190
si nunca nos viniese al pensamiento
cómo todos en fin nos acabamos!

    Mira pues ya qué buen consuelo siento,
que m'aconsuela haver d'acabar esto;
es culpa, mas es culpa del tormento.  195

    Deseo que s'acabe, mas no presto,
y cuando s'acabase quedaría
en que no s'acabase muy más puesto.

    De noche pienso qué haré de día,
por pensar que seré para hazer algo,  200
y así pienso con qué pasar podría.

    Alguna vez de congoxado salgo
hazia por donde'stás, aunque'stás lexos,
y allí luego desmayo y nada valgo:

    allí doblan mis cuitas y mis quexos.  205
¡O crüel fuerça y general d'amor,
qué empieços son los tuyos y qué dexos!

    Al reposo común tengo temor:
el lugar donde duermo así me'spanta
que paso en sólo velle gran dolor.  210

    El oír buenas nuevas me quebranta,
mueve al dolor y enciende la herida
un poco bien en una pena tanta.

    Si sé que huelgas, mi alma'stá sentida,
y me lastimo y de verdad m'ensaño  215
de ver tan diferente nuestra vida;

    si dizen que'stás triste, siento daño;
por qué lo'stás, mil causas escudriño,
y en todas juraré que no m'engaño;

    cosas pienso de que luego me riño,  220
más que todo m'ocupan las nonadas:
en esto yo confieso que soy niño.

    Aunque si son mis penas contempladas,
muy más que hombre soy, pues así vivo
arrastrando a gran fuerça mis jornadas.  225

    Con todo, yo cuitado, ¿por qué scrivo?
Si escusado só, yo sello a la carta;
escrivio porque sepas que soy vivo

    y que será forçado que me parta
para verte; mas, no porque te vea,  230
basta lo que te devo tener harta.

    Pero ¿cómo es posible que'sto sea?,
¿cómo'stará sin verte'l coraçón,
que otra cosa más desta no desea?

    Mas ¿qué haré, que llevo tal pasión  235
que, aunque voy donde'stás, moriré presto,
según crecen los males que'n mí son?

    No me haze esa ida ningún gesto
para dexar el alma sosegada
ni que piense alcançar partido honesto.  240

    Y por ser más la lástima acabada,
si en el camino acaso me muriere,
será el morir a la postrer jornada.

    Esto será, mas sea lo que fuere,
que, 'n fin, yo partiré con confiança  245
de verte y bastarm'á cuando partiere
para todo el camino esta'sperança.




Epístola de don Diego de Mendoça a Boscán


ArribaAbajo    El no maravillarse hombre de nada
me parece, Boscán, ser una cosa
que basta a darnos vida descansada.

    Esta orden del cielo presurosa,
este tiempo que huye por momentos,  5
las estrellas y sol que no reposa,

   hombres ay que lo miran muy esentos,
y el miedo no les trae falsas visiones,
ni piensan en estraños movimientos.

    ¿Qué juzgas de la tierra y sus rincones,  10
del espacioso mar que así enriquece
los apartados indios con sus dones?

    ¿Qué dizes del que por subir padece
la ira del sobervio cortesano
y el desdén del privado cuando crece?  15

    ¿Qué del gallardo moço, que leviano
piensa entendello todo y aprender
lo que tú dexarías por temprano?

   ¿Cómo s'an de tomar, cómo entender
las cosas altas y a las que son menos?  20
¿Qué gesto les devríamos hazer?

    Esta tierra nos trata como agenos,
la otra nos esconde sus secretos:
¿para cuál piensas tú que somos buenos?

    El que teme y desea están sugetos  25
a una misma mudança, a un sentimiento:
d'entrambos son los actos imperfetos.

    Entrambos sienten un remordimiento,
maravíllanse entrambos de que quiera,
a entrambos turba un miedo el pensamiento.  30

    Si se duele, si huelga, o si'spera,
si teme, todo es uno, pues están
a esperar mal, o bien d'una manera.

    En cualquier novedad que se verán,
sea menos o más que su'sperança,  35
con el ánimo clavados estarán.

    El cuerpo, ojos, sin hazer mudança,
con las manos adelante, por tomar
o escusar lo que o duele o no s'alcança.

    El sabio se podría loco llamar  40
y el justo injusto el día que forçase
pasar a la virtud de su lugar.

    Dime, ¿cuál sería el hombre que alcançase
a ver su incomparable fortaleza,
si más de lo que basta la buscase?  45

    Admírate, Boscán, de la riqueza,
del rubio bronze, de la blanca piedra,
entallados con fuerça y sotileza.

    Maravíllate d'esa verde yedra
que tu frente con tanta razón ciñe,  50
con cuanto de la mía ora s'arriedra;

    del rosado color que'n Asia tiñe
la blanda seda y lana delicada
del contrario d'aquel que la destiñe;

    la verde joya que's d'amor vedada,  55
porque'n el fin sagrado rompe luego
la transparente perla bien tallada,

    y la que'n color vence el roxo fuego,
el duro diamante que al sol claro
turba su luz y al hombre torna ciego.  60

    Aquella hermosura que tan caro
te cuesta, y que holgavas tanto en vella,
contra cuya herida no ay reparo,

    admiróte otro tiempo ver cuán bella,
cuán sabia es, cuán gentil y cuán cortés,  65
y aun quiçá agora más te admiras della.

    Y tu lengua que debaxo de los pies
trae'l sujeto, y nos lo va mostrando
como tú quieres, y no como ello es,

    admírente mil hombres que'scuchando  70
tu canto'stán, y el pueblo que te mira
siempre mayores cosas esperando.

    Con la primera noche te retira,
y con la luz dudosa te levanta
a escrivir lo que al mundo tanto admira.  75

    ¿Cuál es aquel cativo que se'spanta,
que'l año fértil hincha los graneros,
al que fortuna y no razón levanta?

    ¿Por qué quieren que hagan los dineros,
que yo me admire dél y él no de mí,  80
pues ni él ni yo los ovimos d'herederos?

    Lo que la tierra esconde dentro en sí,
la edad y el tiempo lo an de descubrir,
y encubrir lo que buela por aí.

    En fin, señor Boscán, pues emos d'ir  85
los unos y los otros un camino,
trabaje el que pudiere de bivir.

    Si en la cabeça algún dolor te vino
agudo, o en el cuerpo que t'ofenda,
procura huir dél y ten buen tino.  90

    Si te puede sacar d'esta contienda
la virtud, como viene sola y pura,
al resto del deleite ten la rienda.

    Por los desiertos montes va segura,
ni teme las saetas venenosas,  95
ni el fuego que no para en armadura;

    no entrar en las batallas peligrosas,
no la cruda, importuna y larga guerra,
ni el bravo mar con ondas furïosas;

    no la ira del cielo, que a la tierra  100
haze tremer, con terrible sonido,
cuando el rayo rompiéndola s'entierra.

    El hombre bueno y justo no es movido
por ninguna destreza d'exercicios,
por oro ni metal bien esculpido;  105

    no por las pesadumbres d'edeficios,
adonde la grandeza vence al arte
y es natura sacada de sus quicios;

    no por el que procura vana parte
y con el ojo governar el mundo,  110
forçando la fortuna, aunque s'aparte;

    no por la eterna pena del profundo,
no por la vida larga o presta muerte,
no por ser uno solo y sin segundo.

    Siempre bive contento con su suerte,  115
buena o mediana, como él se la haze,
y nunca estará más ni menos fuerte.

    Cualquiera tiempo que llega, aquél le plaze,
cuando no puede huir la triste vez
y búrlase d'aquél a quien desplaze.  120

    Todo se mira, de sí mismo es juez,
reposando en su vida está y seguro,
uno en la juventud y en la vejez.

    Es por de dentro y por de fuera puro,
piensa en sí lo que dize y lo que á hecho,  125
duro en creer y en esperar más duro.

    En cualquier medio bive satisfecho,
procura de ordenar (en cuanto puede),
que en todo la razón vença al provecho.

    Esto no sigue tanto que'l no quede  130
dulce en humano trato y conversable,
ni de entender al mundo que le hiede.

    Pónese en el estado razonable,
nunca espera, ni teme, ni se cura
de la que le parece que's mudable.  135

    Jamás de todo en todo s'asigura,
ni se da tanto a la seguridad
que, por seguilla, olvide la blandura.

    Dexa a vezes vencer la voluntad,
mezclando de lo dulce con lo amargo,  140
y el deleite con la severidad.

    De lo menos que'l puede s'haze cargo,
daña a ninguno y a todos aprovecha,
no haze por que deva dar descargo.

    Éste va por la vía más derecha,  145
de todo lo que viene haze bueno,
de nada s'ensandece o se despecha.

    Si la mano metiese hombre en su seno,
y uviese de llorar lo que no viene,
ni pararía en lo suyo ni en lo ageno.  150

    El gran rey de Marruecos dizen que tiene
gran número de gentes y ganados,
pero nunca el dinero que conviene.

    Algunos en la guerra son guardados
con las riquezas, y otros con varones,  155
y algunos con los montes encumbrados,

    otros con elegancias de razones;
mas el que lo tuviere todo junto,
será dichoso y libre de pasiones.

    ¡O quién pudiera verse en ese punto  160
cuanto al ánimo, aunque no cuanto al poder,
y tuviéseme'l mundo por defunto!

    ¡Comigo s'acabase allí mi ser,
y tan poca memoria de mí uviese,
como si nunca uviera de nacer!  165

    ¡La noche del olvido me cubriese
en esta medianeza comedida,
y el vano vulgo no me conociese!

