Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajoJornada III

 

(Salen CELIA y DOÑA LEONOR.)

 
DOÑA LEONOR
Celia, yo me he de matar
si tú salir no me dejas
de esta casa, o de este encanto.
CELIA
Repórtate, Leonor bella,
y mira por tu opinión. 5
DOÑA LEONOR
¿Qué opinión quieres que tenga,
Celia, quien de oír acaba
unas tan infaustas nuevas,
como que quiere mi padre,
porque con engaño piensa 10
que don Pedro me sacó,
que yo ¡ay Dios! su esposa sea?
Y esto cae sobre haber
antes díchome tú mesma
que Carlos ¡ah falso amante! 15
a doña Ana galantea,
y que con ella pretende
casarse, que es quien pudiera,
como mi esposo, librarme
del rigor de esta violencia. 20
Conque estando en este estado
no les quedan a mis penas
ni asilo que las socorra,
ni amparo que las defienda.
CELIA

 (Aparte.) 

(Verdad es que se lo dije, 25
y a don Carlos con la mesma
tramoya tengo confuso,
porque mi ama me ordena
que yo despeche a Leonor
para que a su hermano quiera 30
y ella se quede con Carlos;
y yo viéndola resuelta,
por la manda del vestido
ando haciendo estas quimeras.)
    -Pues, señora, si conoces 35
que ingrato Carlos te deja,
y mi señor te idolatra,
y que tu padre desea
hacerte su esposa, y que
está el caso de manera 40
que, si dejas de casarte,
pierdes honra y conveniencia,
¿no es mejor pensarlo bien
y resolverte discreta
a lograr aquesta boda, 45
que es lástima que se pierda?
Y hallarás, si lo ejecutas,
más de tres mil congrüencias,
pues sueldas con esto solo
de tu crédito la quiebra, 50
obedeces a tu padre,
das gusto a tu parentela,
premias a quien te idolatra,
y de don Carlos te vengas.
DOÑA LEONOR
¿Qué dices, Celia? Primero 55
que yo de don Pedro sea,
verás de su eterno alcázar
fugitivas las estrellas;
primero romperá el mar
la no violada obediencia 60
que a sus desbocadas olas
impone freno de arena;
primero aquese fogoso
corazón de las esferas
perturbará el orden con que 65
el cuerpo del orbe alienta;
primero, trocado el orden
que guarda naturaleza,
congelará el fuego copos,
brotará el hielo centellas; 70
primero que yo de Carlos,
aunque ingrato me desprecia,
deje de ser, de mi vida
seré verdugo yo mesma;
primero que yo de amarle 75
deje...
CELIA
Los primeros deja
y vamos a lo segundo:
que pues estás tan resuelta,
no te quiero aconsejar
sino saber lo que intentas. 80
DOÑA LEONOR
Intento, amiga, que tú,
pues te he fiado mis penas,
me des lugar para irme
de aquí, porque cuando vuelva
mi padre, aquí no me halle 85
y me haga casar por fuerza;
que yo me iré desde aquí
a buscar en una celda
un rincón que me sepulte,
donde llorar mis tragedias 90
y donde sentir mis males
lo que de vida me resta,
que quizás allí escondida
no sabrá de mí, mi estrella.
CELIA
Sí, pero sabrá de mí 95
la mía, y por darte puerta,
vendrá a estrellarse conmigo
mi señor cuando lo sepa,
y seré yo la estrellada,
por no ser tú la estrellera. 100
DOÑA LEONOR
Amiga, haz esto por mí
y seré tu esclava eterna,
por ser la primera cosa
que te pido.
CELIA
Aunque lo sea;
que a la primera que haga 105
pagaré con las setenas.
DOÑA LEONOR
¡Pues, vive el cielo, enemiga,
que si salir no me dejas,
he de matarme y matarte!
CELIA

 (Aparte.) 

(¡Chispas, y qué rayos echa! 110
¿Mas qué fuera, Jesús mío,
que aquí conmigo embistiera?
¿Qué haré? Pues si no la dejo
ir, y a ser señora llega
de casa, ¿quién duda que 115
le tengo de pagar ésta?;
y si la dejo salir,
con mi amo habrá la mesma
dificultad. Ahora bien,
mejor es entretenerla, 120
y avisar a mi señor
de lo que su dama intenta;
que sabiéndolo, es preciso
que salga él a detenerla,
y yo quedo bien con ambos, 125
pues con esta estratagema
ella no queda ofendida
y él obligado me queda.)
    -Señora, si has dado en eso,
y en hacerlo tan resuelta 130
estás, ve a ponerte el manto,
que yo guardaré la puerta.
DOÑA LEONOR
La vida, Celia, me has dado.
CELIA
Soy de corazón muy tierna,
y no puedo ver llorar 135
sin hacerme una manteca.
DOÑA LEONOR
A ponerme el manto voy.
CELIA
Anda, pues, y ven apriesa,
que te espero.
 

