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Mar de amor de Boscán


ArribaAbajo    El sentir de mi sentido
tan profundo ha navegado,
que me tiene ya engolfado
donde bivo despedido
de salir a pie ni a nado.  5
Las honduras penetró
con sobra de atrevimiento;
tanto en fin se aventuró
que do se perdió halló
ser justo su perdimiento.  10

    Los términos de querer
dexólos entre renglones;
no las tuvo por pasiones
las que suelen padecer
otros en sus coraçones.  15
Descubrió nuevos tormentos
para sentir nueva gloria;
ensanchó los pensamientos
con tantos atrevimientos
que le pesa a la memoria.  20

    Vile estar tan atrevido
y ufano con su dolor
que dixe: «Di pecador,
si de amor es tu sentido,
dime qué cosa es amor.  25
Tu ser y tus fuerças juntas
¿cómo las tienes en calma
con las potencias defuntas?»
Dixo: «Pues me lo preguntas,
es amor fuerça del alma.  30

    Es verde su vestidura
con que ceva al ynocente,
lexos y cerca, en la frente
es su señal y pintura
porque ama el que es ausente.  35
Trae abierto el coraçón
y allí escrito con la mano,
'Muerte y vida en conclusión'.
Y en el pecho otro renglón
que dize: 'Invierno y verano'.»  40

    No le quise replicar,
confieso que por medroso;
vile estar tan animoso
con las fuerças del amar,
que me hizo temeroso.  45
Atráxome para sí
tan forçoso y voluntario,
que ni sé si yo me di
o si él me prendió a mí,
o si soy suyo o contrario.  50

    A mis propósitos sanos
no les quedó más poder
para poderse valer:
sola la lengua y no manos
que diga su padecer.  55
Y así me avré de vengar,
desta pena que poseo
con no más de sospirar
y a mí solo preguntar:
¿dónde estas que no te veo?  60

    Como quien su sanidad
ha gozado con reposo,
si le acude enfermedad
se averigua, por verdad,
ser su mal más peligroso.  65
Sano y libre, sin cuidado
de servir, pude bivir;
mas una vez que he enfermado,
por razón soy condenado
a peligrar o morir.  70

    Más quería lo postrero,
pues me toma en buen estado,
que en morir tan omillado,
sé que justamente muero
y que voy predestinado.  75
Y podría acontecer,
si este mal me dexa bivo,
que huya del padecer,
mas esto no puede ser
por ser dolor más esquivo.  80

    Pues si dexo de quereros
ya quiero mi perdición,
y renuncio el galardón
si renunciase de veros
por no me ver en pasión.  85
Muchas vezes he provado
no quemarme en esta fragua,
y soy bien como el pescado,
que en la mar siendo criado,
muere saliendo del agua.  90

    En la mar me quiero estar
del amor do estoy metido,
que aunque aquí me avéis traído
para poderme matar
con mayor gloria he bivido.  95
Y pues más vida me dais
cuando me quitáis la vida,
si matarme deseáis
cumple que bien me hagáis
con qué la vida despida.  100

    El topo por ser escaso,
aunque su manjar es tierra,
consigo padece guerra
en comer pasito a paso
y la hambre le destierra.  105
De mi penar me sustento
mas soy a mí tan crüel
que, de escaso y avariento,
no oso tener tormento
por no tener falta dél.  110

    Así, sustento más pena
en sustentar mi penar,
que en procurarme aliviar
de la pasión y cadena
que me mandastes echar.  115
Tengo por más alegría
proveerme de pasión,
porque os pueda noche y día
servir el ánima mía
a costa del coraçón.  120

    Quien de voluntad buscó
algo que le satisfaze,
de pena no se le haze
el trabajo que tomó,
pues la causa lo deshaze.  125
Mi querer fue tan de gana
con fee, amor y deseo,
que, por ser vos donde mana,
vuestra vista me es más sana
que el tormento que poseo.  130

    La vela, si está biviendo,
es a costa de su vida,
y si es muerta y no encendida
rebive vida teniendo
sin poder ser fenecida.  135
Mas mi cuerpo más fenece
si el alma que le da ser
no se enciende y no padece,
pues no padeciendo crece
la falta del merecer.  140

    Cualquier hombre con su oficio
parece bien trabajando,
y si está siempre holgando
se le tiene a muy gran vicio
en andar así vagando.  145
Cuando veo mi reposo
que no os mira por bivir,
ríñole como a vicioso,
pues pierde por perezoso
el oficio del servir.  150

    El remedio que al paciente
al principio es desabrido,
desque el mal ha despedido
y dexa de estar doliente,
siente el gozo más crecido.  155
Yo, si despido mi mal
pensando sin él bivir,
siento pena tan mortal
que con ansia desigual
me muero por me morir.  160

    Este mal que me atormenta
lo más mal que me maltrata,
que de pura sed me mata
para dar mayor afrenta
al alma que desbarata.  165
Si me dexase ahogar
con agua de mi cuidado
no podría peligrar,
pues la sobra del penar
me tendría despenado.  170

    Al que gloria nunca vio
menos dolor se le ofrece,
y en no verla no padece
como quien la conosció
y después della carece.  175
Porque más justa querella
tenga para me quexar,
en la gloria estoy sin ella
porque en vella y no tenella
acrecienta mi penar.  180

    Alguna ver, por holgar,
quéxome de mi dolencia,
y házseme de conciencia
y acuerdo de descargar
con el pago de abstinencia.  185
Y con tal comedimiento
me buelvo a mí muy airado
a buscar a mi tormento,
y dóblase mi cuidado
por tener contentamiento.  190

    El sol en el mediodía
más claro muestra su ser,
vémosle resplandecer
con más fuerça y agonía
que si acaba de nacer.  195
Cuando nació mi pasión
no me quemó luego luego,
mas desque hizo impresión
en medio del coraçón,
abrasóse mi sosiego.  200

    Del gato muy claro vemos
que puesto que esté comiendo,
con la presa está gruñendo;
porque no se la quitemos
al rincón se va huyendo.  205
Yo soy éste en mi gemir,
que a bueltas siento tal gloria
que, por no la despedir,
echo de presto a huir
al rincón de mi memoria.  210

    En mi vida estoy dudoso,
no sé cómo la pasar,
de plazer no oso penar,
en la pena estoy gozoso,
y el gozo dame pesar.  215
Y así, estoy de tal hechura
que tengo la vida en calma:
mi cuerpo pide holgura
y el hogar es sepultura
para la vida del alma.  220

    Si bivo tengo manzilla
verme muriendo bivir;
y si bivo en me morir,
no es la pérdida senzilla
en dexaros de servir.  225
La vida déxola estar
pues que la tengo prestada,
que quien me la quiso dar
quiçá la querrá quitar
y será merced doblada.  230

    Si me pesa de penar,
ya renuncio el galardón;
si huelgo con mi pasión,
no tengo más que esperar
pues es la satisfación.  235
En fin, no sé qué escoger;
más bien sé lo que deseo:
venga lo que avrá de ser,
que al fin todo es padecer
que claramente lo veo.  240

    Un dolor me sobrevino
que me crece en tal manera,
que, en lo ver andar de fuera,
me da mayor desatino
que si muerto me tuviera.  245
Porque en verme condenado
sé que me he de consumir,
y este morir dilatado
acrecienta tal cuidado
que es otro nuevo morir.  250

    No avrá hombre que no crea
de un animal avisado
que, desque muy enlodado,
sale luego a la pelea
y así viene muy armado.  255
E yo para me amparar
de la batalla que espero,
métome en el mar de amar
de do salgo a guerrear
como cursado guerrero.  260

    Del crocodilo es su vida
que de día está en la tierra
y cuando la luz se encierra
en el mar es su manida
por toda la noche entera.  265
Yo, la noche con el día
sin la mar bivir no puedo,
donde si mi fantasía,
de salir della porfía,
con la muerte misma quedo.  270

    Del ciervo oímos dezir,
a personas aprobadas,
que las orejas alçadas
es ligero para oír
y sordo desque abaxadas.  275
Mas si mis males están
más humildes y abaxados,
oye y siente más afán
el ánima donde están,
por su bien, aposentados.  280