    Entonces haría yo sabrosa vida,
libre de las mareas del govierno  170
y de la loca esperança desabrida.

    Ardería mi fuego en el invierno,
contino y claro, y el manjar sería
más rústico, pero más dulce y tierno.

    El vino antiguo nunca faltaría,  175
que los pies y la lengua me travase,
mezclado con el agua clara y fría.

    Y cuando el año se desinvernase,
vendría de pacer manso el ganado
a que la gruesa leche l'ordeñase;  180

    llevarle el día al espacioso prado
me plazería, y tornallo a la majada
donde fuese seguro y sosegado;

    otras vezes a mano rodeada,
esparzería tras de los tardos bueyes  185
el rubio trigo o la'spera cevada.

    A la noche'staría dando leyes,
al fuego, a los cansados labradores,
que vençiesen las de los grandes reyes;

    oiría sus qüestiones en amores,  190
y gustaría sus nuevas eloqüencias,
y sus desabrimientos y favores;

    sus cuentos, sus donaires, sus sentencias,
sus enojos, sus fieros y su motín,
sus celos, sus cuidosas diferencias.  195

    Vendrías tú y Jerónimo Agustín,
partes del alma mía, a descansar
de vuestros pensamientos y de su fin,

    cansados ya de la vida del lugar,
llenos de turbulencia y de pasión,  200
uno de pleitos, el otro de juzgar;

    vendría toda la bondad de coraçón,
toda la vida sabrosa con Durall,
traeríades con vos a Monleón.

    Allí se reiría del bien y del mal,  205
y cada uno hablaría a su guisa,
y escuchara el que no tiene caudal.

    De contar mal no se pagaría sisa,
y podría ser venir otro Cetina
que la pacencia nos tornase'n risa.  210

    ¡O si -lo que mi alma no adevina-
la que aora me persigue y de mí huye,
y en quererme dañar es tan contina,

    con aquella pasión que me destruye
tornada en compasión, y su cruel ira  215
en mansedumbre, que de ella más rehúye,

    se hallase presente! ¡O tú, Marfira,
pues mi coraçón, vengas o no vengas,
siempre á de sospirar como sospira,

    ruégate'ste cativo que no tengas  220
tan duro ánimo en pecho tan hermoso,
ni tu inmortal presencia nos detengas!

    ¡Por ti me plaze'ste lugar sabroso,
por ti el olvido dulce con concierto,
por ti querría la vida y el reposo;  225

    por ti la ardiente arena en el desierto,
por ti la nieve elada en la montaña,
por ti me plaze todo desconcierto!

    ¡Mira el sabroso olor de la campaña,
que dan las flores nuevas y süaves,  230
cubriendo el suelo de color estraña;

    oye los dulces cantos que las aves
en la verde arboleda'stán haziendo,
con bozes aora agudas, aora graves;

   mira las limpias aguas que reyendo  235
corren por los arroyos y estorvadas,
por las pintadas guijas van huyendo;

    las sombras que al sol quitan sus entradas,
con los verdes y entretexidos ramos,
y las fruitas que dellos son colgadas!  240

    Paréceme, Marfira, que ya estamos
en todo, y que no finge mi deseo
lo que querría, sino lo que pasamos.

    Tú la verás, Boscán, y yo la veo
(que los que aman vemos más temprano):  245
hela en cabello negro y blanco arreo.

    Ella te cogerá con blanda mano
las roxas uvas y la fruta cana,
dulces y frescos dones del verano.

    Mira qué diligente y con qué gana  250
viene al nuevo servicio, qué pomposa
está con el trabajo y cuán ufana.

    En blanca leche colorada rosa,
nunca para su amiga, vi al pastor
mezclar, que pareciese tan hermosa.  255

    El verde arrayhán tuerce en derredor
de tu sagrada frente, con las flores
mezclando oro inmortal a la lavor.

    Por cima van y vienen los amores,
con las alas en vino remojadas,  260
suenan en el carcax los pasadores.

    Remede quien quisiere las pisadas,
de los grandes que'l mundo governaron,
cuyas obras quiçá están olvidadas;

    desvélese en lo que ellos no alcançaron,  265
duerma descolorido sobre'l oro,
que no le quedará más que llevaron.

    Yo, Boscán, no procuro otro tesoro
sino poder vivir medianamente,
ni escondo otra riqueza ni otra adoro.  270

    Si aquí hallas algún inconveniente,
como hombre diestro, y no como yo soy,
me desengaña dello en continente,
y si no, ven comigo a donde voy.




Respuesta de Boscán a don Diego de Mendoça


ArribaAbajo    Holgué, señor, con vuestra carta tanto,
que levanté mi pensamiento luego
para tornar a mi olvidado canto.

    Y así, aunque'stava a scuras como ciego,
sin saber atinar por dónde iría,  5
cobré tino en la luz de vuestro fuego.

    La noche se me hizo claro día,
y al recordar mi soñoliento'stilo,
vuestra musa valió luego a la mía.

    Vuestra mano añudó mi roto hilo,  10
y a mi alma regó vuestra corriente
con más fertilidad que riega el Nilo.

    Por do, si mi'scrivir ora no siente
fértil vena, será la causa d'esto
ser mi ingenio incapaz naturalmente.  15

    Pero viniendo a nuestro prosupuesto,
digo también que el no maravillarse
es propio de jüizio bien compuesto.

    Quien sabe y quiere a la virtud llegarse,
pues las cosas verá desde lo alto,  20
nunca terná de qué pueda alterarse.

    Todo lo alcançará sin dar gran salto:
sin moverse, andará por las estrellas,
seguro d'alboroço y sobresalto;

    las cosas naturales verá bellas,  25
y bien dirá entre sí que son hermosas,
pero no parará por eso en ellas;

    subirs'á al movedor de todas cosas,
y allí contemplará grandes secretos
hasta en las florezillas y en las rosas;  30

    allí verá con causas los efetos,
y viendo los principios, y su fuente,
no avrá maravillar en sus concetos.

    Verá el correr del sol resplandeçiente,
y la velocidad incomparable  35
con que va, de levante hasta poniente.

    Verá la luna y su mover mudable,
acá y allá mostrando desatinos,
tanto, que a los antigos fue admirable.

    Verá mil otros cursos y caminos,  40
según que por acá nuevas tenemos
de los siete planetas por los sinos.

    Verá, en fin, más que todo cuanto vemos,
y en maravillas no maravillado
estará, sin sentir jamás estremos.  45

    Como digo, en lo alto irá encumbrado,
y viendo desde allí nuestras baxezas,
llorará y reirá de nuestro'stado.

    Nuestras fuerças dirá que son flaquezas,
terná nuestros deleites por fatigas  50
y nuestras abundancias por pobrezas.

    Los hombres antojársel'an hormigas;
los robles, pensará que son retamas,
y a todo podrá hazer dozientas higas.

    Qué graçia para él serán las damas,  55
qué burla terná en ver las diligencias
que tienen en soplar ardientes llamas.

    Terná el saber nacido de'speriencias,
y sobre la mundana sinrazón
falso'stará y dará grandes sentencias.  60

    Dezí: si veis bailar no oyendo el son
de los que bailan, ¿no'staréis burlando
y no os parecerá que locos son?

    Así el sabio que bive descansando,
sin nunca oír el son de las pasiones,  65
que nos hazen andar como bailando,

    sabrá burlar de nuestras turbaciones,
y reírs'á d'aquellos movimientos
que verá hazer a nuestros coraçones.

    Así que dados estos fundamentos,  70
que entiende el sabio de raíz las cosas,
y que desprecia nuestros pensamientos,

    las cosas para otros espantosas,
de nuevas o de grandes, no podrán
ser jamás para él maravillosas.  75

    Cuidados a este tal no le darán
ni su propio dolor ni el bien ajeno,
ambos por una cuenta pasarán.

    Dichoso aquel que d'esto'stará lleno,
biviendo entre las penas sosegado,  80
y en mitad de los vicios siendo bueno.

    ¡O gran saber del hombre reposado!,
¡cuánto más vales, aunque'stés durmiendo,
que'l del otro, aunque'sté más desvelado!

    Pero es, en fin, en esto lo que entiendo,  85
que holgamos d'hablar bien cuando hablamos
magníficas sentencias componiendo.

    Pero cuando a las obras nos llegamos,
rehuimos mi fe de la carrera
y con sólo el hablar nos contentamos.  90

    Díxome no sé quién, una vez, que era
plazer hablar de Dios y obrar del mundo:
ésta es la ley de nuestra ruin manera.

    Pero, señor, si a la virtud que fundo
llegar bien no podemos, a lo menos  95
escusemos del mal lo más profundo.

    En tierra, do los vicios van tan llenos,
aquellos hombres que no son peores,
aquellos pasarán luego por buenos.

    Yo no ando ya siguiendo a los mejores,  100
bástame alguna vez dar fruto alguno:
en lo demás conténtome de flores.

    No quiero en la virtud ser importuno,
ni pretiendo rigor en mis costumbres,
con el glotón no pienso'star ayuno.  105

    La tierra'stá con llanos y con cumbres,
lo tolerable al tiempo acomodemos,
y a su sazón hagámonos dos lumbres.

    No curemos de andar tras los estremos,
pues dellos huye la philosophía  110
de los buenos autores que leemos.

    Si en Xenócrates vemos dura vía,
sigamos a Platón, su gran maestro,
y templemos con él la fantasía.