(Vase DOÑA LEONOR.)

 
No haré tal,
sino cerraré la puerta, 140
e iré a avisar a Marsilio
que se le va Melisendra.

 (Vase.) 

 

(Sale DON JUAN.)

 
DON JUAN
Con la llave del jardín,
que dejó en mi poder Celia
para ir a lograr mis dichas, 145
quiero averiguar mis penas.
¡Qué mal dije averiguar,
pues a la que es evidencia
no se puede llamar duda!
Pluguiera a Dios estuvieran 150
mis celos y mis agravios
en estado de sospecha.
Mas ¿cómo me atrevo, cuando
es contra mi honor mi ofensa,
sin ser cierta mi venganza 155
a hacer mi deshonra cierta?
Si sólo basta a ofenderme
la presunción, ¿cómo piensa
mi honor, que puede en mi agravio
la duda ser evidencia, 160
cuando la evidencia misma
del agravio en la nobleza,
siendo certidumbre falsa
se hace duda verdadera?
Que como al honor le agravia 165
solamente la sospecha,
hará cierta su deshonra
quien la verdad juzga incierta.
Pues si es así, ¿cómo yo
imagino que hay quien pueda 170
ofenderme, si aun en duda
no consiento que me ofendan?
Aquí oculto esperaré
a que mi contrario venga;
que ¿quién, del estado en que 175
está su correspondencia,
duda que vendrá de noche
quien de día sale y entra?
Yo quiero entrar a esperarlo.
¡Honor, mi venganza alienta! 180

 (Vase.) 

 

(Salen DON CARLOS y CASTAÑO con un envoltorio.)

 
DON CARLOS
Por más que he andado la casa
no he podido dar con ella
y vengo desesperado.
CASTAÑO
Pues, señor, ¿de ver no echas
que están las puertas cerradas 185
que a esotro cuarto atraviesan,
por el temor de doña Ana
de que su hermano te vea,
o porque a Leonor no atisbes;
y para haceros por fuerza 190
casar, doña Ana y su hermano
nos han cerrado entre puertas?
DON CARLOS
Castaño, yo estoy resuelto
a que don Rodrigo sepa
que soy quien sacó a su hija 195
y quien ser su esposo espera;
que pues por pensar que fue
don Pedro, dársela intenta,
también me la dará a mí
cuando la verdad entienda 200
de que fui quien la robó.
CASTAÑO
Famosamente lo piensas;
pero ¿cómo has de salir
si doña Ana es centinela
que no se duerme en las pajas? 205
DON CARLOS
Fácil, Castaño, me fuera
el salir contra su gusto,
que no estoy yo de manera
que tengan lugar de ser
tan comedidas mis penas. 210
Sólo lo que me embaraza
y a mi valor desalienta,
es el irme de su casa
dejando a Leonor en ella,
donde cualquier novedad 215
puede importar mi presencia;
y así, he pensado que tú
salgas (pues aunque te vean,
hará ninguno el reparo
en ti que en mí hacer pudieran), 220
y este papel que ya escrito
traigo, con que le doy cuenta
a don Rodrigo de todo,
le lleves.
CASTAÑO
¡Ay, santa Tecla!
¿Pues cómo quieres que vaya, 225
y ves aquí que me pesca
en la calle la Justicia
por cómplice en la tormenta
de la herida de don Diego,
y aunque tú el agresor seas, 230
porque te ayudé al rüido
pago in solidum la ofensa?
DON CARLOS
Éste es mi gusto, Castaño.
CASTAÑO
Sí, mas no es mi conveniencia.
DON CARLOS
¡Vive el cielo, que has de ir! 235
CASTAÑO
Señor ¿y es muy buena cuenta,
por cumplir el juramento
de que él viva, que yo muera?
DON CARLOS
¿Ahora burlas, Castaño?
CASTAÑO
Antes ahora son veras. 240
DON CARLOS
¿Qué es esto, infame; tú tratas
de apurarme la paciencia?
¡Vive Dios, que has de ir o aquí
te he de matar!
CASTAÑO
Señor, suelta;
que eso es muy ejecutivo, 245
y en estotro hay contingencia;
dame el papel, que yo iré.
DON CARLOS
Tómalo y mira que vuelvas
aprisa, por el cuidado
en que estoy.
CASTAÑO
Dame licencia,
250
señor, de contarte un cuento
que viene aquí como piedra
en el ojo de un vicario
(que deben de ser canteras):
    Salió un hombre a torear, 255
y a otro un caballo pidió,
el cual, aunque lo sintió,
no se lo pudo negar.
    Salió, y el dueño al mirallo,
no pudiéndolo sufrir, 260
le envió un recado a decir
que le cuidase el caballo,
    porque valía un tesoro,
y el otro muy sosegado
respondió: «Aquese recado 265
no viene a mí, sino al toro».
    Tú eres así ahora que
me remites a un paseo
donde, aunque yo lo deseo,
no sé yo si volveré. 270
    Y lo que me causa risa,
aun estando tan penoso,
es que, siendo tan dudoso,
me mandes que venga aprisa.
    Y así, yo ahora te digo 275
como el otro toreador,
que ese recado, señor,
lo envíes a don Rodrigo.
 