    El ximio, por se alegrar
con sus hijos tan ufano,
su gozo es tan inhumano
que acontece a los matar
de tratarlos con la mano.  285
Es tan dulce mi pesar
que bivo, en él, tan contento,
que de no lo osar tratar
con temor de lo acabar
bivo con mayor tormento.  290

    Del águila vemos sabido
que, cuando el invierno viene,
en poca agua no sostiene
su morada ni su nido
por el peligro que tiene.  295
Yo soy desta condición:
que temiendo ser perdido
aposento el coraçón
en cualquier tiempo y sazón
en el mar de mi sentido.  300

    Cuando viene algún tormento
a quererse combatir,
yo lo salgo a recebir
con el alma y pensamiento
que lo acostumbran sentir.  305
Y el cuerpo de muy quexoso,
de que queda por indino,
muéstrase muy enojoso,
tan corrido y embidioso,
que saca el alma de tino.  310

    Aquésta como es ligera
ándase en el mar a nado,
mas el cuerpo que es pesado
húndela de tal manera
que queda della vengado.  315
Y ella, viendo, como digo,
su fortuna tan siniestra,
por sentir algún abrigo
échale como a enemigo
con la señal de ser vuestra.  320

    Y así está la vida mía
del todo desconsolada,
del cuerpo desmamparada
y fuera del alegría,
pues es de vos apartada.  325
No sabe qué se dezir;
está con tanto despecho
que ravia por vos servir,
y el servir dale morir
y esto es todo su provecho.  330

    Pésale por no cumplir
del todo vuestra intención,
pues le mandáis dar pasión
y ésta no pude sufrir,
de contento, el coraçón.  335
El tormento es su gloriar
y el lloro toda su risa;
esta risa es su llorar,
pues osa de confesar
aquesta gloria que sisa.  340

    El que gasta su caudal,
tiene con más no tener
pena en verse pobre ser,
y si no es llorar su mal
no le queda en qué entender.  345
Cuando tuve mi cuidado,
entreguéme tan temprano
a penar tan demasiado,
que de pobre y despenado
me estoy mano sobre mano.  350

    Cuando me viene memoria
que soy vuestro indinamente,
pésame tan gravemente
que se me embeve esta gloria
en llorar este acidente.  355
Y quéxome de mi ser
en ser su persona poca,
y quería fenecer
para tornar a nacer
por lo que a ser vuestro toca.  360

    Mas va muy vano camino
quien por esto se entristece,
porque el que más merece
no dexa de ser indino
si delante vos parece.  365
Y por esto es muy mejor
conservarme en mi bivir,
que, pues fui merecedor
de sufrir por vos dolor
¿qué más se puede subir?  370

    Antes fue muy atrevido
mi atrevido atrevimiento,
pues se entró con poco tiento
por la mar de mi sentido
sin esperar el buen viento.  375
Y así va, con la tormenta,
a la muerte tan cercano
que esto sólo la sustenta:
saber que de tal afrenta
espera morir temprano.  380

    Cuando a mí mismo me veo
quedo de mí satisfecho,
santíguome acá en mi pecho:
ver que tuvo mi deseo
un querer tan contrahecho.  385
Júzgome de gran valer
por donde quiera que voy,
no sé plazer que me hazer,
y no por mi merecer
sino por ser cuyo soy.  390

    Atrévome a cualquier cosa
como varón esforçado,
bivo y ando tan osado
que es cosa maravillosa
verme tan atreguado.  395
No temo ningún siniestro
que a mí me pueda empecer
porque me hallo tan diestro
con este nombre de vuestro,
que es imposible temer.  400

    Si me acontece pecar
en no os tener atención,
por huir vuestra prisión,
échome luego a nadar
en el mar de mi pasión;  405
donde triste y solitario
acuso mis pensamientos,
y como malo falsario,
en el mar hecho corsario,
bivo con mil descontentos.  410

    La pena que estoy sintiendo
tiénenla por tan dañosa
que, por ser emponçoñosa,
veo las gentes huyendo
como cosa contagiosa.  415
Corrido de sus temores
pártome de tu presencia,
pues piensan los pecadores
que darme vos disfavores
es alguna pestilencia.  420

    Y buelvo con agonía
a quitar esta opinión,
y dizen que tal pasión
quien quiera se la quería
tener en su coraçón.  425
Piden que, con mi penar,
les afloxe su congoxa,
mas yo no les quiero dar
del plazer de mi pesar
porque el ánima se enoja.  430

    De las grullas en su buelo
se averigua ser verdad
que, si sienten tempestad,
se prostran luego en el suelo
temiendo la adversidad.  435
Yo, si siento la tormenta
del furor de mi tormento,
tengo el alma tan esenta,
tan alegre y tan contenta,
como el mismo pensamiento.  440

    Cuando viene una gran fiesta
vemos, por cosa sabida,
ser la víspera tenida
con tanta gloria y requesta
como después de venida.  445
Cuando a la ventura mía
se le acerca el mal que viene,
esta víspera es el día
de la mayor alegría
que desque venido tiene.  450

    Porque después de venido,
aunque es el gusto mayor,
dexa tan gran sinsabor
que en saber que es fenecido
memoria crece el dolor.  455
Y quedo tan fatigado
en verme que ya no peno,
que me voy tras el cuidado
diziendo desatinado:
«tiempo bueno, tiempo bueno».  460

    Tiempo digo de llorar,
tiempo de plazer entero;
no sé cómo no me muero
pues si te pruevo olvidar
ni sé, ni puedo, ni quiero.  465
No dexaré de sentir
esta gloria que perdí
hasta que pierda el bivir
a lo menos con dezir:
«quién te me apartó de mí».  470

    Mas mirando que ha bolado
este pensamiento al cielo,
él subió tan alto buelo
que, aunque iva fatigado,
en la causa está el consuelo.  475
Que para tan bien querer
fue muy justa la ocasión,
razón es tomar plazer
que pues faltó merecer
«justa fue mi perdición».  480

    Justo es tan buen morir
y que la vida despida,
pues a tan alta partida
bien se le puede dezir:
en la muerte está la vida.  485
Si fuese quien me mató;
dize mi contentamiento
contenta del mal que doy,
el diezmo de lo que soy,
«de mis males soy contento».  490

    Mi muerte me da reposo
y así lo quiere razón,
mas no se escusa pasión,
porque el trago es peligroso
al partir del coraçón.  495
Que el cuerpo quede con ser
o sin él no me da nada;
la pasión es de temer
por el ánima en saber
que es con ella aposentada.  500

    El cisne con su cantar
su triste lloro adevina
porque luego allí se fina
a las orillas del mar
donde a la muerte se inclina.  505
Con mi boz enronquecida
adevino mi morir,
y es la gloria tan crecida
en perder así la vida,
que no se quiere partir.  510

    La perdiz es de notar
que, por instinto sabido,
haze en el suelo su nido
porque es corto su bolar
y allí no será sentido.  515
Yo, por mejor guarecer
la gloria de mi penar,
la quise en el mar poner
do quien la quisiere ir ver
del profundo ha de pasar.  520




Las obras de Boscán a un cavallero haziéndole saber qué cosa es amor


ArribaAbajo    Pues no osáis aventuraros
al amor sin saber dél,
soy contento de avisaros
que devéis muy bien guardaros
de jamás veros con él.  5
Que éste es uno que deshaze
a todos con su tormenta,
catá, que no satishaze,
porque el cuerdo nunca haze
cosa de que se arrepienta.  10

    Y pues yo, por mi pecado,
del amor no soy estrangero,
si os guardáis del tal cuidado,
yo seré el escarmentado
y vos seréis el artero.  15
No os pongáis en tal batalla
do el vencer es ser vencido,
donde tanto mal se halla
que ni gana el que no calla,
ni tampoco el que es sufrido.  20

    No penséis que voy errado,
catá que en esto soy viejo,
¡ved amor cuál me ha parado!
que del todo me ha quedado
solamente dar consejo.  25
Y si queréis ver, señor,
al amor aquí pintado,
ved dó traigo su dolor,
su esperança y su temor,
su deseo y su cuidado.  30