    Conviene en este mundo andar muy diestro,  115
templando con el miedo el esperança
y alargando con tiento el paso nuestro.

    Ande firme y derecha la templança,
como hombre que pasea por maroma,
que no cae porque no s'abalança.  120

    El que buen modo en sí y buen temple toma,
con pasos irá siempre descansados,
aunque vaya de Cáliz hasta Roma.

    El estado mejor de los estados
es alcançar la buena medianía,  125
con la cual se remedian los cuidados.

    Y así yo, por seguir aquesta vía,
éme casado con una muger
que's principio y fin del alma mía.

    Ésta m'á dado luego un nuevo ser,  130
con tal feliçidad, que me sostiene
llena la voluntad y el entender.

    Ésta me haze ver que'lla conviene
a mí y las otras no me convenían;
a ésta yo tengo y ella me tiene.  135

    En mí las otras ivan y venían,
y a poder de mudanças a montones
de mi puro dolor se mantenían.

    Eran ya para mí sus gualardones,
como thesoros por encantamientos,  140
que luego se bolvían en carbones.

    Agora son los bienes que en mí siento,
firmes, maciços, con verdad fundados,
y sabrosos en todo el sentimiento.

    Solían mis plazeres dar cuidados,  145
y al tiempo que venían a gustarse
ya llegavan a mí casi dañados.

    Agora el bien es bien para gozarse,
y el plazer es lo que es, que siempre plaze,
y el mal ya con el bien no á de juntarse.  150

    Al satisfecho todo satisfaze,
y así también a mí por lo que é hecho
cuanto quiero y deseo se me haze.

    El campo que'ra de batalla el lecho,
ya es lecho para mí de paz durable;  155
dos almas ay conformes en un pecho.

    La mesa en otro tiempo abominable,
y el triste pan que'n ella yo comía,
y el vino que bevía lamentable,

    infestándome siempre alguna harpía  160
que, en mitad del deleite, mi vianda
con amargos potajes embolvía,

   agora el casto amor acude y manda
que todo se me haga muy sabroso,
andando siempre todo como anda.  165

    De manera, señor, que aquel reposo
que nunca alcancé yo, por mi ventura,
con mi philosophar triste y pensoso,

    una sola muger me l'asegura,
y en perfecta sazón me da en las manos  170
vitoria general de mi tristura.

    Y aquellos pensamientos míos tan vanos
ella los va borrando con el dedo,
y escrive en lugar dellos otros sanos.

    Así que yo ni quiero ya ni puedo  175
tratar sino de vida descansada,
sin colgar de'sperança ni de miedo.

    Ya estoy pensando, 'stando en mi posada,
cómo podré con mi muger holgarme,
teniéndola en la cama o levantada.  180

    Pienso también en cómo é de vengarme
de la pasada vida con la de ora,
en cómo é de saber della burlarme.

    Otras vezes también, pienso algún'ora,
las cosas de mi hazienda sin codicia,  185
aunque'sta comúnmente es la señora.

    Bien puede el labrador sin avaricia
multiplicar cada año sus graneros,
guardando la igualdad de la justicia.

    No curo yo de hazer cavar mineros,  190
de venas de metal ni otras riquezas,
para alcançar gran suma de dineros.

    Sólo quiero escusar tristes pobrezas,
por no sufrir sobervias d'hombres vanos,
ni de ricos estrechos, estrechezas.  195

    Quiero tener dineros en mis manos,
tener para tener contenta vida
con los hidalgos y con los villanos.

    Quienquiera se desmande y se desmida,
buscando el oro puro y reluziente,  200
y la concha del mar Indo venida.

    Quienquiera esté cuidoso y diligente,
haziendo granjear grandes jugadas
de tierra, do aproveche la semiente.

    Si con esto se embuelven las lançadas,  205
las muertes entre hermanos y parientes,
y de reyes las guerras guerreadas,

    ¡huyan de mí los tales acidentes,
huyan de mí riquezas poderosas,
si son causa de mil males presentes!  210

    Déxenme'star contento, entre mis cosas,
comiendo en compañía mansamente
comidas que no sean sospechosas.

    Comigo y mi muger sabrosamente
esté, y alguna vez me pida celos,  215
con tal que me los pida blandamente.

    Comamos y bevamos sin recelos,
la mesa de muchachos rodeada,
muchachos que nos hagan ser agüelos.

    Pasaremos así nuestra jornada  220
agora en la ciudad ora en la'ldea,
porque la vida esté más descansada.

    Cuando pesada la ciudad nos sea,
iremos al lugar con la compaña,
adonde el importuno no nos vea.  225

    Allí se bivirá con menos maña,
y no avrá el hombre tanto de guardarse
del malo o del grosero que os engaña.

    Allí podrá mejor philosopharse,
con los bueyes y cabras y ovejas,  230
que con los que del vulgo an de tratarse.

    Allí no serán malas las consejas
que contarán los simples labradores,
viniendo d'arrastrar las duras rejas.

    ¿Será, pues, malo allí tratar d'amores,  235
viendo que Apolo, con su gentileza,
anduvo namorado entre pastores?

    ¿Y Venus no se vio en grande'strecheza
por Adonis, vagando entre los prados,
según l'antigüidad así lo reza?  240

    ¿Y Bacho no sentió fuertes cuidados
por la cuitada que quedó dormiendo
en mitad de los montes despoblados?

    Las nimphas, por las aguas pareciendo,
y entre las arboledas las driadas  245
se veen, con los phaunos, rebulliendo.

    Nosotros seguiremos sus pisadas,
digo yo y mi muger nos andaremos,
tratando allí las cosas namoradas.

    A do corra algún río nos iremos,  250
y a la sombra d'alguna verde haya,
a do'stemos mejor, nos sentaremos.

    Tenderm'á allí la halda de su saya,
y en regalos d'amor avrá porfía
cuál de'ntrambos hará más alta raya.  255

    El río correrá por do es su vía,
nosotros correremos por la nuestra,
sin pensar en la noche ni en el día.

    El ruiseñor nos cantará a la diestra,
y verná sin el cuervo la paloma,  260
haziendo en su venida alegre muestra.

    No ternemos embidia al que'stá en Roma,
ni a los tesoros de los asïanos,
ni a cuanto por acá del India asoma.

    Ternemos nuestros libros en las manos,  265
y non se cansarán d'andar contando
los hechos celestiales y mundanos.

    Virgilio a Eneas estará cantando,
y Homero el coraçón d'Achiles fiero,
y el navegar d'Ulises rodeando.  270

    Propercio verná allí por compañero,
el cual dirá con dulces harmonías
del arte que a su Cinthia amo primero.

    Catulo acudirá por otras vías,
y llorando de Lesbia los amores,  275
sus trampas llorará y chocarrerías.

    Esto m'advertirá de mis dolores,
pero bolviendo a mi plazer presente,
terné mis escarmientos por mejores.

    Ganancia sacaré del acidente  280
que otro tiempo mi sentir turbava,
traiéndome perdido entre la gente.

    ¿Qué haré d'acordarme cual estava
viéndome cual estoy, que estoy seguro
de nunca más pasar lo que pasava?  285

    En mi fuerte'staré dentro en mi muro,
sin locura d'amor ni fantasía
que me pueda vencer con su conjuro.

    Como digo'staré en mi compañía,
en todo me hará el camino llano,  290
su alegría mezclando con la mía.

    Su mano me dará dentro en mi mano,
y acudirán deleites y blanduras,
d'un sano coraçón en otro sano.

   Los ojos holgarán con las verduras  295
de los montes y prados que veremos,
y con las sombras de las espesuras.

    El correr de las aguas oiremos,
y su blando venir por las montañas,
que a su paso vernán donde'staremos.  300

    El aire moverá las verdes cañas,
y bolverán entonces los ganados
balando por llegar a sus cabañas.

    En esto ya que'l sol por los collados
sus largas sombras andará encumbrando,  305
embiando reposo a los cansados,

    nosotros nos iremos paseando
hazia'l lugar do'stá nuestra morada,
en cosas que veremos platicando.

    La compaña saldrá regozijada  310
a tomarnos entonces con gran fiesta,
diziendo a mi muger si'stá cansada.

    Veremos al entrar la mesa puesta
y todo con concierto aparejado,
como es uso de cosa bien compuesta.  315

    Después que un poco avremos reposado
sin ver bullir ni andar, yendo y viniendo,
y a cenar nos avremos asentado,

    nuestros moços vernán allí, trayendo
vïandas naturales y gustosas,  320
que nuestro gusto'stén todo moviendo.

    Frutas pornán maduras y sabrosas,
por nosotros las más dellas cogidas,
embueltas en mil flores olorosas.

    Las natas, por los platos estendidas,  325
acudirán, y el blanco requesón,
y otras cosas que dan cabras paridas.

    Después de esto, verná el tierno lechón,
y del gordo conejo el gaçapito,
y aquellos pollos que de pasto son.  330

    Verná también allí el nuevo cabrito,
que a su madre jamás avrá seguido
por el campo, de tierno y de chiquito.

   Después que todo'sto aya venido,
y que nosotros descansadamente  335
en nuestra cena ayamos bien comido,

    pasaremos la noche dulcemente,
hasta venir al tiempo que la gana
del dormir toma al hombre comúnmente.

    Lo que de'ste tiempo a la mañana  340
pasare, pase agora sin contarse,
pues no cura mi pluma de ser vana.