(Sale CELIA.)

 
CELIA
Señor don Carlos, mi ama
os suplica vais a verla 280
al jardín luego al instante,
que tiene cierta materia
que tratar con vos, que importa.
DON CARLOS
Decid que ya a obedecerla
voy.

 (A CASTAÑO.) 

Haz tú lo que he mandado.
285
 

(Vanse DON CARLOS y CELIA.)

 
CASTAÑO
Yo bien no hacerlo quisiera,
si me valiera contigo
el hacer yo la deshecha.
    ¡Válgame Dios! ¿Con qué traza
yo a don Rodrigo le diera 290
aqueste papel, sin que él
ni alguno me conociera?
¡Quién fuera aquí Garatuza,
de quien en las Indias cuentan
que hacía muchos prodigios! 295
Que yo, como nací en ellas,
le he sido siempre devoto
como a santo de mi tierra.
    ¡Oh tú, cualquiera que has sido;
oh tú, cualquiera que seas, 300
bien esgrimas abanico,
o bien arrastres contera,
inspírame alguna traza
que de Calderón parezca,
con que salir de este empeño! 305
    Pero tate, en mi conciencia,
que ya he topado el enredo:
Leonor me dio unas polleras
y unas joyas que trajese,
cuando quiso ser Elena 310
de este Paris boquirrubio,
y las tengo aquí bien cerca,
que me han servido de cama;
pues si yo me visto de ellas,
¿habrá en Toledo tapada 315
que a mi garbo se parezca?
Pues ahora bien, yo las saco;
vayan estos trapos fuera.

 (Quítase capa, espada y sombrero.) 

Lo primero, aprisionar
me conviene la melena, 320
porque quitará mil vidas
si le doy tantica suelta.
Con este paño pretendo
abrigarme la mollera;
si como quiero lo pongo, 325
será gloria ver mi pena.
Ahora entran las basquiñas.
¡Jesús, y qué rica tela!
No hay duda que me esté bien,
porque como soy morena 330
me está del cielo lo azul.
¿Y esto qué es? Joyas son éstas;
no me las quiero poner,
que ahora voy de revuelta.
Un serenero he topado 335
en aquesta faltriquera;
también me lo he de plantar.
¿Cabrame esta pechuguera?
El solimán me hace falta;
pluguiese a Dios y le hubiera, 340
que una manica de gato
sin duda me la pusiera;
pero no, que es un ingrato,
y luego en cara me diera.
La color no me hace al caso, 345
que en este empeño, de fuerza
me han de salir mil colores,
por ser dama de vergüenza.
    -¿Qué les parece, señoras,
este encaje de ballena? 350
Ni puesta con sacristanes
pudiera estar más bien puesta.
Es cierto que estoy hermosa.
¡Dios me guarde, que estoy bella!
Cualquier cosa me está bien, 355
porque el molde es rara pieza.
Quiero acabar de aliñarme,
que aún no estoy dama perfecta.
Los guantes: aquesto sí,
porque las manos no vean, 360
que han de ser las de Jacob
con que a Esaú me parezca.
El manto lo vale todo,
échomelo en la cabeza.
¡Válgame Dios!, cuánto encubre 365
esta telilla de seda,
que ni hay foso que así guarde,
ni muro que así defienda,
ni ladrón que tanto encubra,
ni paje que tanto mienta, 370
ni gitano que así engañe,
ni logrero que así venda.
Un trasunto el abanillo
es de mi garbo y belleza,
pero si me da tanto aire, 375
¿qué mucho a mí se parezca?
    Dama habrá en el auditorio
que diga a su compañera:
«Mariquita, aqueste bobo
al tapado representa». 380
Pues atención, mis señoras,
que es paso de la comedia;
no piensen que son embustes
fraguados acá en mi idea,
que yo no quiero engañarlas, 385
ni menos a vuexcelencia.
    Ya estoy armado, y ¿quién duda
que en el punto que me vean
me sigan cuatro mil lindos
de aquestos que galantean 390
a salga lo que saliere,
y que a bulto se amartelan,
no de la belleza que es,
sino de la que ellos piensan?
Vaya, pues, de damería: 395
menudo el paso, derecha
la estatura, airoso el brío;
inclinada la cabeza,
un si es no es, al un lado;
la mano en el manto envuelta; 400
con el un ojo recluso
y con el otro de fuera;
y vamos ya, que encerrada
se malogra mi belleza.
Temor llevo de que alguno 405
me enamore.
 

(Va a salir y encuentra a DON PEDRO.)

 
DON PEDRO
Leonor bella,
¿vos con manto y a estas horas?