    Abrid pues vuestros oídos
y escuchá veréis qué cosas,
despertad vuestros sentidos
y veréis que están metidos
los espinos so las rosas.  35
Que este amor es, según siento,
un abismo muy profundo,
y es un sueño y es un viento,
es un triste perdimiento,
y a mi ver es todo el mundo.  40

    Es una falça balança
cuyos pesos son engaños,
es un mar do no ay bonança
que al que da más esperança
dásela por dar más daños.  45
Es juego de falsedad
en que van nuestras venturas,
es la luz que, muy de verdad,
da al principio claridad
y después nos dexa a escuras.  50

    Es un cierto ballestero
que da al blanco todavía,
es un falso cavallero
que nos hiere y da primero,
y después nos desafía.  55
Y con unos y con otros
sigue y tiene este camino,
que nos doma como a potros,
juega siempre con nosotros
dos a dos, tres al mohíno.  60

    Es una fuerça con maña
que vos derriba en la lucha,
saña que nunca se ensaña,
es desengaño que engaña,
es vela que siempre escucha;  65
es un prado con mil flores,
pero son más los abrojos;
es calada de dolores
que tiene por corredores
dar plazer a nuestros ojos.  70

    Es una fuerte porfía
que en lo menos haze más,
es una triste alegría
y es un ciego que pues guía
¡guay de los que van detrás!  75
Es un carro que acarrea
nuestros males con gran arte,
es capitán que guerrea,
y en la más fuerte pelea
se pasa de la otra parte.  80

    Es una encendida llama
y una bívora que muerde,
es una rebuelta trama
y es un juego que se llama,
por nosotros, gana-pierde.  85
Es tormento cuasi eterno
que nos daña sin aviso,
es verano y es invierno,
y tras esto es un infierno,
figurado paraíso.  90

    Es un mintroso logrero
que en ciento gana sesenta,
y es tramposo chocarrero,
y es un falso despensero
que jamás escrive cuenta.  95
Es una travada guerra
donde guay del que pelea;
es aquel que nos entierra,
y es espía sobre sierra
que da aviso al que saltea.  100

    Es una tierra malsana
do todo plazer se purga,
y en esta suerte tan vana
dan a todos la mançana
primero que den la purga.  105
Que al principio de la cuenta
tráenos con mil regalos
y tras esto ved qué afrenta
que en sus libros nos asienta
y échanos después a palos.  110

    Es un señor que procura
contra vasallo crueza,
es ufana desventura
y es alcaide que perjura
por vender la fortaleza.  115
Es peña de mar cubierta
donde damos al través,
es una muy ancha puerta;
los que entran hállanla abierta,
los que salen al revés.  120

    Es aquel que más repuna
al que va más a su lado,
es llover con clara luna
y es un viento con fortuna
que jamás traxo ñublado.  125
Es un villano muy yerto
con quien se le echa a los pies,
es playa lexos del puerto,
y es cosa tan sin concierto
que al cabo no sé qué es.  130




Boscán en respuesta a una en que le preguntavan si después de venida la corte era mayor su mal y si la gente le congoxava


ArribaAbajo    En mis entrañas Amor
sus tiros haze tan llenos
que no puedo en mi dolor,
por no pensar que fue menos,
pensar que agora es mayor.  5
Mas si por caso la gente
me movió, no fue gran yerro,
porque a vezes al doliente,
por solo ladrar un perro
se le altera el acidente.  10

    Y es tal mi fantasía
que, si bien quiero miralla,
tan dulce es la pena mía,
que solo para gozalla
me estorva la compañía.  15
Y si alguno a sentir prueva
del mal quel amor me ha hecho,
con razón tengo despecho,
pues la parte que otro lleva
se quita de mi derecho.  20

    Pero tal me tiene ya
la que en dolor me sostiene,
que de cuantos ay acá,
ni hallo más al que viene,
ni menos al que se va.  25
Tiene mi cruda pasión
tan pasmada el alma mía,
que ni siento el coraçón,
ni sé ya cuándo es de día,
ni cuándo las noches son.  30




Del mismo respondiendo al almirante que le preguntó si el mal que tenía lo avía traído de Castilla o si lo avía avido allí porque él estava tan desatinado que no lo sentía, dize


ArribaAbajo    Cuando el golpe está caliente
del que está rezién herido,
acaece que no siente,
ni la sangre que ha perdido,
ni la llaga que es presente.  5
Por esta razón se prueva
que este mal aquí le han dado,
pues la llaga está tan nueva
que hasta aquí no se ha catado.

    Nuevo es este cuidado;  10
quien le causa no es ausente,
que del mal acostumbrado
no suele ser el doliente
tan de rezio derribado.
El dolor, siendo tan lleno,  15
por razón se da sentencia,
que no pasa del seteno
según crece la dolencia.




El mismo respondiendo al almirante que le embió a dezir que según eran sus coplas no esperava poder pagallas. Y tornava a tocar en su mal, y dize


ArribaAbajo    Comigo se ha bien cumplido,
yo soy quien queda deudado,
pues de mí, lo que se ha dado,
cuan presto fue recebido
tan presto quedó pagado.  5
Pues si en vuestra señoría
vale el recebir por dar,
será tal la deuda mía,
que en la mano está el quebrar
si durare la porfía.  10

    La herida, mucha o poca,
del cuerpo que no está sano
deve tocarse liviano,
pues se altera si se toca
de alguna pesada mano.  15
Esta llaga de tristura
ya no es bueno más tocalla,
pues para mejor sanalla
será la más cierta cura,
no curarse de tocalla.  20

    La medecina es confusa
si se da a cada momento,
pues no quiere ni rehúsa
ni recibe movimiento
natura de lo que usa.  25
A esta pena mortal
darle más remedio sobra,
porque vemos que en el mal
artificio menos obra
que la obra natural.  30

    Por esto será mejor
que mudemos otra habla,
porque donde el mal se entabla
toma fuerças el amor
cuando más en él se habla.  35
En la persona regida,
cuando su salud se apoca,
haze por guardar la boca,
porque se guarda la vida
que otramente será poca.  40

    En mí, que de todo muero,
no se ha de tener tal tiento;
que pues que salud no espero,
ya no tengo regimiento,
ya como de lo que quiero.  45
Por do cese la porfía
de hablar más en amor
que es en vuestra señoría,
hablemos en el dolor
que padece el alma mía.  50

    Mil vezes estoy espantado
de qué me paro a pensar:
cómo puedo yo durar
en la pena del cuidado
que nace de mi penar.  55
Mas Amor, que en mí concluye
la pena que me deshaze,
con dos manos en mí haze:
con la una me destruye,
con la otra me rehaze.  60

    En la gloria, la pasión
va más clara de contino,
como yervas en el vino
por llegar al coraçón
por más derecho camino.  65
Si algún bien me da el amor
so color de consolarme
no lo da por dar favor,
mas dalo por renovarme
para el nuevo disfavor.  70

    Los ríos, que en su grandeza
alcançan diversos grados,
cuando a la mar son llegados
mudan su naturaleza
y empieçan a ser salados.  75
Así el bien que, natural,
en todo tiene dulçura,
si a mí llega, toma tal,
que lo buelve en amargura
la amargura de mi mal.  80

    De los males que en mí son
uno con otro guerrea,
porque dentro en su pelea
mi cativo coraçón
muy más afligido sea.  85
En mí se abiva el temor
y el deseo en mí pace;
y por más moverme Amor
algunas vezes me nace
un poco de disfavor.  90

    Náceme por dar pasiones
y alterar más mis sentidos,
como suelen las visiones
espantar a los perdidos,
medrosos de coraçones.  95
Mas para qué me fatigo
en escrevir mi tormento,
pues del dolor que consiento
más de lo que entiendo digo
y menos de lo que siento.  100




Una sola del mismo


ArribaAbajo    A vezes se cura el ciego
con lo mismo que ha cegado,
así como suele el fuego
reparar lo que ha quemado
si se torna a quemar luego.  5
Heme perdido queriendo,
heme de ganar amando,
y en esto que voy penando
la herida cobré viendo
y avré de sanar mirando.  10




Del mismo a un espejo


ArribaAbajo    Porque quien me da pasión
no me consiente tenella,
dirás a la causa della
que vea en ti la razón
que tengo de padecella,  5
sino que temo que en ti
vea el bien y el paraíso,
que la muerte me da a mí
y muere como Narciso
de amores propios de sí.  10