    Basta saber que dos que tanto amarse
pudieron, no podrán hallar momento
en que puedan dexar siempre d'holgarse.  345

    Pero tornando a proseguir el cuento,
nuestro bivir será de vida entera,
biviendo en el aldea como cuento.

    Tras esto ya que'l coraçón se quiera
desenfadar con variar la vida,  350
tomando nuevo gusto en su manera,

    a la ciudad será nuestra partida,
a donde todo nos será plaziente
con el nuevo plazer de la venida.

    Holgaremos entonce con la gente,  355
y con la novedad d'aver llegado,
trataremos con todos blandamente.

    Y el cumplimiento, que's siempre pesado,
a lo menos aquel que, de ser vano,
no es menos enojoso que'scusado,  360

    alaballe estará muy en la mano,
y dezir que por solo el cumplimiento,
se conserva en el mundo el trato umano.

    Nuestro bivir así'stará contento,
y alcançaremos mil ratos gozosos,  365
en recompensa d'un desabrimiento.

    Y aunque a vezes no falten enojos,
todavía entre nuestros conocidos,
los dulçes serán más y los sabrosos.

    Pues ya con los amigos más queridos,  370
que será el alboroço y el plazer,
y el bollicio de ser recién venidos

    que será el nunca hartarnos de nos ver,
y el buscarnos cada ora y cada punto,
y el pesar del buscarse sin se ver.  375

   Mosén Durall allí estará muy junto,
haziendo con su trato y su nobleza
sobre nuestro plazer el contrapunto.

    Y con su buen burlar y su llaneza,
no sufrirá un momento tan rüin,  380
que en nuestro gran plazer mescle tristeza.

    No faltará Jerónimo Agustín,
con su saber sabroso y agradable,
no menos que'n romance en el latín,

    el cual, con gravedad mansa y tratable,  385
contando cosas bien, por él notadas,
nuestro buen conversar hará durable;

    las burlas andarán por él mezcladas
con las veras, así con tal razón,
que unas, d'otras, serán bien ayudadas.  390

    En esto acudirá el buen Monlleón,
con quien todos holgar mucho solemos,
y nosotros y cuantos con él son;

    él nos dirá y nosotros gustaremos;
él reirá y hará que nos riamos,  395
y en esto enfadars'á de cuanto haremos.

   Otras cosas avrá que las callamos,
porque tam buenas son para hazerse
que pierden el valor si las hablamos.

    Pero tiempo es, en fin, de recojerse,  400
porque aya más para otro mensajero:
que si mi cuenta no ha de deshazerse,
no será, yo os prometo, 'ste'l postrero.




Octava rima


ArribaAbajo    En el lumbroso y fértil Orïente,
adonde más el cielo'stá templado,
vive una sosegada y dulce gente,
la cual en solo amar pone'l cuidado.
Esta jamás padece otro acidente,  5
sino es aquel que amores an causado.
Aquí governa, y siempre governó,
aquella reina que'n la mar nació.

    Aquí su cetro y su corona tiene,
y desd'aquí sus dádivas reparte;  10
aquí su ley y su poder mantiene
mucho mejor que'n otra cualquier parte;
aquí si querelloso alguno viene,
sin quexa y sin pesar luego se parte;
aquí se gozan todos en sus llamas,  15
presentes las figuras de sus damas.

    Amor es todo cuanto aquí se trata;
es la sazón del tiempo enamorada;
todo muere d'amor o d'amor mata;
sin amor no veréis ni una pisada;  20
d'amores se negocia y se barata;
toda la tierra en esto es ocupada;
si veis bullir d'un árbol una hoja,
diréis que amor aquello se os antoja.

    Amor los edificios representan,  25
y aun las piedras aquí diréis que aman;
las fuentes así blandas se presentan,
que pensaréis que lágrimas derraman;
los ríos al correr d'amor os tientan,
y amor es lo que suenan y reclaman;  30
tan sabrosos aquí soplan los vientos
que os mueven amorosos pensamientos.

    Sobre una fresca y verde y grande vega
la casa desta reina está asentada:
un río alderredor toda la riega,  35
dárboles la ribera está sembrada,
la sombra de los cuales al sol niega,
en el solsticio, la caliente entrada;
los árboles están llenos de flores,
por do cantando van los ruiseñores.  40

    Otros arroyos mil andan corriendo,
acá y allá sus bueltas rodeando,
diversos labirinthos componiendo,
los unos por los otros travesando;
las flores, de los árboles cayendo,  45
las dulces aguas andan meneando,
y cada flor que déstas allí cae,
parece que al caer amor la trae.

    Aquí veréis mil choças naturales,
de diferentes árbores compuestas,  50
con los asientos dentro de christales,
cerca las unas de las otras puestas;
en éstas, los que son d'amor iguales,
andan en sus demandas y respuestas,
y confieren aquí sus pensamientos,  55
sus plazeres y sus contentamientos.

    El dios d'Amor, armado con sus flechas,
sobervio, por aquí todo lo hiere;
trae mil muertes hechas y derechas
para tirar a todos los que quiere;  60
dos fraguas tiene en dos contrarios hechas,
por las cuales el mundo bive y muere;
en la una se labran los amores,
los odios en la otra, y desamores.

    Un'alta torre, puesta en tierra llana,  65
tiene este Niño en medio desta tierra;
súbese aquí la tarde y la mañana
para hazer con sus saetas guerra.
Al que hiere una vez, nunca le sana;
no viendo lo que haze, jamás yerra.  70
Al principio, no duelen sus heridas,
mas después, ¡guay de las cuitadas vidas!

    Desde lo alto, las cuatro partes mira
de nuestro mundo, y todo en un instante;
su ceguedad, entonces, es mentira:  75
pasa su ver mil tierras adelante.
Sus flechas atraviesan, cuando tira,
la Thile, o el Ganges, Taprobane, Atlante.
Por los desiertos caen mil llagados,
mas caen muchos más por los poblados.  80

    Después que de tirar está cansado
deciende desta torre el gran Cupido,
d'otros mil cupiditos rodeado,
que llevan dél cad'año su partido.
Éstos también d'amores dan cuidado  85
y saben dar la llaga en el sentido.
Dan llagas, pero dan llagas vulgares,
con vulgares plazeres y pesares.

    Traen también sus arcos y saetas,
mas tráenlas sin hierros, desarmadas,  90
y así son sus heridas imperfetas,
hechas en gentes baxas y cuitadas.
Déstos salen concordias indiscretas,
no pensadas jamás ni concertadas;
no concluyen en camas ni en estrados,  95
sino en rincones suzios, desastrados.

    En un lugar postrero desta tierra,
ay otra casa en una gran hondura,
cubierta casi toda d'una sierra,
cerrada al derredor d'alta espesura;  100
aquí jamás el sol claro s'encierra,
todo es tiniebla y todo es noche'scura.
El triste morador, que mora dentro,
es de dolor y de tristeza el centro.

    No ay cosa en ella para descansaros,  105
ni suelo apenas en que reposéis;
no veréis cama do podáis echaros,
ni silla ni otro asiento en que os sentéis.
Mil vezes estaréis para ahorcaros,
y aún no os consentirán que os ahorquéis;  110
no ay muerte allí sino para temella,
o, por mejor hablar, para querella.

    Está su dueño siempre reçongando,
lo que dize jamás os lo declara;
acá y allá se anda paseando  115
con nuevas doloridas en su cara.
Si porfiáis con él, estaos matando,
házeos la luz escura de muy clara;
y aún las vezes que acierta a star contento,
siempre os dexa con un remordimiento.  120

    No se come ni beve en esta casa,
porque tienen de yervas gran sospecha;
el fuego que ay es una sola brasa,
tan muerta, que'stá ya ceniza hecha;
mas, si se'nciende alguna vez, abrasa  125
el monte y la morada, y flamas echa,
flamas que llegan hasta a los vezinos
a dalles sobresaltos muy continos.

    Su dueño y morador es conocido,
tanto, que'stoy por no dezir su nombre;  130
Celos se llama, y dizen ques nacido,
como nosotros, de muger y hombre.
Sobre ser temeroso, es tan temido
que desto solo alcança su renombre;
de seso'stán sus ojos tan agenos,  135
que siempre es lo que vee más o menos.

    D'aquí los truenos salen y los rayos,
que'n sana paz nos hieren y nos matan;
házense aquí los ásperos desmayos,
que'n medio del plazer nos desbaratan;  140
de dolores aquí son los ensayos
que nos trastornan, atan y desatan;
aquí se mudan todas las blanduras
en otros tantos males y tristuras.

    La gran reina d'amor, con grandes gentes,  145
visita alguna vez esta morada;
trabaja en desterrar los acidentes
que vee salir de cárcel tan malvada;
mas no los puede echar, que son parientes,
y es esta casa dellos eredada:  150
de donde ella nació, nacieron ellos,
y así forçada es de sostenellos.

    Forçada los sostiene y los consiente,
mas trabaja, si puede, en corregillos,
y procura d'estar dellos ausente,  155
sin tratallos, ni vellos, ni oíllos;
y así en su tierra'stá, donde no siente
sino dulces plazeres, y en sentillos
se goza, se deleita y s'enternece,
y el mal, con este bien, desaparece.  160

    Estáse con su pueblo recogido,
amando y entendiendo lo que ama,
ardiendo blandamente en su sentido,
con un ardor d'una luziente llama;
sobre plazer su cuerpo está tendido,  165
tendida está sobre plazer su cama;
presentes tiene todos los amores
de los más ecelentes amadores.