 (Aparte.) 

(¡Oh qué bien me dijo Celia
de que irse a un convento quiere!)
-¿Adónde vais con tal priesa? 410
CASTAÑO

 (Aparte.) 

¡Vive Dios! que por Leonor
me tiene; yo la he hecho buena
si él me quiere descubrir.
DON PEDRO
¿De qué estás, Leonor, suspensa?
¿Adónde vas, Leonor mía? 415
CASTAÑO

 (Aparte.) 

¡Oiga lo que Leonorea!
Mas pues por Leonor me marca,
yo quiero fingir ser ella,
que quizá atiplando el habla
no me entenderá la letra. 420
DON PEDRO
¿Por qué no me habláis, señora?
¿Aun no os merece respuesta
mi amor? ¿Por qué de mi casa
os queréis ir? ¿Es ofensa
el adoraros tan fino, 425
el amaros tan de veras
que, sabiendo que a otro amáis,
está mi atención tan cierta
de vuestras obligaciones,
vuestro honor y vuestras prendas, 430
que a casarme determino
sin que ningún riesgo tema?
Que en vuestra capacidad
bien sé que tendrá más fuerza,
para mirar por vos misma, 435
la obligación, que la estrella.
¿Es posible que no os mueve
mi afecto ni mi nobleza,
mi hacienda ni mi persona,
a verme menos severa? 440
¿Tan indigno soy, señora?
Y, doy caso que lo sea,
¿no me darán algún garbo
la gala de mis finezas?
¿No es mejor para marido, 445
si lo consideráis cuerda,
quien no galán os adora
que quien galán os desprecia?
CASTAÑO

 (Aparte.) 

(¡Gran cosa es el ser rogadas!
Ya no me admiro que sean 450
tan soberbias las mujeres,
porque no hay que ensoberbezca
cosa, como el ser rogadas.
Ahora bien, de vuelta y media
he de poner a este tonto.) 455
    -Don Pedro, negar quisiera
la causa porque me voy,
pero ya decirla es fuerza:
yo me voy porque me mata
de hambre aquí vuestra miseria; 460
porque vos sois un cuitado,
vuestra hermana es una suegra,
las crïadas unas tías,
los criados unas bestias;
y yo de aquesto enfadada, 465
en cas de una pastelera
a merendar garapiñas
voy.
DON PEDRO

 (Aparte.) 

(¿Qué palabras son éstas,
y qué estilo tan ajeno
del ingenio y la belleza 470
de doña Leonor?)
-Señora,
mucho extraña mi fineza
oíros dar de mi familia
unas tan indignas quejas,
que si queréis deslucirme, 475
bien podéis de otra manera,
y no con tales palabras
que mal a vos misma os dejan.
CASTAÑO
Digo que me matan de hambre;
¿es aquesto lengua griega? 480
DON PEDRO
No es griega, señora, pero
no entiendo en vos esa lengua.
CASTAÑO
Pues si no entendéis así,
entended de esta manera.

 (Quiere irse.) 

DON PEDRO
Tened, que no habéis de iros, 485
ni es bien que yo lo consienta,
porque a vuestro padre he dicho
que estáis aquí; y así es fuerza
en cualquiera tiempo darle
de vuestra persona cuenta. 490
Que cuando vos no queráis
casaros, haciendo entrega
de vos quedaré bien puesto,
viendo que la resistencia
de casarse, de mi parte 495
no está, sino de la vuestra.
CASTAÑO
Don Pedro, vos sois un necio,
y ésta es ya mucha licencia
de querer vos impedir
a una mujer de mis prendas 500
que salga a matar su hambre.
DON PEDRO

 (Aparte.) 

(¿Posible es, cielos, que aquéstas
son palabras de Leonor?
¡Vive Dios, que pienso que ella
se finge necia por ver 505
si con esto me despecha
y me dejo de casar!
¡Cielos, que así me aborrezca;
y que conociendo aquesto
esté mi pasión tan ciega 510
que no pueda reducirse!)
    -Bella Leonor, ¿qué aprovecha
el fingiros necia, cuando
sé yo que sois tan discreta?
Pues antes, de enamorarme 515
sirve más la diligencia,
viendo el primor y cordura
de saber fingiros necia.
CASTAÑO

 (Aparte.) 