Del mismo al alinde que va detrás del espejo


ArribaAbajo    Alinde, en ir a do vas
tu propriedad desfallece.
Allí tu ser perderás,
que es menos parecer más
do lo más menos parece.  5




Preguntó el almirante si amava do solía o si tenía nueva fe. Y responde


ArribaAbajo    Del dolor que me ha buscado
ya me pesa claramente
que él es de muerte doliente,
de averse desconcertado
no es mucho ni se arrepiente.  5
Determino desdezirme
de lo dicho y de lo hecho,
que aunque mi querer fue firme
es tan firme mi despecho
que me haze arrepentirme.  10

    Nueva fe yo no recibo,
mas la fe que me dio vida,
con agravios combatida,
ha sido, de bivo en bivo,
de ahogada fallecida.  15
Y si en ella en tal jornada
alguna calor se siente
es la muerte tan reziente
que, puesto que esté finada,
no dexa de estar caliente.  20

    No consiente el afición
perjüizio se le haga,
así como el coraçón
no puede recebir llaga
sin que muera de rondón.  25
Mi voluntad estremada
no ha sufrido maltratarse,
pues de rezia y de fundada,
antes uvo de quebrarse
que pudiese ser doblada.  30




Respuesta del mismo al almirante sobre que le acertó una sospecha que tenía dél. Después tócale en lo que sospechava


ArribaAbajo    Mi alma piensa y sospira
y imagina tan sin tino
que, a veces, su desatino
acierta donde no tira
por más derecho camino.  5
Así la dicha ha acertado
la sospecha que ay aquí,
los males que tengo en mí
tanto me han adelgazado
que estoy hecho un zohorí.  10

    Después de desconcertado
de mi triste fantasía,
luego fui tan alterado
que, para cualquier sangría,
la sangre se me ha elado.  15
Pues si siendo mala o buena,
de estar elada no sale
aunque se acierte la vena,
la lancetada qué vale
sino para dar más pena.  20




Al mesmo porque después de averle encarescido mucho su mal al cabo le dixo que estava remediado y que su mal afloxava


ArribaAbajo    La persona que es llagada
luego así se desconcierta
que, a las vezes, de espantada,
cuando más se da por muerta,
dize que su mal no es nada.  5
Conociendo que está en medio
del peligro muy mortal
toma y tiene por remedio,
por no pensar en el mal,
no pensar en el remedio.  10

    Así vuestra señoría
se harta de su dolor,
y su misma fantasía,
por la sobra del temor
de sí mesmo, no la fía.  15
Y viendo que está tan quedo
su mal en toda su fuerça,
de pura vasca del miedo
no solamente se esfuerça,
mas aun toma denuedo.  20




Respuesta del mismo a unas en que le dezían que su pena parecía ser poca pues tam bien la dezía, y que su mal no era mucho, pues tenía sentido para dezillo


ArribaAbajo    Con tan nuevo mal me tienta
el amor que me ha prendido
que, quitándome el sentido,
no me quita que no sienta
los males que me han herido.  5
Puesto que el dolor desvía
mi sentir y turba el tino,
no turba la pena mía;
que el tenor está con tino
si el discante desvaría.  10

    Cuando en mi pena mayor
yo publico lo que siento
es el espírito de amor
que sin mi consentimiento
dize todo lo que siento.  15
Y así, tan turbado siendo,
digo la congoxa mía,
y es como la fantasía,
que suele dezir durmiendo
lo que ha pasado de día.  20

    Y si mi mal pudo hablarse,
no fue falta de tormentos,
pues muchos vemos hallarse
que cobran los sentimientos
estando para finarse.  25
Ni es mucho ver que se entabla
en mi lengua el dolor mío,
que pues no viene de frío,
pues no me quita la habla,
no parece desvarío.  30

    Aunque tales obras son
las con que amor me deshaze,
que aunque vaya por un son
diversos efetos haze
en un mismo coraçón.  35
Al uno luego lo ataja
de sobra de sentimiento,
y al otro de pensamiento,
que aunque esté en la mortaja
siempre diga su tormento.  40




Boscán porque le dezían que su amiga no quería ver sus penas pues que no hazía señal dellas


ArribaAbajo    Si quien causa la contienda
las penas no quiere vellas
no es porque no las entienda,
mas porque por entendellas
ha miedo no las encienda.  5
Y que ella señal no haga
ay esta razón igual:
que no quiere dar señal
por no obligarse a la paga
que deve de tanto mal.  10




Para bien confesar


ArribaAbajo    Duéleme el tiempo pasado,
atiérrame el porvenir;
como sé que en mi vivir
he comido de prestado
para pagar al morir,  5
do no me aprovecharán
desculpas malas y buenas,
que a pagar con las setenas
será, pues me llevarán,
por un plazer, tantas penas.  10

    Quien tan buena medicina
tiene que no la procura
deste tiempo, pues figura
la probática piscina
que todas dolencias cura.  15
Con abstinencias de ayunos,
con dolor de amargos llantos
de aquestos días tan santos,
demos, pues, al alma algunos
pues al cuerpo damos tantos.  20

    El que con Dios se descarga
es como buen despensero:
del primer punto al postrero
escriva cuenta muy larga
del tiempo ques el dinero.  25
Ya está puesto mayordomo
entre Dios y el pecador:
dando cuenta al confesor
es, ni más ni menos, como
si la dieses al señor.  30

    Trastorna en la confesión
como casa tu consciencia,
riégala con diligencia
con agua de contrición,
bárrela con penitencia.  35
Escudriña los rincones,
no dexes como vasuras
tus pecados, sus hechuras;
de otras cogitaciones
guarda de quedarte a escuras.  40

    Con dolor, sin disciplina,
con una lágrima pagas
de ti y de aquellas llagas,
que por su gracia divina
te da gracia que lo hagas.  45
¿Quién dexa en trago tan fuerte
remedio a tan poca costa
viendo senda tan angosta,
los días para la muerte
ir corriendo por la posta?  50

    ¡O ciegos, y que no veamos
la ganancia deste trato!
Lo questamos dura un rato,
y la gloria que esperamos
para siempre, es muy barato.  55
Despreciamos lo que importa
por preciar lo que no es nada.
¿Ay cosa más apocada
questa vida? Que, de corta,
no es venida que es pasada.  60

    ¡Cuán pocos tienen memoria
desto, y sufre Dios eterno
gente de tan mal govierno
que queréis trocar la gloria
a barato del infierno!  65
¡Ay del cuerpo, ques el ciego,
y el alma que va detrás!
¡Si supieses dónde vas:
a ser del infernal fuego
un tizón de leña y más!  70

    ¡Cuitada de alma que stés
en tanto trabajo puesta!
Y a ti, que Dios te la presta,
¿Qué te puede dar que des
cosa que tanto te cuesta?  75
Ingrato, desconoscido
a Dios, y que ya no fuese
suyo y tuyo el interese,
pues Él por ti ¿qué ha podido
hazer que no lo hiziese?  80

    Procuremos de ser otros
que gran crueldad hazemos.
¡Que dar su sangre le vemos
por nosotros, y nosotros
lágrimas por Él no demos!  85
Que Dios fuera un no sé quién,
un hombre de por aí
que ansí muriera por ti,
a ley de hombre de bien,
¿a qué te obligara di?  90

    Pues un hombre de no nada
pone en tanta obligación
¿cómo en Dios, por qué razón
tenemos ansí olvidada
la muerte de su pasión?  95
A quien no contempla en esto
¿cómo Dios se lo perdona?
Para tal Rey, ¡qué corona,
qué cruz, y en ella puesto,
qué clavos y qué persona!  100

    Ver a Dios entre qué muertos:
dos ladrones a sus lados
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  105
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  110

   Cuando me paro a pensar
mis años tantos pasados,
de malo tan mal gastados,
buenos sí para pecar
no para escusar pecados.  115
Estoy, como torpe y loco,
mi tiempo é gastado en ellos;
no tengo tanto en hazellos
como, hechos, ser tan poco
el dolor que tengo dellos.  120

