A veces tu recuerdo se condensa Cayó la tarde y el taimado anhelo Como blanca teoría por el desierto, Como pupilas de muertos ¡Cómo surgen mis memorias ante el triar alborotado! -Con mis amargos pensares Condenamos este libro por exótico y, perverso, El metro de doce son cuatro donceles, Ésta es la vieja canción Esta niña dulce y grave, Flor de Mayo, como un rayo La mujer que en mi lozana ¿Lo recuerdas? Una noche sin fulgores, sin bellezas, Mano experta en las caricias, Nuestro Amo está expuesto, ¡Oh! Divina, son tus formas de una ingénita realeza; ¡Oh! ¡los rizos negros y los ojos nubios! Pasas por el abismo de mis tristezas Que a aquél que recorriendo su ruta de asperezas ¿Qué dragones, qué tarascas en alcázares dorados Querría que mi verso, de guijarro, -Salí al alba, dueño mío, ¡Tan rubia es la niña, que Tú vienes con el alba, por eso eres rosada; Vuelvo, pálida novia, que solías y es el sueño de mis noches un amor crucificado, Y vi tus ojos, flor de beleño, «Ya que de Dios en conversar te empeñas, Yo marcho Yo no amo a los que viven, «putrefacción andante», Yo vengo de un brumoso país lejano, -¿Ves, hija? con tenue lloro
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