(¡Notable aprieto, por Dios!
Yo pienso que aquí me fuerza. 520
Mejor es mudar de estilo
para ver si así me deja.)
    -Don Pedro, yo soy mujer
que sé bien dónde me aprieta
el zapato, y pues ya he visto 525
que dura vuestra fineza
a pesar de mis desaires,
yo quiero dar una vuelta
y mudarme al otro lado,
siendo aquesta noche mesma 530
vuestra esposa.
DON PEDRO
¿Qué decís,
señora?
CASTAÑO
Que seré vuestra
como dos y dos son cuatro.
DON PEDRO
No lo digáis tan apriesa,
no me mate la alegría, 535
ya que no pudo la pena.
CASTAÑO
Pues no, señor, no os muráis,
por amor de Dios, siquiera
hasta dejarme un muchacho
para que herede la hacienda. 540
DON PEDRO
¿Pues eso miráis, señora?
¿No sabéis que es toda vuestra?
CASTAÑO
¡Válgame Dios, yo me entiendo;
bueno será tener prendas!
DON PEDRO
Ésa será dicha mía; 545
mas, señora, ¿habláis de veras
o me entretenéis la vida?
CASTAÑO
¿Pues soy yo farandulera?
Palabra os doy de casarme,
si ya no es que por vos queda. 550
DON PEDRO
¿Por mí? ¿Eso decís, señora?
CASTAÑO
¿Qué apostamos que si llega
el caso, queda por vos?
DON PEDRO
No así agraviéis la fineza.
CASTAÑO
Pues dadme palabra aquí 555
de que, si os hacéis afuera,
no me habéis de hacer a mí
algún daño.
DON PEDRO
¿Que os lo ofrezca
qué importa, supuesto que
es imposible que pueda 560
desistirse mi cariño?
Mas permitid que merezca,
de que queréis ser mi esposa,
vuestra hermosa mano en prendas.
CASTAÑO

 (Aparte.) 

(Llegó el caso de Jacob.) 565
-Catadla aquí toda entera.
DON PEDRO
¿Pues con guante me la dais?
CASTAÑO
Sí, porque la tengo enferma.
DON PEDRO
¿Pues qué tenéis en las manos?
CASTAÑO
Hiciéronme mal en ellas 570
en una visita un día,
y ni han bastado recetas
de hieles, ni jaboncillos
para que a su albura vuelvan.
 

(Dentro, DON JUAN.)

 
DON JUAN
¡Muere a mis manos, traidor! 575
DON PEDRO
Oye, ¿qué voz es aquélla?
 

(Dentro, DON CARLOS.)

 
DON CARLOS
¡Tú morirás a las mías,
pues buscas tu muerte en ellas!
DON PEDRO
¡Vive Dios, que es mi casa!
CASTAÑO
Ya suena la voz más cerca. 580
 

(Salen riñendo DON CARLOS y DON JUAN, y DOÑA ANA deteniéndolos.)

 
DOÑA ANA
¡Caballeros, deteneos!

 (Aparte.) 

(¡Mas, mi hermano! ¡Yo estoy muerta!)
CASTAÑO
¿Mas si por mí se acuchillan
los que mi beldad festejan?
DON PEDRO
¿En mi casa y a estas horas 585
con tan grande desvergüenza
acuchillarse dos hombres?
Mas yo vengaré esta ofensa
dándoles muerte, y más cuando
es don Carlos quien pelea. 590
DOÑA ANA

 (Aparte.) 

¿Quién pensara ¡ay infelice!
que aquí mi hermano estuviera?
DON CARLOS

 (Aparte.) 

Don Pedro está aquí, y por él
a mí nada se me diera,
pero se arriesga doña Ana 595
que es sólo por quien me pesa.
CASTAÑO
¡Aquí ha sido la de Orán!
Mas yo apagaré la vela;
quizá con eso tendré
lugar de tomar la puerta, 600
que es sólo lo que me importa.
 

(Apaga CASTAÑO la vela y riñen todos.)

 
DON PEDRO
Aunque hayáis muerto la vela
por libraros de mis iras,
poco importa, que aunque sea
a oscuras, sabré mataros. 605
DON CARLOS

 (Aparte.) 

Famosa ocasión es ésta
de que yo libre a doña Ana,
pues por ampararme atenta
está arriesgada su vida.
 

(Sale DOÑA LEONOR con manto.)

 
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¡Ay Dios! Aquí dejé a Celia, 610
y ahora sólo escucho espadas
y voy pisando tinieblas.
¿Qué será? ¡Válgame Dios!
Pero lo que fuere sea,
pues a mí sólo me importa 615
ver si topo con la puerta.
 

(Topa a DON CARLOS.)

 
DON CARLOS

 (Aparte.) 

(Ésta es sin duda doña Ana.)
-Señora, venid apriesa
y os sacaré de este riesgo.
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¿Qué es esto? ¡Un hombre me lleva! 620
Mas como de aquí me saque,
con cualquiera voy contenta,
que si él me tiene por otra,
cuando en la calle me vea
podrá dejarme ir a mí, 625
y volver a socorrerla.
DOÑA ANA

 (Aparte.) 