    Salir de gran pecador
muy desconsolado quedo
de mí, que me tengo miedo,
porque bien sabes, Señor,
que sin tu poder no puedo.  125
Y si de pecar me aparto,
antes havía de ser,
que, tan tarde, es de creer
que mé dexado, de harto,
como otros de comer.  130

    No ay persecución ni açote
que no lo merezca yo;
si carne, carne comió,
pague, pues deve el escote
el cuerpo y el alma no.  135
Si en mis culpas, la disculpa
que puedo dar me condena,
si tu clemencia, de buena,
por escusarme de culpa,
no me librara de pena.  140

    Mis manos atadas, vengo
ante ti, mi juez, llorando,
de tu justicia temblando;
pues que sé que no la tengo,
misericordia demando.  145
Pues sabes que no veniste
por los justos y es así,
por los pecadores sí;
donde tantos redemiste,
queda el redemir en mí.  150




Romance viejo



Para el mal de mi tristeza
el consuelo es lo peor,
pues en las cosas más tristes
hallo el remedio mayor;
quitando el vivir aparte,
que deste tengo temor.
Pues que muero como vivo
el morir será mejor,
quen la muerte está la vida
y en la vida está el dolor;
porquesto hazen amores
a los que tienen amor.




GLOSA

ArribaAbajo    Tiénese por certidumbre,
si bien se quiere mirar,
quel que nasce en servidumbre
que le haze la costumbre
no penar con el penar.  5
Así que a mí, servidor,
que nascí en pena y dolor
criado siempre en crueza,
para el mal de mí tristeza
el consuelo es lo peor.  10

    Desear ser consolado
es de flaco coraçón,
ser constante y esforçado,
cuanto en amor más penado,
da más alta perfición.  15
Pues sabed lo que os dolistes
del mal sufrir que me vistes
quen él está mi favor,
pues en las cosas más tristes
hallo el remedio mayor.  20

    El morir sirviendo es gloria,
muerte esperar galardón,
porque ofensa notoria
de quien puso en su memoria
decorar su perfición.  25
Y en el bien que Amor reparte,
amar sin fición ni arte
es el consuelo mejor;
quitando el vivir aparte,
que deste tengo temor.  30

    Y tal quen pensar quespero
que mi vida á de enojaros,
de sólo pensallo muero;
pues, viviendo, desespero
con mi muerte contentaros.  35
Trabajos son los que escrivo
y no de verme cativo
vuestro, de mi fe y de Amor:
Pues que muero como vivo
el morir será mejor.  40

    La muerte de vuestra mano:
ésa es vida para mí,
y pues que por ella afano,
dádmela y veréis que gano
vida que no merescí.  45
Mostraros heis gradescida,
y en estremo conoscida,
de quien fuere sabidor
quen la muerte está la vida
y en la vida está el dolor.  50

    Porquen ella nos castiga
con penas, ansias, recelos,
y con embidia enemiga
el amor, que nos castiga
con los tristes, crudos celos.  55
Quel mayor de sus dolores
no son cierto disfavores,
mas tener competidor,
porquesto hazen amores
a los que tienen amor.  60




Otras del mismo


ArribaAbajo    Halagóle y pellizcóle
la moçuela al asnejón.
Allególe y enamoróle;
y él estávase al rincón.

    Necesidad enemiga  5
besa manos que no quiere.
Amor, pasión y fatiga,
a cualquier yerro requiere.
Colocóle y apretóle
la moçuela al villanchón  10
rebolvióle y requestóle
y él estávase al rincón.

    Del ganado havía venido,
al ganado se tornava.
Desgreñado y mal vestido  15
contra Amor poco bastava.
Ojeóle y salteóle,
aguardóle tras cantón,
apañóle y encerróle:
y él estávase al rincón.  20

    El villano enerizado
la moçuela diligente.
Era, si fuera mirado,
gran dolor verle presente.
Retorcióle y arrojóle  25
encima de un buen colchón;
atentóle y despertóle:
él tornávase al rincón.

    «Dacá hermano -le dezía-,
di, ¿qué tienes que me dar?»  30
Como en burla parescía.
No era todo burlar.
Pellizcóle, enamoróle,
asióle del cabeçón;
abraçóle, rebolvióle;  35
y él estávase al rincón.

    Como el cristal era blanca,
muy más fresca que la rosa,
de sus miembros nada manca,
sobre mugeres hermosa.  40
Rogóle y desembolvióle,
púsole la colación;
repelóle y enojóle:
él estávase al rincón.

    Porfiada, desembuelta,  45
no dexava de seguille
con las obras, y rebuelta,
no quedaba qué dezille.
Asióle y despellejóle
descubrióle la intención;  50
predicóle y regalóle,
y él estávase al rincón.

    De corrida y de risueña
no se podía acorrer:
ella muerta por ser dueña,  55
él por echar a correr.
Remiróle, amonestóle,
asióle del cabeçón;
desgreñóle y derribóle:
él estávase al rincón.  60

    Tal palacio en tales dos
nunca fue para holgar,
así me perdone Dios,
no es devido de olvidar.
Besóle, desalforjóle  65
y poníale en razón;
mostróle y regozijóle:
él estávase en su rincón.

    No sé cómo me lo diga
según de hecho pasó.  70
¡Triste de quien se fatiga,
porque por sí no lo vio!
Rodeóle y requirióle,
trúxole la colación,
desnudóle y descalçóle,  75
él estávase en su rincón.

    A lo posible se puso
esta moça, Dios lo sabe.
El pleito quedó confuso;
el villano en mal acabe.  80
Rempuxóle, desdeñóle,
descosióle el camisón,
embolvióle y despidióle.
Fuese al campo el asnejón.




Villancico


ArribaAbajo    ¡Ved amor quempacho pone!
Quel gesto sólo es testigo
del dolor questá consigo.

    En vuestra presencia hallo
con esta vida que sigo:  5
un temor por lo que digo
y un pesar por lo que callo.
E si el mal quiero contallo,
sólo el gesto es el testigo
del dolor questá comigo.  10

    E si quiero mis querellas
dezillas, porque no muera,
disputan ellas con ellas
por quién saldrá la primera.
E riñen por tal manera  15
que quedan sin dar testigo
del dolor questá consigo.




Del mismo. Porque embió tarde el villancico a una señora


ArribaAbajo   Si el villancico no vino,
señora, la razón es
que á tardado en el camino
porque tiene floxos pies.
E no lo tengáis a tacha  5
si en llegando está turbado:
que ante vos, quien no sempacha,
su saber tiene empachado.




Del mismo a una partida


ArribaAbajo    De la partida en que muero
os aviso con pasión.
Aunque nunca prisionero,
por huir de la prisión,
avisó a su carcelero.  5
E sabed que aunque la ida
partiera el alma de sí
he por buena esta partida
por vengarme de la vida
questá armada contra mí.  10




Del mismo a lo mismo


ArribaAbajo    Señora, de vos me parto;
de vos y del alma mía.
Y pues yo de mí me aparto
¿quién querrá mi compañía?
De mí mismo estó espantado,  5
fuera voy de todo seso:
que anduve desterrado,
señora, quedando preso.




Del mismo. Porque una dama le dio mate jugando al axedrez


ArribaAbajo    Muy satisfecho de veras
me vine, perdido el juego.
Tiro fuera de hombre ciego
no haver hecho mil cegueras.
      Mi cabeça,  5
¡cuál quedara y con qué fama
si, como ha sido de dama,
fuera el mate de otra pieça!




Del mismo. Bolviendo a don Antonio de Velasco tres doblas quebradas


ArribaAbajo    Embíos las doblas quebradas:
no sé en esto si soy loco.
¡O señor, y cuán pesadas
serán en pesar tan poco!
Han tenido gran cuidado  5
por cumplir y contentaros,
que después de haver quebrado
no an dexado de pagaros.