    Recaen todos estos en su gloria,
viendo que son los suyos los mejores,  170
y es suya, en fin, la onra y la vitoria
de todos los amantes vencedores.
Sus thesoros están en su memoria,
lo poseído y los poseedores,
y anda siempre creciendo su caudal,  175
porque crece con bien, y más con mal.

    D'uno en uno los tiene conocidos,
en cantidad y en calidad contados;
sus dolores escritos y sabidos,
y sus consuelos vistos y mirados.  180
Los espirtus de todos y sentidos,
del fuego están d'amor purificados;
tan conformes, que's hecho un sentimiento
el de todos y un mismo pensamiento.

    Con ellos trae cuenta cada día  185
esta señora, a todos descansando,
y así sale con grande compañía,
las mañanas, su pueblo visitando.
Inche su vista el aire d'alegría,
un tierno amor en todos derramando;  190
gentileza y virtud y gracia inspira,
con su dulce mirar, por donde mira.

    Los unos tañen blandos instrumentos,
y otros cantan cantares regalados;
los otros andan en sus pensamientos,  195
con un dulce silencio trasportados;
todos, en fin, sabrosos y contentos,
biven con sus cuidados descansados.
Las vegas por do van y las florestas
s'alboroçan aquí con estas fiestas.  200

    Unos veréis colgados de'sperança
y otros que'stán gozando de su gloria,
algunos ay cuyo plazer no alcança
sino bivir en sola la memoria;
trae, en fin, cada cual en esta dança  205
verdad o semejança de vitoria;
y todos en común andan gozando,
los amados y los que'stán amando.

    Viendo ella, pues, tan alta compañía,
tan conforme en su ser, y tan igual,  210
determinó de señalar un día
para un ayuntamiento general.
Y así, sin competencia ni porfía,
le hizo el aparejo universal,
y aparejaron todos sus arreos,  215
que fueron pensamientos y deseos.

    Mostrava ya su resplandor la estrella
que barre de la sombra nuestro suelo,
y al su venir, toda otra cosa bella
dexava su lugar allá en el cielo,  220
cuando Venus salió, y al salir della,
salió el Amor, y junto salió el Zelo,
el zelo que d'amor nace en las cosas,
y más en las que nacen más hermosas.

    Salió con sus cabellos esparzidos,  225
esta reina d'amor y d'hermosura,
su rostro blanco y blancos sus vestidos,
con gravedad mezclada con dulçura;
los ojos, entre bivos y caídos,
divino el ademán y la figura,  230
como aquella que Zeusis trasladó
de las cinco donzellas de Crotó.

    Después que'stuvo en medio de su gente,
a todos començó de rodeallos,
y con ojos de luz resplandeciente  235
estuvo, sobre sí, puesta en mirallos,
y a su hijo, que allí estava presente,
cargo le dio que uviese de ordenallos;
y así fueron por él luego ordenados,
según la calidad de sus cuidados.  240

    En estos que ella vio, vio los amores
muy blandos, muy conformes y asentados,
y dulces y sabrosos los dolores,
y los desasoçiegos sosegados;
y vio también que aquestos amadores  245
Amor les igualava sus estados,
y conoció que amando no medrava
ninguno déstos más de cuanto amava.

    Estos que digo aquí estavan presentes,
mostrando de sus almas los rincones;  250
de los otros también que eran ausentes,
pintadas aquí'stavan las pasiones,
y pintados, en fin, los acidentes
de todos los humanos coraçones,
de los que por amar su vida pasan  255
en cosas que no sé cómo las pasan.

    Era de ver el desconcierto déstos,
ora temiendo y ora amenazando,
en sus propios sentidos descompuestos,
amando, en un momento, y desamando,  260
osados sin razón, sin causa prestos,
tardíos al menor tiempo y dudando,
en cosas de nonada confiados,
y en las otras medrosos y cuitados.

    Víanse aquí, del todo descubiertos,  265
destos tristes amantes los sentidos,
con grande multitud de desconciertos,
y muchos sin razón acaecidos;
y víanse, también, otros conciertos,
desiguales los más y mal medidos;  270
los casos de fortuna andavan sueltos,
mezclados con contrarios y rebueltos.

   Uvo dolor de tanta desventura
esta reina de todos los amores,
y así, porque este mal tuviese cura,  275
por el mundo embió reformadores,
los cuales, con industria y con cordura,
moderasen en parte'stos errores
y ablandasen así los pensamientos,
que'n gusto se bolviesen los tormentos.  280

    Entre éstos escogió dos, los mejores,
cuio seso en amor era provado,
y dioles potestad d'embaxadores
para un negocio, entre otros señalado;
y porque fuesen desto sabidores,  285
dioles lugar y término aplazado,
adonde ella mejor los informase
de todo lo que allí determinase.

    Venido, pues, el día y lugar cierto,
en el cual informados ser devían,  290
fue d'ella el razonar con tal concierto
que aun las piedras del son s'enternecían,
y por la soledad d'aquel desierto,
las aguas los sus cursos detenían;
y fue la dulce boz quella movió,  295
hablando estas palabras que habló:

    «Vosotros sois de mí en tanto tenidos,
que así como los dos más principales,
acuerdo que seáis mis escogidos
para todos mis bienes y mis males.  300
Y así quiero que sean corregidos,
por vosotros, los echos desiguales
que contra mí se hazen, y mi hijo,
de la cual causa á mucho que maflijo.

    Andan por todo el mundo desafueros  305
en grande daño mío y desacato,
unos amores falsos, lisongeros,
echos y aun desechos muy barato,
otros prometimientos chocarreros,
con un civil y mintiroso trato,  310
un andar siempre por buscar salida
a la cosa que veis que fue fingida.

    Y lo que abiva más mi padecer
y me haze sentir más desplazeres
es pensar yo, que siendo yo muger,  315
lo más desto que digo es en mugeres;
sin saber cómo, empiezan a querer,
tiran después tras otros mil plazeres,
así que andar siguiendo sus pasiones
es como andar por tierra de ladrones.  320

    No se puede prestar sobre sus prendas
cosa ya que valer pueda dinero;
quebraros an entrambas a dos riendas
si en la mano no sois siempre ligero;
y harános quiçá por dos meriendas,  325
de muy familiar, muy estrangero;
hazen por vos lo que les demandáis
y búrlanse después si las miráis.

    Con unos, las veréis escrupulosas,
sueltas con otros y desenfadadas;  330
tienen punto y sobervia en baxas cosas,
y en las altas son tristes y cuitadas;
de miserables, se hazen desdeñosas,
desprecian por no verse despreciadas;
quieren ser graciosas y son frías,  335
y hazen, por ser damas, damerías.

    Algunas ay del todo endurecidas
contra'l poder que sobre'l mundo tengo,
en desechar mi ley envegecidas,
diziendo que ya yo ni voy ni vengo;  340
aquestas an de ser muy bien punidas,
por la mengua que dellas yo sostengo:
es una gente infiel ésta y perjura,
contra'l deleite y ley de la natura.

    Y si en amar alguna vez aciertan,  345
estas que saltan contra'l poder mío,
a cada paso el punto desconciertan,
el punto del amar que'n ellas crío.
Para querer, tan tibias se despiertan,
que aun el fuego d'amor hazen ser frío;  350
tienen cien mil errores y eregías
en los precetos de las leyes mías.

    Esta maldad perversa y tan estraña
anda por todo el mundo derramada:
en Thracia, en Macedonia, en Alemaña,  355
en Memphis y en la Libia despoblada;
pero de todas éstas, es España,
desta llaga mortal más infamada;
en ella reinan más estos errores,
los cuales pestilencias son d'amores.  360

    Ciudades ay allí d'autoridad,
que alcançan entre todas gran corona,
pero, entre estas ciudades, la ciudad
que más es de mi gusto es Barcelona;
yo puse en ésta toda mi verdad  365
y puse todo el ser de mi persona,
con todo aquel regalo y loçanía
que por thesoro está en mi fantasía.

    Lo primero le di el cielo templado,
con una eterna y blanda primavera;  370
dile el suelo, después, llano y cercado
de vegas y de mar con gran ribera;
y dile el edificio enamorado,
tal cual yo de mi mano l'hiziera;
el sol veréis que allí mejor parece,  375
y la luna también más resplandece.

    Y dile más: mugeres tan hermosas
que buelan por el mundo con sus famas;
dulces, blandas, discretas y graciosas;
no sé cómo nacidas para damas;  380
en amores onestas y sabrosas,
encienden, sin soplar, ardientes llamas;
cuanto hallan, apañan con los ojos,
y andan ricas después con los despojos.

    Esta ciudad de mí tanto querida,  385
después que con mis largos beneficios
entre todas s'halla ennoblecida,
acuerda de hazerme deservicios;
y así, perversa y mal agradecida,
inventa contra mí mil maleficios,  390
maleficios que dan malos enxemplos
contra los sacrificios de mis templos.

    Dos señoras allí son principales
en saber, en valer y en hermosura,
dispuestas para dar bienes y males,  395
deleites y dolor, gozo y tristura;
sobrepujan sus gracias, las mortales;
traslados proprios son de mi figura;
y si no fueran tanto d'un igual,
ambas murieran de quererse mal.  400

    Éstas pusiera yo en tan alto grado
que subieran a ser más que mugeres,
sino que así, sin más, an acordado
d'hazerse contra mí dos Luciferes:
quieren tener esento su cuidado,  405
y libres sus pesares y plazeres;
y, en fin, quieren bivir como bivieran,
si sin cuerpos acá solas nacieran.