No tengo cuidado yo
de que sepa la pendencia
mi hermano, y más cuando ha visto
que es don Carlos quien pelea, 630
y diré que es por Leonor.
Solamente me atormenta
el que se arriesgue don Carlos.
¡Oh, quién toparlo pudiera
para volverlo a esconder! 635
DON PEDRO
¡Quien mi honor agravia, muera!
CASTAÑO
¡Que haya yo perdido el tino
y no tope con la puerta!
Mas aquí juzgo que está.
¡Jesús! ¿Qué es esto? Alacena 640
en que me he hecho los hocicos
y quebrado diez docenas
de vidrios y de redomas,
que envidiando mi belleza
me han pegado redomazo. 645
DOÑA ANA
Ruido he sentido en la puerta;
sin duda alguna se va
don Juan, porque no lo vean,
y lo conozca mi hermano:
y ya dos sólo pelean. 650
¿Cuál de ellos será don Carlos?
 

(Llega DOÑA ANA a DON JUAN.)

 
DON CARLOS
La puerta, sin duda, es ésta.
Vamos, señora, de aquí.
 

(Vanse DON CARLOS con DOÑA LEONOR.)

 
DON PEDRO
¡Morirás a mi violencia!
DOÑA ANA

 (Aparte.) 

(Mi hermano es aquél, y aquéste 655
sin duda es Carlos.)
-¡Apriesa,
señor, yo os ocultaré!
DON JUAN
Ésta es doña Ana, e intenta
ocultarme de su hermano;
preciso es obedecerla. 660
 

(Vase DOÑA ANA con DON JUAN.)

 
DON PEDRO
¿Dónde os ocultáis, traidores,
que mi espada no os encuentra?
- ¡Hola, traed una luz!
 

(Sale CELIA con luz.)

 
CELIA
Señor, ¿qué voces son éstas?
DON PEDRO
¡Qué ha de ser!

 (Aparte.) 

(¡Pero qué miro!
665
Hallando abierta la puerta,
se fueron; mas si Leonor
-que sin duda entró por ella
aquí don Carlos- está
en casa, ¿qué me da pena? 670
Mas, bien será averiguar
cómo entró.)
-Tú, Leonor, entra
a recogerte, que voy
a que aquí tu padre venga,
porque quiero que esta noche 675
queden nuestras bodas hechas.
CASTAÑO
Tener hechas las narices
es lo que ahora quisiera.
 

(Vase CASTAÑO y cierra DON PEDRO la puerta.)

 
DON PEDRO
Encerrar quiero a Leonor,
por si acaso fue cautela 680
haberme favorecido.
Yo la encierro por de fuera,
porque si acaso lo finge
se haga la burla ella mesma.
Yo me voy a averiguar 685
quién fuese el que por mis puertas
le dio entrada a mi enemigo,
y por qué era la pendencia
con Carlos y el embozado;
y pues antes que los viera 690
los vio mi hermana y salió
con ellos, saber es fuerza
cuando a reñir empezaron,
dónde o cómo estaba ella.
 

(Vase DON PEDRO.)

 
 

(Frente a la casa de DON PEDRO.)

 
 

(Salen DON RODRIGO y HERNANDO.)

 
DON RODRIGO
Esto, Hernando, he sabido: 695
que don Diego está herido,
y que lo hirió quien a Leonor llevaba
cuando en la calle estaba,
porque él la conoció y quitarla quiso,
con que le fue preciso 700
reñir; y la pendencia ya trabada,
el que a Leonor llevaba, una estocada
le dio, de que quedó casi difunto,
y luego al mismo punto
cargado hasta su casa le llevaron, 705
donde luego que entraron
en sí volvió don Diego;
pero advirtiendo luego
en los que le llevaron apiadados,
conoció de don Pedro ser crïados; 710
porque sin duda, Hernando, fue el llevalle
por excusar el ruido de la calle.
Mira qué bien viene esto que ha pasado
con lo que esta mañana me ha afirmado
de que Leonor fue sólo a ver su hermana, 715
y que yo me detenga hasta mañana
para ver si Leonor casarse quiere;
de donde bien se infiere
que de no hacerlo trata,
y que con estas largas lo dilata; 720
mas yo vengo resuelto
-que a esto a su casa he vuelto-
a apretarle de suerte
que ha de casarse, o le he de dar la muerte.
HERNANDO
Harás muy bien, señor, que la dolencia 725
de honor se ha de curar con diligencia,
porque el que lo dilata neciamente
viene a quedarse enfermo eternamente.
 

(Sale DON CARLOS con DOÑA LEONOR tapada.)

 
DON CARLOS
No tenéis ya que temer,
doña Ana hermosa, el peligro. 730
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¡Cielos! ¿que me traiga Carlos
pensando ¡ah fiero enemigo!
que soy doña Ana? ¿Qué más
claros busco los indicios
de que la quiere?
DON CARLOS

 (Aparte.) 

(¡En qué empeño
735
me he puesto, cielos divinos,
que por librar a doña Ana
dejo a Leonor al peligro!
¿Adónde podré llevarla
para que pueda mi brío 740
volver luego por Leonor?
Pero hacia aquí un hombre miro.)
    -¿Quién va?
DON RODRIGO
¿Es don Carlos?
DON CARLOS
Yo soy.