Glosa de Boscán a esta canción de don Jorge Manrrique que dize «No sé por qué me fatigo»


ArribaAbajo    Pues trabajo en ofenderme
con vida que mal procura,
no es razón que mi ventura,
aunque pueda defenderme,
me defienda de tristura.  5
Que quien más es mi enemigo
no es amor ni vos, mas yo;
y pues yo mi dolor sigo
no sé por qué causa, no,
no sé por qué me fatigo.  10

    Mi querer es mi razón,
mi razón es mi deseo;
mi deseo, cuando os veo,
con razón me da pasión,
con la cual triste guerreo.  15
Y por esto me perdí:
mas no perdí mi dolor
y fui vencido de mí
y de mí fui vencedor,
pues con razón me vencí.  20

    Vencíme con mi querer,
con mi querer no fingido,
y con este tal partido
ved cómo podrá vencer
quien de sí queda vencido.  25
Venceré, si el seso sigo
y si no sigo mi grado,
y si más no me persigo,
mas ¿cómo podré, cuitado,
no siendo nadie comigo?  30

    Mis valedores se armaron
contra mí sin avisarme,
y acordaron de matarme,
y, pues todos me dexaron,
yo también quise dexarme.  35
De forma que me sentí
del todo desamparado,
porque fueron, cuando os vi,
razón, amor y cuidado,
y vos y yo contra mí.  40

    En ser vos mi matadora
quise ser mi matador,
porque soy tal amador
que lo que queréis, señora,
me manda querer amor.  45
Y ansí, de mí combatido
y de vos, pues vos queréis,
con amor y sin sentido
me perdí, como sabéis,
yo por averos querido.  50

    Con amor y desamor
causamos mi mala suerte;
vos con desamor dais muerte,
yo con teneros amor
mi dolor hago más fuerte.  55
Y ansí de mi mal sobrado
los dos fuimos ocasión
pues causamos mi cuidado,
yo en teneros afición,
vos por me haver desamado.  60

    Es fuerça quen plazer sienta
mi dolor y vuestro olvido,
porquel ques de amor herido,
cuanto más cresce la afrenta
tanto más es más sufrido.  65
Y por esto no forçado
me vencí, pues me vencistes;
y con mal desesperado
yo me di y vos me prendistes
con vuestra fuerça y mi grado.  70

    Mi querer quereros quiere
aunque no espere victoria,
porque tengo en la memoria
que do el peligro más fuere
más será también la gloria.  75
Por la cual razón he sido
contra mí por ser con vos,
y así siendo de un partido,
con las armas de los dos
havemos a mí vencido.  80

    Comigo desavenido
a mí mismo fui traidor;
mas mirad qué hizo Amor:
que quedase yo vencido
siendo con él vencedor.  85
Por estas causas que digo
no devo quexarme yo,
pues traigo guerra comigo
pues yo fui quien me mató
y pues yo fui mi enemigo.  90

    Mi vida con tal contrario
quiso a vuestros pies lançarse
como aquel que, por librarse,
no lo mate su adversario,
ha por bien rendir y darse.  95
Mas por eso, según vi,
no pude escusar mi muerte,
muy peor hize mi suerte,
porque cuando me rendí
en darme como me di.  100

    En mi mal que mal me trata,
este bien se trata agora:
y es ser vos mi vengadora
y matáis a quien me mata,
pues a mí matáis, señora.  105
Así que, sin ser comigo,
no podéis ser contra mí;
mas en fin pregunto y digo
que del ques contrario a sí
¿quién osará ser comigo?  110

    Quien consigo paz no tiene
con todos terná renzilla.
Quien procura su manzilla,
si la tiene, le conviene
que la tenga y no senzilla.  115
Por do si me perseguí,
perseguidme vos matando,
dadme mal, pues mal me di:
que no es justo ser del vando
del enemigo de sí.  120




Del mismo. Bolviendo arrepentido a servir a una señora


ArribaAbajo    El desconcierto pasado,
señora, me hizo acordar
quen este mundo cuitado
poco vale el bien obrar
para quien está en pecado.  5
Y ansí yo puedo deziros
quen mis gravezas y penas,
siendo fuera de serviros,
ni aprovechan mis sospiros
ni valen mis obras buenas.  10

    Por lo cual, pues, me arrepiento
de lo hecho contra Amor,
perdoná mi desatiento.
No pidáis al pecador
más del arrepentimiento.  15
Cuanto más quen lo que stoy,
vos, señora, me truxistes;
que pues que sin vos no soy,
ni sin vos vengo ni voy;
vos de vos me despedistes.  20

    Mas, si acaso yo he errado,
yo también me di castigo,
porque a bueltas del pecado
la culpa traxo consigo
la pena para el culpado.  25
Y pues mi culpa enemiga
tantas penas la persiguen,
vuestra saña no me siga,
que quien a sí se castiga
no es razón que le castiguen.  30

    Mas quedan escarmentados
los que tuvieren aviso,
contemplando en mis cuidados,
que espero paraíso
y he purgado mis pecados.  35
Con mis ojos tristes, ciegos,
mi culpa siempre llorando
he pasado por mil ruegos
y no puedo con mis fuegos
no quedar yo condenado.  40

    Pues no sé por qué razón
queréis darme la sentencia,
juzgando mi coraçón
dístesme la penitencia
y olvidastes el perdón.  45
Mas en fin, pues ya no yerro
ni más turan mis bullicios,
mandad alçar el destierro,
no deshaga sólo un yerro
lo que hizieron mil servicios.  50




Boscán prosigue


ArribaAbajo    Tuvistes para ofenderme
gran poder en mi sentido:
vos no quesistes vencerme
pero yo quedé vencido.
No fue menester querello,  5
señora, para hazello,
que si fuera el vencimiento
en vuestro consentimiento
¿quién pudiera merescello?

    Adrede hazerme mal  10
fuera ya merced tan alta,
que obra tan desigual
quiçá fuera vuestra falta.
Para poner en su grado
vuestro valor fue forçado  15
que, señora, en tal jornada
estando vos descuidada
recibiese yo cuidado.

    En veros para el tormento
vi tan abierto el camino  20
que pasalle el pensamiento
parecerá desatino.
El comienço es ya tarde
para quell alma se guarde
y muy áspero el estrecho.  25
Y el dolor viene tan hecho
que no oso ser covarde.

    De miedo no sé huir
y es el esfuerço forçoso:
no me cumple ya el vivir  30
ni tampoco morir oso.
Ya toda mi voluntad
es buelta en necesidad;
de triste me satisfago.
Para hazer lo que hago  35
me falta la libertad.

    Voy a entender lo que quiero
y a querer lo que no entiendo,
de cualquier cosa me prendo
y, prendado, desespero.  40
El peligro está en la mano
y finjo que temo en vano,
tan sin razón me confío;
de medroso, el seso mío,
do muere, se da por sano.  45

    Vos, señora, en tal afrenta
nunca descanso me distes,
no porque no conocistes
la pena que me atormenta.
Mas paréceos baxa cosa  50
que a mi vida trabajosa
os bolváis para miralla.
Lo mejor será dexalla
pues os es tan enojosa.

    Visto está que dos estremos  55
pocas veces se juntaron;
y si alguna se hallaron
nosotros no lo sabemos.
Y con esto al fin diremos,
los que de amores andamos,  60
que si amamos, que no vemos,
y si vemos, que no amamos.




La sentencia de Terencio que dice «in rebus irrecuperabilibus sola oblivio est medela» traduce Boscán


ArribaAbajo    Bien sé yo, triste cuitado,
que para el bien que es perdido,
si no puede ser cobrado
para aliviar el cuidado
que es medicina el olvido.  5
Mas si es sin precio el valor
de la cosa que es perdida,
qué medicina mejor
que crecer en el dolor
para menguar en la vida.  10




Boscán imbía una obra al obispo de Segorve para que hallándose em Barcelona la mandase dar o si quisiese traella a casa de una señora que por otro galán no le quería acoger en su casa


ArribaAbajo    Muy ilustre enamorado,
reverendísimo no;
quien el título os trocó
en otro de mayor grado,
      ése es yo.  5
Quien imbió esa obra allá
sin ir para quien se imbía,
sé que Vuestra Señoría
me la favorecerá
      por ser mía.  10

    Que favor de tal señor
es gran cosa para mí,
aunque según os va aí,
que se guarde es muy mejor
      para sí.  15
Si es verdad lo que se á dicho
que a un obispo de tanta arte,
si el Papa (no quien es parte)
que os aya puesto entredicho
      en tal parte.  20

    Tenéis, si no procuráis
que esa dama bien os tracte,
perdido el juego al remate;
si en esa casa no entráis
      vos sois mate.  25
Y aun podéis dezir que os dan
mate en casa señalada,
de dama y tam bien criada,
que no os supe por galán
      en su posada.  30

    Las coplas de ese papel,
queriendo favorecellas,
podrá ser que con traellas
ellas valgan más por él,
      y él con ellas.  35
Serán gavilán, por cierto,
más que coplas, si se acierta
que con ellas desconcierta,
que os dexan pasar el puerto
      de su puerta.  40




Soneto


ArribaAbajo    ¡O muerte!, di ¿qué speras de llevarme
de mundo tan perverso y desdichado,
sin fee y sin lealtad, tan acabado
en todo el mal que no puede acabarme?