    Si estas mugeres andan levantadas,
mi poder y mi ley menoscabando,  410
luego andarán dozientas asonadas
d'otras mil que querrán ser de su bando;
en mis tierras veréis fuerças alçadas,
pendones y vanderas levantando,
para seguir la boz destas señoras  415
que quieren de sobervias ser traidoras.

    Y si, por el contrario, quieren ellas
seguir la ley que'n ellas tengo escrita,
siguiendo el son de dos damas tan bellas,
luego andará tras mí gente infinita;  420
y forçado será que sólo en vellas
todo el mundo d'amores se derrita,
y anden alderredor locos mil hombres
por vellas y saber sólo sus nombres.

    Así que ver podéis cuanto va en esto,  425
en que estas damas sean corregidas,
y el corregir sabé que á de ser presto
primero que acaezcan más caídas.
En vosotros mi bien veis que está puesto,
y está puesta mi vida y vuestras vidas;  430
por eso aparejaos, mis amigos,
para amansar tan grandes enemigos.

    Y el amansar será con las razones
que más mansas y blandas os parezcan,
a fin que dos tan duros coraçones  435
con una blanda fuerça senternezcan.
Moveldes allá dentro sus pasiones,
con todos los deleites que se ofrezcan,
y daldes a entender cuán gran pecado
comete quien no ama siendo amado.  440

    Conviene para esto que os partáis,
y traspasando por diversas vías,
adonde están estas señoras, vais,
y el camino á de ser en pocos días;
al ir no os deternán, no lo temáis,  445
que la ida será por tierras mías;
y, en fin, porque más presto allá lleguéis,
mis cisnes y mi carro tomaréis.

    Y tomaréis mi hijo, bien armado,
con las fuertes saetas que les tire,  450
mas cuando ayáis a ellas ya llegado,
por el Niño mirá que no las mire;
de solo su tirar tenga cuidado,
d'suerte que en tirando, se retire:
¿paréceos que sería buen concierto,  455
que Amor yendo a matar quedase muerto?»

    Puesto fin al hablar, fuese dexando
el aire con suavísimos olores,
y por el derredor ivan bolando
mil amores allí, cantando amores.  460
Hecho esto, quedaron adreçando
su partida los dos embaxadores;
y con tanto, se fueron otro día
a la hora que ya el sol esclarecía.

    Hazia las tierras fueron caminando  465
que por el solo Nilo son regadas,
y anduvieron después atravesando
por las alexandrinas encontradas;
y a más andar, o a más bolar, pasando
por Creta y Rhodas, islas celebradas,  470
fueron a dar consigo en la gran Grecia,
adonde el mar se junta de Venecia.

    Y desd'allí pasaron adelante,
adonde fue Parthénope enterrada,
y luego a la ciudad siempre triumphante  475
allegaron, haziendo su jornada.
Y por ellos, después, en breve instante,
Italia y Francia siendo atravesada,
subieron sin hazer ningún rodeo
a la cumbre del alto Pireneo.  480

    Y tras esto, pasando por Girona
y por otros lugares no nombrados,
pararon un buen rato en Badalona
hasta que el sol se fue de los collados,
y así entraron de noche en Barcelona,  485
adonde fueron bien aposentados;
y ambos allí, y el Niño, reposaron,
y su razonamiento concertaron.

    Otro día, después que el sol luziente
alumbró ya los altos edificios  490
y a bullir empeçó toda la gente
en sus acostumbrados exercicios,
mostrada fue, de Venus, la patente,
que de los dos mostrava los oficios,
y así juntáronse las dos señoras  495
a ser de la embaxada sabidoras.

    Llegados, pues, a estar en la presencia,
que espantar suele cuantos son presentes,
de no hallar entre ellas diferencia,
entre sí se hallaron diferentes;  500
no podían discernir la precedencia
d'entrambas, si a las dos paravan mientes;
el uno en fin a la una así habló,
y a la otra después, según las vio:

    «Dama, que al mundo por su bien venistes,  505
y por su mal, que entrambas cosas fueron
naçidas en el punto que nacistes,
en cuio ser milagros concurrieron,
tales, que sola vos los entendistes,
mil imbidias d'aquí se os rebolvieron,  510
pero tan grande fue vuestra vitoria
que todas se os bolvieron en más gloria.

    Y vos, señora, que en los tres estados
d'todas sois un general enxemplo,
cuyo valer si vieran los pasados,  515
aun en vida os uvieran hecho templo;
d'hermosura y saber, tan altos grados
alcançáis vos, que os digo y que os contemplo,
alma gentil, dinísima d'impero
y que de sola vos cantase Homero.  520

   ¡Qué engaño, cuál error, el vuestro á sido,
andar contra el amor guerras moviendo!
Vosotras no tenéis por muy sabido
que es bivir sin amar bivir muriendo:
Amor dio ser a todo lo nacido,  525
diversas hermosuras produziendo,
y así entendió de produzir las vuestras
como las dos más principales muestras.

    De manera que Amor es fundamento
de vuestro ser estraño y milagroso,  530
y es principio de todo el movimiento
de vuestro sentimiento generoso;
dezíme, pues, ¿qué desconocimiento
el de vosotras es, tan espantoso,
que siendo Amor un rey tan natural,  535
por enemigo le tengáis mortal?

    Amor es voluntad dulce y sabrosa
que todo coraçón duro enternece;
el amor es el alma en toda cosa,
por quien remoça el mundo y reverdece;  540
el fin de todos en Amor reposa,
en él todo comiença y permanece;
d'este mundo y del otro la gran traça,
con sus braços Amor toda l'abraça.

    Sin él no puede aver gozo ni gloria,  545
ni puede aver subido entendimiento;
sin él está tan pobre la memoria,
que en su pobreza muere el pensamiento;
no ay, sin Amor, hazaña ni vitoria,
ni en el alma, sin él, no ay sentimiento;  550
todo valor y gracia y gentileza
es, luego, sin Amor muy gran baxesa.

    Amor a cosas altas nos levanta,
y en ellas, levantados, nos sostiene;
Amor las almas de dulçura tanta  555
nos hinche, que con ellas nos mantiene;
Amor, cuando a su son nos tañe y canta,
trasportados en sí, nos manda y tiene;
amor govierna todo lo criado,
con el orden por él al mundo dado.  560

    La tierra, el mar, el aire y más el fuego,
lo visible también con lo invisible,
con lo mudable el eternal sosiego,
lo que no siente y todo lo sensible,
Amor, tú lo goviernas con tu ruego,  565
ruego que es mando y fuerça incomprensible;
tu proprio asiento está y tu fortaleza
en la más alta y más eterna alteza.

    Y desd'allí, no sólo las estrellas
y los cielos Amor govierna y manda,  570
pero manda otras cosas que ay más bellas
sobre'l cielo que más ligero anda;
aquestas mueve así como centellas
una virtud que nunca se desmanda,
virtud que del amor deciende y llueve,  575
y poco a poco así todo lo mueve.

    Aquesta corporal nuestra gran carga,
que nos trae los pechos por el suelo,
tan blanda y diestramente la descarga
que nos haze soplar en alto buelo;  580
nuestra cárcel nos abre y desembarga,
mostrando la salida para'l cielo,
y después ya de muertos y enterrados,
nos haze que seamos más nombrados.

    Ésta fundó las cumbres de Parnaso  585
y los templos que en Cipro se levantan;
ésta llovió con abundante vaso
cuantos versos d'amor acá se cantan;
ésta texe y compone cualquier caso,
de los casos que siempre nos espantan,  590
y mueve nuestros pies y nuestras manos
a sentimientos mucho más que humanos.

    Ésta hizo que aquel gran Veronés
por su Lesbia cantase dulcemente,
y hizo, por Corina, al Sulmonés,  595
abrir la vena de su larga fuente;
cantadas Delia y Cinthia las verés
por Tibulo y Porpertio juntamente;
todos éstos y éstas se perdieran
si esta virtud d'Amor no recibieran.  600

    Ésta guió la pluma al gran Thoscano
para pintar su Laura en su figura,
y hizo a miser Cino andar loçano,
loando de Salvagia la hermosura.
Y por pasar al vuestro castellano,  605
ésta puso al de Mena gran altura,
y le movió su alma y su sentido
a cantar 'Ay dolor del dolorido'.

    Y al Bachiller, que llaman de la Torre,
ésta esforçó la fuerça de su estilo,  610
tanto, que dél la fama tira y corre
del Istro al Tago y del Tago hasta'l Nilo.
Y otro, que agora a la memoria ocorre,
que por amar perdió del seso el hilo,
Garci Sanches se llama, ésta le puso  615
en las finezas que d'amor compuso.

    Ésta también al Andaluz de Haro,
le levantó sus versos, levantando,
y le hizo que al mundo fuese raro
sus tormentos d'amor notificando.  620
Y al de Bivero dio jüizio claro,
sus escritos moviendo y concertando,
y haziéndole, de puro enamorado,
començar 'Si no os uviera mirado'.

    Y aquel que nuestro tiempo truxo ufano,  625
el nuestro Garcilaso de la Vega,
esta virtud le dio con larga mano,
el bien que casi a todo el mundo niega.
¡O su verso latino y castellano,
que desde el Helicón mil campos riega!  630
¡O dichoso amador, dichoso amado,
que del Amor acrecentó el estado!