 (Aparte.) 

(¡Válgame Dios! Don Rodrigo
es. ¿A quién podré mejor 745
encomendar el asilo
y el amparo de doña Ana?
Que con su edad y su juicio
la compondrá con su hermano
con decencia, y yo me quito 750
de aqueste embarazo y vuelvo
a ver si puedo atrevido
sacar mi dama.)
-Señor
don Rodrigo, en un conflicto
estoy, y vos podéis solo 755
sacarme de él.
DON RODRIGO
¿En qué os sirvo,
don Carlos?
DON CARLOS
Aquesta dama
que traigo señor, conmigo,
es la hermana de don Pedro,
y en un lance fue preciso 760
el salirse de su casa,
por correr su honor peligro.
Yo, ya veis que no es decente
tenerla, y así os suplico
la tengáis en vuestra casa, 765
mientras yo a otro empeño asisto.
DON RODRIGO
Don Carlos, yo la tendré;
claro está que no es bien visto
tenerla vos, y a su hermano
hablaré si sois servido. 770
DON CARLOS
Haréisme mucho favor;
y así, yo me voy.

 (Vase.) 

DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¿Qué miro?
¡A mi padre me ha entregado!
DON RODRIGO
Hernando, yo he discurrido
(pues voy a ver a don Pedro, 775
y Carlos hizo lo mismo
que él sacándole a su hermana,
que ya por otros indicios
sabía yo que la amaba)
valerme de este motivo 780
tratando de que la case,
porque ya como de hijo
debo mirar por su honor;
y él quizá más reducido,
viendo a peligro su honor, 785
querrá remediar el mío.
HERNANDO
Bien has dicho, y me parece
buen modo de constreñirlo
el no entregarle a su hermana
hasta que él haya cumplido 790
con lo que te prometió.
DON RODRIGO
Pues yo entro. -Venid conmigo,
señora, y nada temáis
de riesgo, que yo me obligo
a sacaros bien de todo. 795
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

A casa de mi enemigo
me vuelve a meter mi padre;
y ya es preciso seguirlo,
pues descubrirme no puedo.
DON RODRIGO
Pero allí a don Pedro miro. 800
-Vos, señora, con Hernando
os quedad en este sitio,
mientras hablo a vuestro hermano.
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¡Cielos, vuestro influjo impío
mudad, o dadme la muerte, 805
pues me será más benigno
un fin breve, aunque es atroz,
que un prolongado martirio!
DON RODRIGO
Pues yo me quiero llegar.
 

(Sale DON PEDRO.)

 
DON PEDRO

 (Aparte.) 

(¡Que saber no haya podido 810
mi enojo, quién en mi casa
le dio entrada a mi enemigo,
ni haya encontrado a mi hermana!...
Mas buscarla determino
hacia el jardín, que quizá, 815
temerosa del rüido,
se vino hacia aquesta cuadra.
Yo voy; pero don Rodrigo
está aquí. A buen tiempo viene,
pues que ya Leonor me ha dicho 820
que gusta de ser mi esposa.)
-Seais, señor, bien venido,
que a no haber venido vos,
en aqueste instante mismo
había yo de buscaros. 825
DON RODRIGO
La diligencia os estimo;
sentémonos, que tenemos
mucho que hablar.
DON PEDRO

 (Aparte.) 

Ya colijo
que a lo que podrá venir
resultará en gusto mío. 830
DON RODRIGO
Bien habréis conjeturado
que lo que puede, don Pedro,
a vuestra casa traerme
es el honor, pues le tengo
fiado a vuestra palabra; 835
que, aunque sois tan caballero,
mientras no os casáis está
a peligro siempre expuesto;
y bien veis que no es alhaja
que puede en un noble pecho 840
permitir la contingencia;
porque es un cristal tan terso,
que, si no le quiebra el golpe,
le empaña sólo el aliento.
Esto habréis pensado vos, 845
y haréis bien en pensar esto,
pues también esto me trae.
Mas no es esto a lo que vengo
principalmente; porque
quiero con vos tan atento 850
proceder, que conozcáis
que teniendo de por medio
el cuidado de mi hija
y de mi honor el empeño,
con tanta cortesanía 855
procedo con vos, que puedo
hacer mi honor accesorio
por poner primero el vuestro.
Ved si puedo hacer por vos
más; aunque también concedo 860
que ésta es conveniencia mía:
que habiendo de ser mi yerno,
el quereros ver honrado
resultará en mi provecho.
Ved vos cuán celoso soy 865
de mi honor, y con qué extremo
sabré celar mi opinión
cuando así la vuestra celo.
Supuesto esto, ya sabéis
vos que don Carlos de Olmedo, 870
demás del lustre heredado
de su noble nacimiento...
DON PEDRO

 (Aparte.) 