    No tengo amigos con que consolarme,  5
porque l'intento dellos va doblado;
y ansí se dobla el mal y el triste hado
con encubrillo sin poder quexarme.

    La buena horden toda ya descrece,
y todo cuanto es bueno se desama,  10
las buenas hobras malas veo se mudan;

    respecto no se tiene a quien merece,
ni se tiene respecto a quien bien ama,
ni amigos se respectan ni se ayudan.




Soneto


ArribaAbajo    Quexosos mil leales amadores
de ver con qué crueldad Amor les trata
el tiempo bien servido, y siempre ingrata,
Fortuna crese más en sus amores.

    Dixo uno dellos: «Nuestros disfavores  5
mirad, dél no proceden ni él nos mata;
es causa dellos quien lencierra y ata,
y dél reparte todos sus favores.»

    Do nos maravilléis si quien merece
no lleva el gualardón, porque mujeres  10
contino escojen el ques más desnudo

    damor y lealtad; y ansí parece
que dirá mal dAmor y sus averes
quien diga lisongero ni más crudo

      a quien hazer pudo;  15
ni podrá ser que pueda en cuanto biva,
quitarce nunca de quien lencativa.




Soneto


ArribaAbajo    ¡Ay, coraçón, ingrata es quien te lleva!
¿Quién pensará jamás no rebentaras
en ver gustar damor? ¿Quién no pensaras
de sí pensase hazer una tal prueva?

    Siempre pensé le fuese cosa nueva,  5
y ansí tus daños jamás le contaras,
pensando quen dezillos la enojaras,
pues con sólo pensallos te reprueva.

    Espántome de ver tu sufrimiento,
y espántome de mí cómo soy bivo,  10
y más mespanta vermen tal estado

    de no poder quitar el pensamiento
de la que causan mí mal tan esquivo,
y no morirmen ver estonterrado.




Octava rima


ArribaAbajo    Jamás, señora, puedo mejorarme,
e cuanto es bueno por sanar mis males
rebuelvel pensamiento, y es matarme.
¡O mal ques bien; de mal dais las señales!
No quiero el mal ni dél puedo apartarme  5
y huyo el bien que alcansan desleales.
Mirad, si no lo sois, que desociego
alcansaquel que sigue amor tan ciego.




Octava rima


ArribaAbajo    Ya no te falta, Amor, sino matarme;
en tal punto me tienen tus cruesas.
Recuerda cuán mejor sería sanarme
o que me fuersas contra tus bravesas.
No soy más parte ya por mejorarme,  5
y tú piensas agora que me avezas.
Mira que aprendes del mal valestero,
ansí tirando a quien tes verdadero.

    Si contra aquel quen sí poder no tiene,
e cuanto es suyo tuyo lo confiesa,  10
te muestras tal, que tanto le conviene;
a'quel que tuyo no es que se dé priesa;
no de seguirte, pues que se detiene
tu gualardón, si Fortuna traviesa,
importuna, cruel, no muda el hado  15
al triste quen servirte stá hadado.




Soneto


ArribaAbajo    No sé ni puedo ya, señora mía,
valermen tantas cuitas como paso;
imaginando stoy siempre aquel paso
que Muerte dará fin a mi porfía.

    Y ansí se acabará todo en un día  5
lo quen diez anyos no se anduvo un paso,
tan buenos que de bien no fuese scaso,
cargado de mil males y agonía.

    ¡O mal tan grande! ¡O pensamiento fuerte,
que puedes tanto en mí para penarme!  10
Cuán poco es lo que puedes, pues no muero

    de sólo imaginar mi triste suerte
tan desdichada en no poder quexarme
a vos del mal, por más quel mal sea fiero.




Soneto


ArribaAbajo    Disimulando voy con alegría
mi triste stado y muestro star contento;
alcança luego allí mi pensamiento
el mal que viene desto al alma mía.

    Porque siguiendo yo tal fantazía  5
el mal sencoge donde más le siento,
y ansí le dura más, y el sentimiento
se muestra poco embuelto en tal porfía.

    ¡O fuerte caso! ¡O duros pensamientos
que siempre stáis pensando nueva guerra!  10
Hazed ya paz, si no, dadme la muerte.

    ¿Qué vale imaginar nuevos tormentos
en hombre que biviendo stá so tierra,
muriendo sin morir ni mudar suerte?




Soneto


ArribaAbajo    Provado é muchas vezes, en diez años
que voy siguiendo aquesta mi porfía,
si estando ausente y la memoria mía
dexase de acordarse de mis daños.

    Mas siempren ellos bivía y sin engaños,  5
y en vos que los causáis de cada día
está pensando más que si os vía
el vuestro gesto y modos tan estraños.

    Si ser presente stoy con vos hablando
lo que hablaros siempre fue vedado;  10
sin vos, en vos estoy siempre pensando.

    La causa que ante vos me quedo helado
sin declararme y siempre star callando,
es ver en vos más bien de lo pensado.




Soneto


ArribaAbajo    Un tiempo yo pensé y tuve por cierto
que otro dolor hallar no se podría
que igualaçe al morir y a su porfía,
y veo que anduve herrado y sin concierto.

    Por lo que digo, una vez más ser muerto  5
estimo que morir tantas el día,
cuantas se ofrece ver sin alegría
vuestro gesto de amor, seguro puerto.

    Si con desdén mi voluntad tan firme
tratáis, es un dolor tan rezio y estraño  10
que juzgo por menor lo de la muerte;

    mirad si, con verdad, caso tan fuerte
afirmar puedo que no ay mal tamaño
pues tales tragos paso sin morirme.




Canción


ArribaAbajo    Después que perdí la dulce livertad,
bien es verdad questuve algún día
harto contento de verme cativo;
grande era el mal quentonces sentía,
mas el tiempo que fue de mi voluntad  5
yo no quisiera dexar de ser bivo.
Tan grande es la pena que desto recibo,
cuando macuerdo por qué lo é pasado,
      queste tormento
es de mis males el más que yo siento,  10
pues por lo quentonces yo quise de grado,
      agora es forçado
que biva con pena mayor que mortal:
yo mucho más siento la causa quel mal.

    Túvome amor un tiempo engañado  15
con dulces halagos, contento en el fuego
quel alma y la vida me á consumido;
tiéneme agora sin paz ni sosiego,
con tristes desdenes tan desesperado,
que yo de mí mismo ya estoy aborrido,  20
porque pensando cuán mal agradecido
fue todo el tiempo perdido en amores,
      mejor me stuviera
ver ya llegada la noche postrera,
pues que no puedo con tino olvidaros,  25
      ni a vos acordaros,
a lo menos, señora, que nunca os erré,
si no fue en teneros gran sobra de fe.

    ¿Quién no lo sabe con cuánta firmeza
é padecido después de aquel día  30
que yo de mí mismo fui enagenado?
¿Quién no lo sabe cuán poco pedía
para en descuento de tanta tristeza
porque pudiese sufrir mi cuidado?
Mas no me aprovecha, a mí, desdichado,  35
por justa que sea, ninguna razón,
      que amor con sus manos
se á poderado así en mis entrañas,
que no pasa nadie do está el coraçón
      si no es la pasión,  40
que así me combate, señora, que pido
la muerte por pago de cuanto é servido.

