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No se pensó así en los días del conde de Moctezuma cuando se exigió por condición al fundador padre Salvatierra que él gobernase en todos fueros aquella Colonia... Ya asomaba desde entonces en el gobierno español la persecución que se preparaba a los jesuitas. (N. del A.)
52
He aquí un gran limosnero solo comparable con el capitán don Manuel Fernández de Fiallo de Oaxaca, de quien ya hemos hablado. (N. del A.)
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Primer conde de Revilla Gigedo, padre de don Juan Vicente, famoso virrey de México por su acertado gobierno así como el primero lo fue por la inmensa suma de dinero que se llevó a España, y por lo que se aseguró en una Gaceta de Holanda que había sido el vasallo más rico de la monarquía. Los ministros de este gran virrey fueron jesuitas en México. (N. del E.)
54
No era este gobernador el piadoso marqués de Villapuente, era un hombre de quien la historia nos ha dejado una relación muy triste de su avaricia escandalosa. Si esta no hubiera sido tanta, y grande su amor a la religión, aquellos puntos abrían reunídose al gremio de la Iglesia católica. Cuando hay voluntad de obrar, todo sobra. (N. del A.)
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Dígase Sedelmair, que no Soto Mayor, pues está borrado en el texto que copio y después rectificado este nombre. (N. del A.)
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Como que carezco de las noticias de California a que se refiere el padre Alegre, habiendo buscado inútilmente la real cédula que cita en la historia del padre Clavijero, omito con grande sentimiento presentar el texto de dicha disposición real, no dudando de la exactitud y veracidad bien acreditada de este sabio y crítico escritor. (N. del E.)
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Los feroces apaches, comparables con los araucanos de Chile, es la única nación indomable que ha conservado de todo punto su independencia. En el mes pasado (octubre de 1840) han destrozado una gruesa partida de tropas del gobierno en Chihuahua, y han llegado a colocarse muy cerca de aquella capital, reduciendo casi a nulidad aquel rico departamento. (N. del A.)
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Hoy ya lo es. El ilustrísimo señor Márquez de Castañiza que murió obispo de Durango, obtuvo licencia de la junta central de España en 1811 para erigirlo en monasterio de la Enseñanza de Indias. Arruinado el edificio por la gigantesca iglesia de Nuestra Señora de Loreto inmediata, se trasladaron las religiosas al convento de San Juan de Dios, y hoy se hallan en el de Belemitas. Doy a Dios gracias por haber sido uno de los diputados que con más actividad contribuyeron en el congreso general de México a que se verificase esta traslación, por la que aseguraron sus vidas las religiosas expuestas en el ruinoso convento de San Juan de Dios. (N. del E.)