    Y al grande catalán, d'amor maestro,
Aosias March, que en su verso pudo tanto,
que enriqueció su pluma el nombre nuestro  635
con su fuerte y sabroso y dulce llanto;
Amor le levantó y le hizo diestro
en levantar su dama con su canto
y en estender su nombre, de tal suerte
que no podrá vencerse con la muerte.  640

    Y aquí tenéis también, en vuestra tierra,
otro, que Gualbes dizen que se llama,
cuyo escrivir, en su amorosa guerra,
señala el gran ardor de su gran llama.
De manera que quien d'amar no yerra,  645
dará y recibirá muy alta fama
y andará por el mundo la su gloria,
renovando en las gentes la memoria.

    Conocéis bien, señoras, si ésta puede
dar y quitar la fama al mundo chara,  650
y sin amar, si es fuerça que se quede
escura la muger que fue más clara.
Aunque más alto la fortuna ruede,
si falta amor, se pierde todo y para,
como en un punto todo pararía  655
si alguna vez el sol no amanecía.

    Esta virtud compone los efetos
que vemos en el mundo milagrosos;
ésta imprime y govierna los concetos
que hazen ser los gestos más hermosos;  660
ésta, en su bien, confirma los perfetos,
y de su mal, aparta los astrosos;
es ésta, en fin, un general jüizio
que jamás hizo a nadie perjüizio.

   Ésta os hizo nacer en nuestros días,  665
amor en vuestros padres inspirando,
como las dos estrellas que son guías
de los que en alta mar van navegando.
Cayera el bien de nuestras fantasías,
dos bellezas acá, tales faltando.  670
Fuera perder que nunca se cobrara,
faltar vosotras, si el amor faltara.

    Amor nacer os hizo, y él nació
al punto de tan alto nacimiento,
dístesle mucho más de lo que os dio,  675
y en vosotras, de sí, quedó contento.
La fuente fue do tanto bien salió,
mas, ¡ay!, el bien se buelve d'uno en ciento.
El amor y su madre es hecha rica,
con el bien que en vosotras multiplica.  680

    Amor en vuestros ojos muere y bive,
si los cerráis, él muere y él se cierra;
si los abrís, él se abre y él rebive,
y tiro desd'allí jamás le yerra.
Allí trae su cuenta y allí escrive,  685
los que so vuestros pies muertos entierra.
Haze, en fin, tantas cosas, que se cansa,
pero en lugar está que él se descansa.

    Ante'l valor de vuestro acatamiento,
cuanto llega á de ser de grande estima,  690
vuestro entender a todo entendimiento
apura y adelgaza con su lima.
Y si uviese, en miraros, sentimiento,
que a vuesto ser pudiese ver la cima,
tanto fuera de sí quiçá saldría  695
que a sí mismo bolver nunca podría.

    En vosotras, si os vemos, contemplamos
el más perfeto bien que el mundo asconde;
y si a alguno milagros preguntamos,
con vuestras hermosuras nos responde;  700
y cuando algún estraño bien dudamos,
mirándoos, cómo está vemos, y dónde,
y en vosotras quedamos informados,
de cuanto escrito está por los pasados.

    Figuras son y fueron prophecías;  705
cuanto está escrito en loor de otras bellezas;
cumplidas todas son en nuestros días,
con sólo el bien de vuestras gentilezas.
Devría el mundo hazer siempre alegrías
por esas dos hermosas estrañezas;  710
devrías'alegrar, pero parece
que a las vezes por esto s'entristece.

    El aire, el ademán y la postura,
la autoridad del cuerpo y el semblante,
la biveza, la sombra, la hermosura,  715
el variar con un gesto constante,
la claridad del rostro, la frescura,
el asomar que mata en un instante:
de cualquier d'estas cosas, quien las viere,
sálvese con su esfuerço, si pudiere.  720

    Por vuestras hermosuras discurriendo,
me pongo en más peligro que devría.
Voy mi seso y palabras recogiendo,
mas su curso á d'hazer la fantasía;
yo veo bien que ¡guay de los que os viendo  725
contra vuestro poder tienen porfía!
Con esas vuestras manos los tomáis,
y con las otras cosas los matáis.

    Las cejas son los arcos que amor flecha,
los rayos de los ojos las saetas  730
que su llaga mortal traen muy hecha.
¡O multitud de gracias tan perfetas,
que su cuenta, al contar, si justa s'echa,
es para enmudecer cien mil poetas!
¡O, señoras, bien es que no sepáis  735
el gran poder que entrambas alcançáis!

    Y muy mayor vuestro poder sería,
si amásedes así como devéis.
Vuestra hermosura, entonces, crecería
sobre la natural que ya tenéis.  740
La lumbre del amor alumbraría
cien mil gracias que agora escurecéis,
como la luz del sol, cuando amanece,
alumbra cuanto bien allí parece.

    No amando, estáis en noche tenebrosa,  745
y no esperéis jamás que os amanezca
hasta que os venga una ora tan dichosa
que por Amor deleite se os ofrezca.
Entonces con su luz no ternéis cosa
que en lustre y en valor y en bien no crezca;  750
y abrírseos á, con él, la fantasía,
como con el luzero s'abre el día.

    La tierra do no ay sol siempre está fría,
nunca en ella veréis fruto ni flores:
así es el alma al tiempo que porfía  755
a no sentir el sol de los amores;
su gusto, en su sentir, se le resfría,
con pasmo de sus gozos y dolores;
d'esto al cuerpo le cabe en su desgracia
mal ademán, mal lustre y mala gracia.  760

    Y si estas cosas aún no os an cabido,
es porque el desamor, con su dolencia,
no os á tomado aún todo el sentido,
ni á podido romper tanta ecelencia;
y también el amor tiene creído  765
que avéis d'hazer enmienda en su presencia;
y así os sufre, señoras, y os espera,
porque tan alto bien así no muera.

    Escrito está en las fábulas antiguas
que infinitas mugeres estimadas  770
fueron, por ser d'Amor siempre enemigas,
en piedras o alimañas transformadas.
No en balde los poetas sus fatigas
pusieron en mentiras tan soñadas,
pues d'esto, que a la letra es vanidad,  775
se saca en su sustancia gran verdad.

    Y esta verdad bien clara se parece:
que el coraçón que en desamar es fuerte,
de lance en lance, veis que se endurece,
y en piedra, poco a poco, se convierte,  780
y también como bestia se entorpece,
la calidad mudando de su suerte.
Vosotras, pues, con vuestras duras mañas,
guardaos de ser piedras o alimañas.

    Cuantas cosas acá vemos hermosas,  785
si como son hermosas fabricadas,
así también no fuesen provechosas,
serían cosas vanas y escusadas:
la luna, el sol y estrellas relumbrosas
no serían ya vistas ni alabadas,  790
si honduras no tuviesen y secretos
en el poder de sus grandes efetos.

    Hermosas son las flores en los ramos,
y no por solo el parecer bien dellas,
mas porque fruto dellas esperamos,  795
por eso nos holgamos más de vellas.
Con las aguas la vista descansamos,
pero, si no pudiésemos bevellas,
al tiempo que más claras se verían
más nuestro coraçón enfadarían.  800

    Y aún la gran mar con gusto no se viera,
y a todos nos tuviera ya enfadados,
si el tanto navegar della no fuera
y en tanta multitud tantos pescados.
Tan hermoso el abril no pareciera,  805
si dél los labradores trabajados
no esperasen coger, con sus fatigas,
de muchos granos, llenas las espigas.

    Y así entendé que vuestras hermosuras,
si sin provecho son, son escusadas,  810
y nunca serán más d'unas figuras,
como muchas que vemos bien labradas.
Todos dirán que sois buenas pinturas,
con esto os dexarán bien alabadas,
y quedaréis las dos con vuestra gloria,  815
como un mármol que queda por memoria.

    Sin Amor no podréis ser de provecho,
ni sabréis qué mirar con vuestros ojos,
no os moverá lo dicho ni lo hecho,
baxo ternéis el gozo y los enojos.  820
De no nada, os verná un civil despecho,
tras el hilo os iréis de los antojos,
de los que sigue el pueblo de confuso,
y en vosotras valdrá también el uso.

    Avréis d'andar por fuerça chismeando,  825
si no estáis en amar bien ocupadas,
acá y allá os verán andar bolando,
haziendo de vosotras algaradas;
pues ya aquel rato que estaréis pensando,
que miserias ternéis también pensadas,  830
torres haréis, en vuestro pensamiento,
civiles, sobre ser torres de viento.

    Todo al revés será si estáis amando:
los oídos sabrán nuevas traeros;
los ojos gozarán d'estar mirando;  835
las manos holgarán de componeros;
la lengua su plazer sentirá hablando;
y los pies, do querréis, querrán moveros;
todo estará en su natural oficio,
haziendo por Amor blando exercicio.  840

    Las noches dormiréis muy dulcemente,
a ratos acudiendo un pensamiento,
que os haga recordar sabrosamente;
los días, sentiréis un sentimiento,
que os aparte mil vezes de la gente;  845
deste os verná tan gran contentamiento,
que, d'estar muy contentas y loçanas,
cuantas cosas veréis, ternéis por vanas.

    Entonces estaréis, d'estar quebradas,
en mitad de las fiestas, retraídas;  850
biviréis ocïosas, ocupadas
en vuestros sentimientos recogidas;
sobre'l mundo andaréis siempre dobladas,
y andaréis vencedoras, de vencidas;
donde las otras estarán bailando,  855
vosotras estaréis solas pensando.

