[A la APOSTASÍA.]
|
Ya, padre, que a Hermenegildo, |
|
como has visto, tengo preso, |
|
y que tú de la
arrïana |
870 |
religión, que yo
profeso, |
|
como principal prelado |
|
eres el mayor maestro, |
|
tanto que se encierra en ti |
|
toda la ley que venero: |
875 |
di, ¿qué consejo me
das |
|
de reducirlo? ¿Qué
medios |
|
podrán ser más
eficaces |
|
para lograr mis intentos? |
|
No ignoras las
conveniencias |
880 |
que en reducirlo intereso. |
|
Pues demás de ser mi
hijo, |
|
a quien, como al mayor, tengo |
|
mayor afecto, no ignoras |
|
que habiendo sido este reino |
885 |
|
—171→ |
siempre electivo,
porqué |
|
según los góticos
fueros |
|
no se consiente la herencia: |
|
y es que, como en los primeros |
|
andaba vago el dominio, |
890 |
siendo espada más que
cetro, |
|
sin tener imperio fijo, |
|
fue conveniente a aquel tiempo |
|
la elección y no la
herencia; |
|
porque el curso de sucesos |
895 |
marciales, lugar no daba |
|
a esperar del heredero |
|
buenas o malas costumbres; |
|
ni a temer del nacimiento |
|
la contingencia, y
también |
900 |
estar expuestos al yerro |
|
que suele Naturaleza |
|
cometer, puesto que vemos |
|
que no siempre, como debe, |
|
de buenos produce buenos... |
905 |
Por esto, vuelvo
a decir, |
|
les convino en aquel tiempo |
|
la elección y no la
herencia; |
|
y de ella tan satisfechos |
|
han estado, que (sin ver |
910 |
que siendo ya fijo imperio |
|
el de los godos, bien puede |
|
conservarse sin recelos), |
|
no obstante, hacen
elección, |
|
tanto que el decimosexto |
915 |
rey soy yo. Y considerando |
|
que ya no es dictamen cuerdo |
|
observarla, pues lo mismo |
|
que aprovechó en aquel
tiempo |
|
de adelantar las conquistas, |
920 |
es pernicioso en el nuestro, |
|
donde se ha ensanchado tanto |
|
el dominio, que el gobierno |
|
no debe estar a adquirir, |
|
como a conservar, atento; |
925 |
y, para esto, menos
daño |
|
|
—172→ |
hará uno que hereda
inepto, |
|
que no exponerse a sufrir |
|
los daños de un
interregno |
|
(pues mientras los electores |
930 |
discordan en el sujeto, |
|
faltando cabeza que |
|
mantenga leyes y fueros, |
|
crecen los vicios, y paga |
|
el daño el común
sosiego): |
935 |
movido de estas razones, |
|
y también (yo lo
confieso) |
|
con deseo que mi línea |
|
mantuviese el laurel regio, |
|
quise establecer la herencia. |
940 |
Y para que el
vulgo ciego |
|
no se inquietase
(porqué, |
|
para alborotarse un reino, |
|
se recibe por delito, |
|
más que lo malo, lo
nuevo), |
945 |
quise valerme del arte, |
|
nombrando por compañero |
|
en el reino á
Hermenegildo |
|
y a su hermano Recaredo, |
|
con sus insignias reales |
950 |
de que fui inventor yo mesmo; |
|
porque, muerto yo y quedando |
|
en su poder el gobierno, |
|
fuese su elección
precisa, |
|
siguiendo en esto el ejemplo |
955 |
con que los emperadores, |
|
poco a poco, establecieron |
|
que se hiciese
sucesión, |
|
siendo electivo el Imperio. |
|
Estas razones de
estado |
960 |
y estos motivos de afecto, |
|
se frustran si Hermenegildo |
|
en su dictamen protervo |
|
persiste. Ahora, tú
mira, |
|
como docto y como cuerdo, |
965 |
qué medio hay de
persuadirlo, |
|
pues ves cuánto importa el
medio. |
|