    Nunca se vido quien tanto sirviese
(quiero dezir quien tanto penase),
que mucho más peno de cuanto yo digo;  45
nunca se vido que nadie alcançase
tan mal gualardón que tanto quisiese.
La vida que traigo es dello testigo,
tengo otra guerra contino comigo
que no me da tregua jamás un momento.  50
      ¿Por qué yo no callo?
¿Por qué yo no cubro mi mal? Pues que hallo
que abiva quexarme la pena que siento,
      mi triste tormento
crece contino mis males quexando,  55
y es tal, que no puede sufrirse callando.

    Mas yo determino, por grave que sea
mi triste dolor, de nunca hablar;
ya con mi lengua no más lastimarme.
Amor, tú me puedes muy bien acabar;  60
mas ya no más quexas, ni nadie lo crea,
que tinta y papel más gaste en quexarme.
¿De qué me aprovecha agora acordarme,
con vozes al viento, de aquel primer día
      señora que os vi,  65
de aquellas mudanças que luego sentí
dando y tomando con mi fantasía?
      O cuando no os vía,
¿qué llamas tan bivas? ¿Qué fuego era el mío?
Y cuandos mirava, ¿qué mármol tan frío?  70

    No más, ya no más hablar en el punto
que, como Dios sabe, os dixe aquel día
que ante mis ojos á bien descubierto,
con la respuesta penosa, mortal,
cómo aquel lloro, que vino allí junto,  75
ya no me mata, teniéndome muerto.
La muerte y la vida están de concierto:
que una a la otra no me sosaque
      ni biva ni muera;
que sea yo en el mundo de otra orden tercera,  80
que deste tormento jamás no me saque,
      así que, sin xaque,
soy mate ahogado, ni puedo mudar
a casa en que biva, ni puedo acabar.

    El largo discurso de mi pensamiento,  85
los muchos negocios, el poco sosiego,
¿quién, aunque quisiese, dezirlo podría?
¿Quién uvo en el mundo? ¿Quién fuese tan ciego
que andava llorando y estava contento?
En medio del mal, descanso ponía,  90
nunca vi nadie con tanta alegría,
por quien mi tristeza entonces trocara,
      que avía compasión
de quien no sentía la dulce pasión.
¡Agora es amarga y me cuesta tan cara!  95
      Y si alguno provara
de aquella prisión, entonces sacarme,
yo diera mil gritos por no libertarme.

    Viéndome amor que stava contento,
y quera sanarme herirme sus flechas,  100
vino a tirarme con hierro hervolado;
y é aquí do llegan las tristes sospechas,
las cuales me dieron tan crudo tormento,
que no ay quien lo crea si no lo á provado.
En mí fue mayor por estar descuidado.  105
¡O triste de aquel que damor se asegura!
      Pues sin mas segurar,
lleno de furias comienço a buscar
hasta que tope mi mala ventura;
      ya vi la figura,  110
y no fuera malo mi juego a quedar,
mas no fue en mi mano y perdíme en pasar.

    No puedo más, sin mucho ofender,
ir discurriendo por este proceso:
bien lo conozco, bien sé en lo que yerra;  115
pues por no ofenderos, yo digo que ceso
cuando pensava de más mestender
para mostrar do nació mi destierro,
mas lo uno y lo otro todo lo entierro.
Si no la pena que me á denterrar,  120
      ya fuese luego,
porque supiese qué cosa es sosiego;
pues con la vida no sé segurar.
       Tiempo es de acabar,
que me detengo más que quisiera  125
en esto quen ésta será la postrera.




Canción


ArribaAbajo    Bivía estalma alegre contemplando
tu süave semblante desusado;
      el dulce tracto ablando,
      el acudir callando,
y aquel grave mirar disimulando.  5
      De tan supremo estado,
      desecho el fundamento,
no queda a do asirse la esperança,
que arrastrando la lleva el sentimiento
por ásperos caminos tan sin tiento  10
(siguiendo el curso de una tal mudança)
que el seso y la razón es ya locura.
      Y en tanta desventura,
no corren ya los hados tan a tiento,
regiéndolos el freno tu hermosura,  15
que dexen respirar sólo un momento.




Soneto


ArribaAbajo    Si las penas que dais son verdaderas,
como mui bien lo sabe el alma mía,
¿por qué ya no me acaban? y venzía
sin ellas el morir mui más de beras.

    Mas si por dicha son tan lisongeras  5
que quieren retoçar con mi alegría,
dezid por qué me matan cada día
de muerte, de dolor, de mil maneras.

    Mostrazme este secreto ya señora,
y sepa yo por vos, pues por vos muero,  10
si aquesta que padezco es muerte o vida.

    Porque siéndome vos la matadora,
maior gloria de pena no la quiero
que poder tener yo tal omicida.




Capítulo que hizo Boscán a su amiga, el cual se ha añadido nuevamente a este su libro en esta última additión


ArribaAbajo    El pobre de descanso sin ventura;
el triste sin consuelo ni esperança;
el muerto a quien se niega sepultura;

    el rico de dolor, no de holganza,
alegre de pensar sólo en tristeza,  5
bivo por su desdicha y malandança,

    dichoso en contemplar vuestra grandeza
que deshaze la rueda de fortuna
mirándose a los pies de su baxeza.

    El que por vos su Norte, Sol y Luna  10
navega sin hallar playa ni puerto,
y vuestra luz lo dexa sin ninguna.

    Aquel que cresce en mal, y queda muerto,
y mengua porque luego resucite:
¡ved quién concertará tal desconcierto!  15

    Aquél en cuyo pecho Amor permite
sentirse mil dolores al momento
sin que ningún consuelo se los quite.

    A vos, señora de mi pensamiento,
como a quien puede dalla, pide ayuda  20
de algún alivio a tan grave tormento.

    Mi pena, como veis, nunca se muda.
La causa siempre cresce y se renueva,
el alma de esperança está desnuda:

    firmeza no permite que se mueva,  25
dolor la persuade que se rienda,
mas no hará mi fe tan mala prueva.

    Que vale más, por bien, tener contienda,
que por mal desistir de tal empresa
do el por muerto vencido no se entienda.  30

    Del continuo dolor ya no me pesa
que el uso en natura se convierte:
huelga mi libertad de estarse presa,

    y así se holgaría con la muerte.
Mas ésta de justitia se me niega,  35
que no merezco yo tan buena suerte.

    Pésame porque en vos así se entrega
el odio, desamor, ira y despecho
contra quien sola paz os pide y ruega.

    Abrí el seno al amor, abridle el pecho,  40
conviértase en piedad vuestra crudeza,
tornad, por vuestra honra y mi provecho.

    Huir de quien os sigue es gran dureza.
No es justo que toméis nombre de ingrata,
usad, como es razón, de gentileza.  45

    Pensad lo que meresce el que otro mata,
y quién sabe si Amor, en mi vengança,
¿querrá el lobo seguir hasta la mata?

    Que suele alguna vez, no por usança,
dolerse del que a tuerto es maltractado,  50
veréis que os meterá a vos en la dança;

    hará vuestro querer mal empleado,
y que muráis por quien os aborrezca
por justa pena de vuestro pecado.

    Mas desto yo qué havré sino que crezca  55
mi pena, embidia, celos y tormento,
que otro sin meresceros os merezca.

    Esto es edificar torres de viento.
Tornemos a mi mal, que en vos no espero
Amor se halle ni por pensamiento.  60

    Tenéis un coraçón todo de azero,
más duro que diamante hecho a prueva
del dardo de aquel falso ballestero.

    La piedra donde aguza y do renueva
Amor sus tiros, puso en vuestros ojos,  65
en mí el blanco y fiel, y así me lleva:

    de pena en pena, de mal en enojos;
de dolor en dolor, de daño en daño,
mas no que muerte goze mis despojos.

    Con razón me podrá llamar a engaño,  70
pues veo que en mi mal han conspirado
tan grande crueldad y amor tamaño.

    Quexarme agora es ya demasiado,
pedir merced no cale al enemigo
que con sangre sus manos ha lavado.  75

    Esto pido al amor y a vos lo pido:
que si muriere, por mi gran ventura,
llamo vuestra memoria por testigo;

    y que se pongan en mi sepoltura
por armas y tiumpho mis dolores,  80
y la letra dirá: «Murió de amores.»



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