Ángel de la Fuente, en su comentario a este artículo, presenta un interesante argumento formal en el que prueba que la correlación entre la brecha salarial y el paro depende ele la estabilidad de la participación del trabajo en el producto nacional. Estoy de acuerdo con este resultado, pero mi interpretación del mismo difiere de la mantenida por de la Fuente. Que en un período en el que la tasa de empleo ha bajado tanto, la participación del trabajo en el producto nacional se haya mantenido estable, es una indicación de que existe una relación negativa entre el empleo y el salario real. Más técnicamente: la participación del trabajo en el producto nacional es por definición el salario real dividido por la productividad laboral observada, La estabilidad de esta participación implica que aumentos del salario real tienen que venir acompañados de aumentos similares de la productividad laboral observada. Pero, para una evolución dada del stock de capital y del progreso técnico, un aumento de la productividad sólo puede ser la consecuencia de una reducción del empleo. Así pues, mi lectura, de este resultado es que la alta correlación existente entre la brecha salarial y el paro está suministrando evidencia de que, otras cosas iguales, aumentos del salario real y reducciones del empleo son fenómenos que tienden a darse juntos. Naturalmente, coincidencia no implica causalidad, y de ahí la necesaria matización que hago en el texto de que esta correlación puede en principio, aportar evidencia sobre las causas del paro. Pero el argumento de Ángel de la Fuente no es uno sobre causalidad, sino sobre la relevancia que la estabilidad de la participación del trabajo en el producto nacional pueda o no tener para el entendimiento del paro. Y en este punto prefiero mi interpretación a la suya. Frente a sus dudas de que esta estabilidad diga gran cosa sobre el paro, mi opinión es que la alta correlación entre la brecha salarial y el paro debe entenderse como una indicación de que probablemente existe (como por otra parte han puesto de manifiesto los múltiples trabajos que han tratado directamente esta cuestión) una curva de demanda de trabajo en la que el salario real entra con un coeficiente negativo y estadísticamente significativo, y de que, por tanto, la explosión salarial de los setenta puede haber tenido algo que ver con la alta tasa de paro en España. (N. del A.)

Fórmula (N. del A.)

Los autores agradecen los comentarios de un evaluador anónimo. Charles Bean. Giancarlo Corsetti. Javier Gardeazábal, Juan F. Jimeno, así cono de otros participantes en el Simposio. (N. del A.)

Véase Economic Outlook de la OECD (1994), páginas 37-43. (N. del A.)

La hipótesis de que la economía es «pequeña» en este simple modelo no hace más que eliminar los llamados efectos de repercusión sin alterar las conclusiones básicas sobre el comportamiento cíclico de la balanza comercial. (N. del A.)

Véase la panorámica ofrecida por Backus et al. (1995) sobre modelos reales de ciclos económicos internacionales. (N. del A.)

La importancia cuantitativa de dichas diferencias y algunas de sus implicaciones se discuten en el artículo clásico de Mussa (1986). (N. del A.)

Estamos agradecidos a Manolo Balmaseda por su ayuda y consejos durante la realización de este trabajo. Asimismo, agradecemos, sin implicarles en el resultado final, los comentarios recibidos de Luis J. Alvárez, Sam Bentolila. Charles Goodhan y Ángel Ubide y un evaluador anónimo, así como de los participantes en el VIII Simposio de Moneda y Crédito. Las opiniones de esta investigación representan las ideas de los autores, con las que no necesariamente coincide la institución a la que están afiliados. (N. del A.)

Véase, inter alia, Dolado et al. (1986), Andrés et al. (1990), Bentolilla y Blanchard (1990). De Lamo y Dolado (1993), Blanchard, Jimeno et al. (1995), Blanchard y Jimeno (1995) y las referencias contenidas en estos trabajos. (N. del A.)

Véase Galí (1995) para un estudio similar en un modelo de output y empleo. (N. del A.)