    Haréis, en fin, si amáis como yo espero,
lo que hazen cuantas cosas son criadas,
todas siguiendo amor por fin primero,
siempre en amar se hallan levantadas.  860
Las piedras aman su reposo entero,
y al centro, por Amor, son inclinadas;
las plantas ningún fruto llevarían
si en sus tiempos amar no pretendían.

    Los otros animales veis que amando  865
siguen también su natural pasión:
la leona al león va deseando,
y entrambos por amor conformes son.
En fin, todos d'amar biven gozando,
por un instinto y natural razón;  870
amá, señoras, pues, si no queréis
ser al revés de cuantas cosas veis.

    El eternal y universal maestro,
cuando las cosas fabricó y compuso,
en todas, por el bien y plazer nuestro,  875
un principio de fuego d'amor puso.
Por esta razón, pues, que agora os muestro,
lo natural también vuestro os dispuso
a tener d'aquel fuego la simiente
que está en el coraçón naturalmente.  880

    Tenéisle, mas tenéisle casi muerto
con dureza y costumbre desigual;
cerrado le tenéis, y tan cubierto,
como vemos que está en el pedernal.
Si os hiere el eslavón con golpe cierto,  885
el fuego saltará, que's natural,
y saltarán tan rezias las centellas
que a todo el mundo queme el ardor dellas.

    De vuestro ser entonces gozaréis,
y en vosotras por otro iréis contentas;  890
amaros eis, amando a quien devéis,
y una cuenta serán todas las cuentas;
vuestras almas en otras las veréis
traspuestas con sus cargos y sus rentas,
y mezclarán en uno sus oficios,  895
repartiendo en sí sus beneficios.

    ¿Paréceos mal que estéis imaginando
siempre en aquél a quien vuestra alma distes,
y sepáis que'l está también pensando
en todo lo que hezistes y dixistes,  900
y que os andéis en mil cosas topando,
alegres aora estando, y aora tristes,
y que en los gestos y ojos os leáis
lo que os queréis, amáis y deseáis?

    Qué vida, si alcançáis dos amadores,  905
con quien partáis los vuestros sentimientos:
los miedos, los deseos, los dolores,
los plazeres y los desabrimientos;
y bien correspondiendo los amores,
os ayudéis a estar siempre contentos,  910
y vaya tan igual el harmonía
que a todos dé en un punto el alegría.

    Cuánto s'á d'estimar uno que quiera
siempre morir por siempre contentaros,
y que en todo lugar, y con quien quiera,  915
nunca sepa jamás sino alabaros,
y que en vosotras biva, y en sí muera,
y su vida y morir esté en amaros,
y sus plazeres mude y sus enojos,
a cada rebolver de vuestros ojos.  920

    Qué gusto deve ser un caimiento
con un cierto desmayo enamorado,
y un sosegado y blando sentimiento,
por mitad de las venas derramado,
y un no sé qué, que está en el pensamiento,  925
que al coraçón descansa fatigado;
y un pensar, si sentís una pisada,
que alguna nueva os traen deseada.

    ¿Y no es plazer que halléis muchas razones,
para hallar deleite en las tristezas?;  930
¿y a hurto que escriváis con mil borrones,
y sea el escrivir puras llanezas?;
¿y que juntos estén dos coraçones,
produziendo d'amor grandes finezas?;
¿y en cuanto hazéis, pensáis y deseáis,  935
que'l uno, por el otro, más valgáis?

    ¿Y no es gusto, también, así entenderos,
que podáis siempre entrambos conformaros,
entrambos en un punto entristeceros,
y en otros puntos, entrambos alegraros?;  940
¿y juntos sin razón embraveceros,
y sin razón también luego amansaros?;
¿y que os hagan en fin vuestros amores,
igualmente mudar de mil colores?

    ¿Qué deleite, pues, es desaveniros,  945
si tras ello sucede concertaros,
y sin porqué mil lástimas deziros,
y luego blandamente perdonaros,
y alguna vez, con lágrimas reíros,
y entre la riza y el llorar quexaros,  950
y que pare el quexar en mil dulçuras
y en mil enamoradas travesuras?

    Puédese bien contar por muerta aquella
que'stos gustos d'Amor nunca á alcançado;
quedará tal cual queda la centella,  955
al tiempo que ceniza se á tomado,
que ninguno recibe plazer della,
y en no nada le veis buelto su estado.
Así es la dama que no siente amores,
que nunca da plazeres ni dolores.  960

    Es como un ramo del árbol arrancado,
que en tierra está marchito sin su hoja,
que, acá y allá, los vientos l'an echado,
y a nadie de tomalle se le antoja.
La muger, que en su vida no á provado  965
los bienes con que Amor nos desenoja,
es como cosa deshechada y manca,
que de su cepa natural se arranca.

    No sufráis, pues, bivir como cortadas,
de donde las raíces vuestras biven,  970
ni os consintáis estar siempre apartadas,
de donde vuestros bienes se reciben.
O, señoras, no estáis bien informadas
de los gustos que amando se conciben;
si desto bien alguno os informase,  975
no terníades cosa que no amase.

    Y dígoos más, que mientras estrangeras
seréis d'Amor, y biviréis desarte,
seréis medias personas y no enteras
hasta que os junte Amor con la otra parte.  980
Entonces, vuestras glorias verdaderas
el alma os pasarán de parte a parte,
y cuando alguna vez estaréis tristes,
será sólo del tiempo que perdistes.

    Poseeréis entonces lo que es nuestro,  985
vosotras, a nosotros poseyendo,
y así también ternemos lo que es vuestro,
nosotros, a vosotras consiguiendo.
Todo estará sin recibir siniestro;
junto, y en paz, sus obras componiendo.  990
Y fundará el Amor su monarchía,
conforme al punto de su fantasía.

    Esta verdad vosotras no inoráis:
que aunque en esto os faltó la esperiencia,
por puro entendimiento traspasáis  995
más adelante de cualquiera siencia.
Si tanto pues, señoras, alcançáis,
¿cómo puede bastaros la paciencia
a quitaros vosotras, y robaros,
unos bienes tan grandes y tan claros?  1000

    Los vuestros enemigos guerreando,
al tiempo que os hiziesen cruda guerra,
¿qué podrían, corriendo y peleando,
hazer más de tomaros vuestra tierra?
Vosotras hazéis más, que os vais privando  1005
de cuanto bien acá y allá se encierra,
y a puro braço y fuerças, os quitáis
el reino y aun la vida que alcançáis.

    En verde edad queréis así secaros,
como cuando seréis viejas formadas,  1010
y en mitad del calor así enfriaros,
como cuando estaréis muy enfriadas:
esto es querer la muerte adelantaros
y sin porqué morir desesperadas.
Y es caso que jamás podrá alcançarse,  1015
en la prosperidad desesperarse.

    Bolvé, señoras, pues, sobre la rienda,
primero que'l buen tiempo se resvale,
hazé en buena sazón devida enmienda,
enmienda que'l valor vuestro señale;  1020
biva llama d'amor así s'encienda
en vosotras, que valga lo que vale;
y salgan todas vuestras hermosuras,
embueltas en Amor con sus blanduras.

    No resistáis a vuestra reina y nuestra,  1025
la cual nos embió larga jornada,
para mostraros esto que se os muestra
acerca de su ley, sancta y sagrada;
vuestro saber, y la criança vuestra,
no dexen su justicia agravïada;  1030
sino que agradezcáis con mil servicios,
las obras de sus grandes beneficios.

    Yo de su parte agora os amonesto
que será, según fueren vuestros hechos,
el galardón o la vengança presto,  1035
con muy largos deleites o despechos.
Así que, en vuestras manos, está puesto
que el bien o el mal os dé vuestros derechos;
por eso estad, señoras, corregidas,
procurando el plazer de vuestras vidas.  1040

    No os engañe ni os traiga levantadas
la mocedad y verde loçanía,
que os hallaréis después peor burladas
con el tiempo que burla cada día;
y de suerte os veréis desengañadas,  1045
que engañaros querrá la fantasía,
y no os valrá ni maña ni consejo,
ni miraros mil veces al espejo.

    Guardá que mientras el buen tiempo dura,
no se os pierda la fresca primavera;  1050
salí a gozar el campo y su verdura
antes que todo en el invierno muera;
reposá y sosegá en esa frescura,
con el aire que blandamente os hiera,
y así falsas podréis estar, señoras,  1055
sobre'l correr del tiempo y de las oras.

    Si fuesen menester aquí argumentos,
para provar esta demanda mía,
pudiera yo traer más fundamentos,
para fundar tan cierta fantasía:  1060
pero bastan los solos sentimientos,
a saber cierto que's la nieve fría,
y el fuego no dirá que no es caliente,
sino aquel que, de muerto, ya no siente.

    Y así no ay más en esto que entendáis,  1065
sino que, si acordáis de bien regiros,
vosotras de vosotras os sirváis,
sin querer engañaros ni mentiros.
En tantas estrechezas no os metáis,
que después dellas no podáis saliros,  1070
y no os perdáis en el cerrado puerto,
de miedo de salir al mar abierto.

    Mas ¿para qué's andar más alargando,
siendo vuestro jüizio de manera,
que no á d'hazer para acertar, andando,  1075
sino seguir de coro su carrera?
Callaré, pues, con esto, así parando,
mas por saber la voluntad postrera,
que sobr'esto en vosotras está puesta,
bolveremos acá por la respuesta.»  1080



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