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María Guadalupe de Lancaster y Cárdenas -cuyo primer apellido también aparece como Alencastre-, duquesa de Aveiro, era una de las mujeres sabias a las que Sor Juana hace referencia en su obra. Pertenecía a una noble familia portuguesa y estaba emparentada con María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, la virreina de México que fue amiga y editora de Sor Juana. Recibió una formación excepcional para una mujer de esa época: conocía varias lenguas y desde que se trasladó a Madrid en 1660, vivió encerrada en su casa y dedicada al estudio, gracias a la fortuna que heredó de sus padres y de su hermano Raimundo. Era devota de la Virgen del Monasterio de Guadalupe, una virgen peninsular que algunos se empeñan en ver como el origen de la Guadalupe mexicana, lo cual explicaría, quizás, que Eusebio Kino imprimiese una imagen de la Virgen patrona de México en la portada de su Exposición... María Guadalupe Alencastre invirtió parte de su fortuna en obras de caridad y financió misiones evangelizadoras, como la del padre Kino en California. Por este motivo mantuvo una amplia correspondencia con misioneros jesuitas. Sor Juana le dedicó el romance «Grande duquesa de Aveiro». Véase Georgina Sabat de Rivers, «Mujeres nobles del entorno de Sor Juana» en Sara Poot Herrera y Elena Urrutia (coordinadoras). Y diversa de mí misma entre vuestras plumas ando. Homenaje internacional a Sor Juana Inés de la Cruz, (México, El Colegio de México, 1993, 1-20).

Sobre el episodio del soneto de Sor Juana, remitimos a Marié-Cécile Benassy-Berling. Humanismo y religión en Sor Juana Inés de la Cruz, (México, UNAM, 1983, 118-130). Por otro lado, cabe mencionar que el mismo Sigüenza había conducido al padre Kino, durante su estadía en la ciudad de México, al convento de las jerónimas, a visitar a Sor Juana Inés de la Cruz. Ver Irving Leonard, La época barroca en el México colonial (México, FCE, 1993), especialmente el capítulo XII, «Una poetisa barroca» (251 ss).

 

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Cfr. Ernst J. Burrus, Kino escribe a la duquesa (Madrid, José Porrúa Turranzas, 1964, 216) cit. en David Piñera, «Sondeo historiográfico sobre la astronomía en Baja California» en M. A. Moreno Corral (compilador), Historia de la astronomía en México (México, FCE, 1986, 163). Este episodio prueba, por otro lado, que el tratado de Sigüenza había circulado manuscrito antes de su edición en 1690.

 

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En concordancia con el menoscabo de los hombres criollos en materia científica o política, hubo religiosos en México que cuestionaron la idoneidad de las mujeres criollas para integrar órdenes religiosas como la de las carmelitas, ya que se aducía la excesiva molicie y lujo en que estaban criadas las americanas como un impedimento para ello. Véase Josefina Muriel. Cultura femenina novohispana, (México, UNAM, 1994).

 

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Sobre la necesidad de orientar el sentido del silencio, también este texto puede confrontarse con la Respuesta de Sor Juana Inés de la Cruz.

 

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La cita de Sigüenza en la que nos basamos es la siguiente: «aunque no he salido a peregrinar otras tierras (harto me pesa), por lo en extremo mucho que he leído paréceme puedo hacer concepto de lo que son y de lo que en ellas se hace». Sigüenza y Góngora, «Alboroto y motín de los indios de México» en Seis obras (Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1984, 101).

Esta espacialización del conocimiento -por llamarla de algún modo-, puede ponerse en relación con sus dotes cartográficas, ya que Sigüenza fue el primero en elaborar un mapa completo de la Nueva España, que sirvió por más de un siglo como modelo de todos los mapas publicados en América y Europa, aunque su autor no llegó nunca a darlo a la prensa. Ver Irving Leonard, Don Carlos de Sigüenza y Góngora. A Mexican Savant of the Seventeenth Century, (Berkeley, University of California Press, 1929, 85).

 

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En esto Sigüenza puede ser considerado un heredero de la posición de espíritu que los científicos modernos han heredado de sus predecesores medievales: una fe ilimitada en el poder de la razón humana para resolver los problemas de la naturaleza. Cfr. Thomas S. Kuhn. La revolución copernicana, (Barcelona, Ariel, 1978, 171).

 

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La expresión fue acuñada por Gyan Prakash para describir la relación entre historia europea e historia no-occidental. Ver Gyan Prakash, «Subaltern Studies as Postcolonial Criticism», The American Historical Review, (99, 5, 1994: 1475-1490).

Una prueba de la conciencia que tenía Sigüenza acerca de esta recepción diferencial de los discursos europeos / americanos, la tenemos en su texto Paraíso Occidental -una crónica del convento de Jesús María de México-, en el cual lamenta la pérdida de documentos que le impiden completar adecuadamente su labor de cronista. Entre esos documentos extraviados menciona la vida de una monja, María de San Nicolás, escrita por orden de su confesor y que éste se había llevado a España, donde se perdió. Sigüenza habla del episodio en estos términos: «Alcanzóle también a ella la infelicidad con que procura nuestra desgracia el que no se propague por el mundo lo que por ser Americano, aunque en sí sea muy grande, lo tienen en el resto del universo por despreciable cosa, pues no quedando ni aun el primer borrador de su vida en la Nueva España, pereció el original de ella en la antigua». Paraíso Occidental, folio 161 v. citado en Kathleen Ross. The Baroque Narrative of Carlos de Sigüenza y Góngora. A New World Paradise. (Cambridge / New York / Melbourne: Cambridge UP, 1993, 140). Hemos modernizado la ortografía.

 

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Infortunios / que / Alonso Ramírez / natural de la ciudad de San Juan / de Puerto Rico / padeció, así en poder de ingleses piratas que lo / apresaron en las islas Filipinas / cómo navegando por sí solo, y sin derrota, hasta / varar en la costa de Yucatán / consiguiendo por este medio dar vuelta al mundo / Descríbelos / D. Carlos de Sigüenza y Góngora / Cosmógrafo, y Catedrático de Mathemáticas, / del Rey Nuestro Señor en la Academia Mexicana en Sigüenza y Góngora, Obras históricas. Edición y prólogo de José Rojas Garcidueñas. (México, Porrúa, 1983, 1 ss).

 

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Trofeo / de la Justicia Española / en el castigo / de la alevosía francesa / que al abrigo de la Armada de Barlovento, ejecuta- / ron los lanzeros de la isla de Santo Domingo, en / los que de aquella nación ocupan sus costas / debido todo a providentes órdenes / del Excmo. Señor / Don Gaspar de Sandoval, Cerda, Silva / y Mendoza / Conde de Galve, Virrey de la Nueva-España / Escríbelo / D. Carlos de Sigüenza y Góngora / Cosmógrafo y Catedrático de Mathemáticas del Rey N. S. / en la Academia Mexicana en Sigüenza y Góngora, Obras..., 110 - 185.

 

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Relación / de lo sucedido a la Armada de / Barlovento / a fines del año pasado y principios de este de 1691 / Victoria / que contra los franceses, que ocupan la costa del norte / de la isla de Santo Domingo tuvieron, con ayuda de dicha / armada los lanzeros, y milicia española de aquella isla, / abrasando el puerto de Guarico y otras poblaciones / debido todo al influxo, y providentísimos órdenes / del Excelentísimo Señor / D. Gaspar de Sandoval, Cerda, Silva, y Mendoza, / Conde de Galve, Virrey, Gobernador y Capitán General de / esta Nueva España en Sigüenza y Góngora, Obras..., 223.

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