Y pues que tu esclavo soy
y estoy en presencia tuya,
esta vez tengo de hablarte,
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Rey te llamé y, aunque seas
de otra ley, es tan augusta
tan fuerte y tan absoluta,
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que engendra ánimo piadoso,
y así es forzoso que acudas
con piedad y con cordura,
que aun entre brutos y fieras
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este nombre es de tan suma
obediencias. Y así, vemos
en repúblicas incultas
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al león, rey de las fieras
-que, cuando la frente arruga,
ser piadoso, pues que nunca
hizo presa en el rendido;
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del mar al delfín, que es rey
sobre la espalda cerúlea
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de una tormenta importuna
sacar los hombres a tierra,
por que el mar no los consuma;
riza el viento en sus esferas,
y con piedad noble y justa,
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por que brindando no beba
el hombre entre plata pura
su muerte, que en los cristales
del áspid, con pico y alas
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borra, deshace y enturbia.
Aun entre plantas y piedras
este imperio: la granada,
a quien coronan las puntas
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de que es reina de las frutas,
los rubíes que la ilustran
y los convierte en topacios,
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color desmayada y mustia;
su propiedad -que por rey
esta obediencia le jura-,
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tan noble que la traición
se deshace entre sí mismo,
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vuelto en cenizas menudas.
Pues si entre fieras y peces,
plantas, piedras y aves usa
de piedad, no será injusta
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entre los hombres, señor,
porque el ser no te disculpa
de otra ley, que la crueldad
en cualquiera ley es una.
No quiero compadecerte
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con mis lástimas y angustias
que mi voz no la procura;
que bien sé que he de morir
desta enfermedad que turba
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mis sentidos, que mis miembros
discurre helada y caduca.
Bien sé que herido de muerte
estoy, porque no pronuncia
voz la lengua cuyo aliento
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Bien sé, al fin, que soy mortal
y que no hay hora segura,
con una materia en una
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Acción nuestra es natural,
algún hombre, alzar las manos
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mas cuando quiere arrojarlo
de aquella misma acción usa,
pues las vuelve boca abajo,
porque así las desocupa.
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El mundo, cuando nacemos,
en señal de que nos busca,
boca arriba; pero, cuando
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vuelve las manos que junta
y aquel instrumento mismo
forma mi materia muda,
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pues fue cuna boca arriba
lo que boca abajo es tumba.
de nuestra muerte, tan juntas
tenemos cuando nacemos
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¿Qué aguarda quien esto oye?
Quien esto sabe, ¿qué busca?
la vida, no admite duda;
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la muerte sí; ésta te pido,
por que los cielos me cumplan
por la fe; que, aunque presumas
que esto es desesperación,
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porque el vivir me disgusta,
a ella vida y alma juntas.
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Y así, aunque pida la muerte,
vencerte, el rigor presuma
obligarte. ¿Eres león?
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Pues ya será bien que rujas
te ofende, agravia y injuria.
con el pico y con las uñas
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¿Eres delfín? Pues anuncia
que el mar deste mundo ocupa.
¿Eres árbol real? Pues muestra
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a la violencia del tiempo
que iras de Dios ejecuta.
¿Eres diamante? Hecho polvos,
pues, sé venenosa furia;
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aunque más tormentos sufra,
aunque llore más angustias,
aunque más miserias pase,
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aunque halle más desventuras,
aunque más hambre padezca,
aunque mis carnes no cubran
estas ropas, y aunque sea
mi esfera esta estancia sucia,
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firme he de estar en mi fe,
porque es el sol que me alumbra,
porque es la luz que me guía,
es el laurel que me ilustra.
No has de triunfar de la Iglesia,
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de mí, si quisieres, triunfa;
pues yo defiendo la suya.