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«Y pues esto es ya tan cierto, que en tantos millares de leguas como en esta relación hemos discurrido estas gentes tienen sus poblaciones, lugares, villas e infinitas ciudades y viven socialmente como hombres racionales, y en muchos reinos y provincias edificios notables, y no sólo señalados pero admirables (como habemos probado), y así nadie lo puede negar; por esto no quiero más detenerme contando lo de otras partes en particular, sino a referir la grandeza, sotileza y nobleza, sumptuosidad y casi monstruosidad (porque así lo digamos) de los pueblos, comunidades y ciudades y edificios estupendos en ellas edificados, que en todo lo poblado del mundo podían ser predicados por singulares, que contenían los reinos grandísimos del Perú, pasarme».

 

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Las Casas sigue a Francisco de Xerez hasta en las incorrecciones ortográficas, si es que éstas no fueron realmente erratas de imprenta.

 

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En el capítulo 5 y correspondiente al 68 del manuscrito ológrafo de la Apologética.

 

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No proseguiremos en las descripciones de estos lunares y edificios, porque hasta la de Tomebamba o Tumipampa inclusive. y aun otras de más allá, están tornadas de la Conquista del Perú, de Francisco de Xerez, y de la Primera parte de la Crónica del Perú, de Pedro de Cieza de León. Y si hemos transcrito la primera mitad del capítulo de Las Casas es, para que, comparándola con el texto de Cieza, se vea de qué modo convertía el buen obispo las sencillas e ingenuas descripciones de este cronista, en otras tantas sartas de frases hiperbólicas y encomiásticas hasta rayar en lo ridículo.

Sin embargo, debemos hacer excepción de un pasaje de este capítulo 56 del ms. ológrafo, y de otro del 57, en que continua la materia del anterior. Dice el primero: «Y porque sería dilatar mucho este tratado enxerido en esta historia decillos todos [lugares, pueblos] en particular, por ende, porque sea más abreviado, con referir solamente el camino que llevaron los españoles cuando iban entrando en aquellos reinos del Perú [el descrito por Xerez],y después otro que hizo Hernando Pizarro cuando fue por el oro al templo de Xauxa [de Pachacámac], luego que prendieron al gran Rey Atabalipa, el cual camino puso por escripto Miguel Estete, que fue por veedor de aquella jornada, y lo hicieron imprimir en Salamanca; quiero aquí ponello como ellos lo anduvieron, aunque, por abreviar, dejo muchos pasos, y así dar conclusión al presupuesto de los pueblos y lugares y ciudades questas gentes deste Orbe tenían, por donde muestran ser sociales y razonables, que arriba en el capítulo 47 hobe comenzado».

Y el segundo:

«En la primera historia que se imprimió deste camino que hizo Hernando Pízarro, dice: «Aqueste pueblo de Jauja era mayor que Roma. Había hombres que tenían cargo de contar toda esta gente, para saber los que venían a servir a la gente de guerra. Otros tenían cargo de mirar lo que entraba en el pueblo, etc. Otros refieren en particular la grandeza y excelencia de esta ciudad de Xauxa, porque lo especularon más de propósito y con mayor espacio. Dicen que esta ciudad estaba repartida en tres grandes partes y tres Señores, que la gobernaban: la una llamada Xauxa, la segunda Maricabilca [Marcavillca] y la tercera Laxapalanga [Llacsapallanca]. En todas tres había grandes aposentos y edificios, etc., etc.

He de advertir: 1.º -Que es muy extraño que Las Casas tome sus citas de la segunda edición de la obra de Xerez (Salamanca, 1547) y no de la primera (Sevilla, 1534); como no sea que la bibliografía de la Verdadera relación de la conquista del Perú y provincia del Cuzco que conocemos esté falta de sus primeras noticias. -2.º-Que el texto de la cita del camino de Hernando Pizarro, relativa a Xauxa, tomado quizá de la edición de Salamanca, no está conforme con su correspondiente de la edición de Sevilla, donde se lee: «Este pueblo de Jauxa es muy grande, y está en un hermoso valle; es tierra muy templada; pasa cerca del pueblo un río muy poderoso; es tierra abundosa; el pueblo está hecho a la manera de los de España, y las calles bien trazadas; a vista dél hay otros pueblos subjectos a él; era mucha la gente de aquel pueblo y de sus comarcas, que al parecer de los españoles, se juntaban cada día en la plaza principal cien mil personas, y estaban los mercados y calles del pueblo tan llenos de gentes, que parecía que no faltaba persona. Había hombres que tenían cargo de contar toda esta gente, para saber los que venían a servir a la gente de guerra. Otros tenían cargo de mirar lo que entraba en el pueblo». -3.º-Que esos otros que refieren y dicen, son, en suma, uno sólo, Cieza de León, de quien Las Casas toma lo que necesita sin nombrarlo.-Y 4.º-Que las historias a que Las Casas alude en el principio del capítulo que sigue, son la Relación de Jerez y la Crónica de Cieza; aunque, a mi ver, debió servirse también de alguna otra, porque hay cosas que no encuentro en aquellas.

 

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En otra parte he dicho (Tres relaciones de antigüedades peruanas, pág. 324) que no se sabe de cierto cuántos ni quiénes fueron los primeros españoles que entraron en el Cuzco. Francisco de Xerez sólo dice que fueron tres, sin nombrarlos. Pedro Pizarro, testigo presencial, como Xerez, que fueron dos: Pedro Bueno y Pedro Martín de Moguer. Antonio de Herrera. copiando a Cieza, escribe que fueron tres: Pedro Moguer, Zárate y Martín Bueno.

 

26

Siguen las descripciones del Valle de Yucay y fortaleza y palacios de Tambo [Ollantay Tampu] y ruinas de Tiaguanaco, todas según Cieza.

 

27

En este periodo sobra indudablemente y las hicieron.

 

28

Los antiguos peruanos no conocieron la obra de mampostería ni emplearon jamás la cal ni la argamasa de ninguna manera en la construcción de sus edificios.

 

29

Llamadas mahamaes. Su descripción la toma Las Casas de la primera parte de la Crónica de Cieza, cap. LXXIII.

 

30

Post agricolas optimus est pastorum populus & qui ex pecora vivunt.

(Sepúlveda, -lib. 6, cap -4.)

Secumdum eam mulitudinem quae ex agricolis constat, populus ille est optimus, in quo sunt pastores & qui ex re pecuaria vitam tolerant.

Ed. París. 1639. -Ibid.