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La Academia ha premiado a un gran escritor de nuestra lengua

José Vadillo Vila






Declaraciones de Sergio Ramírez a José Vadillo Vila del Diario El Peruano sobre el Nobel a Mario Vargas Llosa

¿Cree que es un premio justo?

Muy justo, la Academia ha premiado a un gran escritor de nuestra lengua, y sólo espero que no tarde otros 20 años en otorgarlo a un latinoamericano. Todavía queda en deuda con Carlos Fuentes, que lo merece igualmente.

La Academia sueca le ha otorgado a Mario Vargas Llosa el Nobel de Literatura «por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes de la resistencia individual, la revuelta y la derrota». ¿Qué opinión tiene sobre esta definición, va más allá del valor literario de Mario Vargas Llosa?

No creo que vaya más allá del valor literario de Mario, sino que se refiere precisamente a su valor literario. El poder es uno de los asuntos fundamentales de la literatura latinoamericana, desde luego que se trata de un poder colmado de anormalidades, o anormal en sí mismo, y por tanto novelable por su singularidad. Es lo que lo hace atractivo para la escritura. Un personaje del poder perdulario como Cayo Mierda, de Conversación en la Catedral, viene a ser profético, porque anuncia a Montesinos, y en eso consiste la grandeza de la literatura.

Las columnas y opiniones de Vargas Llosa siempre marcaron divergencias incluso distancias insalvables con algunos intelectuales y políticos. ¿Qué opina del Mario Vargas Llosa como intelectual que opina sobre la coyuntura y los problemas del mundo?

Mario está etiquetado como pensador de derechas, y pertenece a una especie de internacional de derechas, aunque él sostiene que hoy no existen ni derechas ni izquierdas, sino democracia contra autoritarismo. Yo sí creo que la derecha retrógrada de Aznar sigue existiendo, así como existe la falsa izquierda que ya no tiene nada de redentora, como la de Ortega. Pero cuando Mario adversa a las dictaduras populistas latinoamericanas, la política de Israel contra los palestinos, el fanatismo religioso, cuando asume la defensa de la libertad individual, de las opciones sexuales, cuando exige la democracia como norma de convivencia, no veo cómo pueda yo estar en contra suya, siendo de izquierda.

Ese otro Vargas Llosa opaca muchas veces al gran narrador que es. Sin embargo, hablemos de los valores literarios que encuentra en su prosa, en la construcción de sus personajes, atmósferas, por ejemplo.

Uno puede medir a un escritor primero que nada, por lo que aprende él. En mi adolescencia, mi lectura de La ciudad y los perros me abrió las puertas del conocimiento narrativo, como si tomara lecciones de escritura en cuanto a diálogos, estructura, el manejo del espacio y del tiempo, en lo que Mario fue maestro desde joven. Cada novela suya, por tanto, viene a ser una lección del arte de narrar, y uno no puede dejar de leerlas sin buscar cómo voltear la tela para encontrar las costuras y ver la calidad de las puntadas. Es un clásico ahora, y lo era ya sin premio Nobel, y siempre me acuerdo de lo que dice Italo Calvino: que un clásico es aquel del que hay siempre algo nuevo que aprender.

Finalmente, cree que, de alguna manera, este Premio influya en las editoriales, en las traducciones, en mejores perspectivas para los escritores peruanos. ¿Esto tal vez sucedió con los escritores colombianos después del otorgamiento del Nobel a Gabriel García Márquez en 1982?

Sin duda alguna las editoriales y las agencias literarias van a fijarse más en los escritores peruanos, y me alegra mucho por la obra de los escritores jóvenes como Santiago Roncagliolo, Iván Thays, Fernando Iwasaki, Daniel Alarcón, y tantos otros.





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