A don Carlos me ha nombrado.
¿Dónde irá a parar aquesto,
y el no hablar en que me case? 875
Sin duda, sabe el suceso
de que la sacó don Carlos.
¡Hoy la vida y honra pierdo!
DON RODRIGO
El color habéis perdido,
y no me admiro: que oyendo 880
cosas tocantes a honor,
no fuerais noble, ni cuerdo,
ni honrado si no mostrarais
ese noble sentimiento.
Mas pues de lances de amor 885
tenéis en vos el ejemplo,
y que vuestra propia culpa
honesta el delito ajeno,
no tenéis de qué admiraros
de lo mismo que habéis hecho. 890
 

(Sale DOÑA ANA al paño.)

 
DOÑA ANA
Don Rodrigo con mi hermano
está. Desde aquí pretendo
escuchar a lo que vino;
que como a don Carlos tengo
oculto, y lo vio mi hermano, 895
todo lo dudo y lo temo.
DON RODRIGO
Digo, pues, que aunque ya vos
enterado estaréis de esto,
don Carlos a vuestra hermana
hizo lícitos festejos; 900
correspondiole doña Ana...
No fue mucho, pues lo mesmo
sucedió a Leonor con vos.
DON PEDRO
¿Qué es esto? ¡Válgame el cielo!
¿Don Carlos quiere a mi hermana? 905
DOÑA ANA
¿Cómo llegar a saberlo
ha podido don Rodrigo?
DON RODRIGO
Digo, por no deteneros
con lo mismo que sabéis,
que viéndose en el aprieto 910
de haberlo ya visto vos
y de estar con él riñendo,
la sacó de vuestra casa.
DON PEDRO
¿Qué es lo que decís?
DON RODRIGO
Lo mesmo
que vos sabéis y lo propio 915
que hicisteis vos. Pues ¿es bueno
que me hicierais vos a mí
la misma ofensa, y que cuerdo
venga a tratarlo, y que vos,
sin ver que permite el cielo 920
que veamos por nosotros
la ofensa que a otros hacemos,
os mostréis tan alterado?
Tomad, hijo, mi consejo:
que en las dolencias de honor 925
no todas veces son buenos,
si bastan sólo süaves,
los medicamentos recios,
que antes suelen hacer daño;
pues cuando está malo un miembro 930
el experto cirujano
no luego le aplica el hierro
y corta lo dolorido,
sino que aplica primero
los remedios lenitivos; 935
que acudir a los cauterios,
es cuando se reconoce
que ya no hay otro remedio.
    Hagamos lo mismo acá:
don Carlos me ha hablado en ello, 940
doña Ana se fue con él
y yo en mi poder la tengo;
ellos lo han de hacer sin vos...
¿Pues no es mejor, si han de hacerlo,
que sea con vuestro gusto, 945
haciendo, cuerdo y atento,
voluntario lo preciso?
Que es industria del ingenio
vestir la necesidad
de los visos del afecto. 950
Aquéste es mi parecer;
ahora consultad cuerdo
a vuestro honor, y veréis
si os está bien el hacerlo.
    Y en cuanto a lo que a mí toca, 955
sabed que vengo resuelto
a que os caséis esta noche;
pues no hay por qué deteneros,
cuando vengo de saber
que a mi sobrino don Diego 960
dejasteis herido anoche,
porque llegó a conoceros
y a Leonor quiso quitaros.
Ved vos cuán mal viene aquesto
con que vos no la sacasteis; 965
y en suma, éste es largo cuento.
Pues sólo con que os caséis,
queda todo satisfecho.
DOÑA ANA
Temblando estoy qué responde
mi hermano; mas yo no encuentro 970
qué razón pueda mover
a fingir estos enredos
a don Rodrigo.
DON PEDRO
Señor:
digo, cuanto a lo primero,
que el decir que no saqué 975
a Leonor, fue fingimiento
que me debió decoroso
mi honor y vuestro respeto;
y pues sólo con casarme
decís que quedo bien puesto, 980
a la beldad de Leonor
oculta aquel aposento
y ahora en vuestra presencia
le daré de esposo y dueño
la mano; pero sabed 985
que me habéis de dar primero
a doña Ana, para que,
siguiendo vuestro consejo,
la despose con don Carlos
al instante.

 (Aparte.) 

Pues con esto,
990
seguro de este enemigo
de todas maneras quedo.
DON RODRIGO
¡Oh qué bien que se conoce
vuestra nobleza y talento!
Voy a que entre vuestra hermana 995
y os doy las gracias por ello.
 

(Sale DOÑA ANA.)

 
DOÑA ANA
No hay para qué, don Rodrigo,
pues para dar las que os debo
estoy yo muy prevenida.
-Y a ti, hermano, aunque merezco 1000
tu indignación, te suplico
que examines por tu pecho
las violencias del amor,
y perdonarás con esto
mis yerros, si es que lo son, 1005
siendo tan dorados yerros.
DON PEDRO
Alza del suelo, doña Ana;
que hacerse tu casamiento
con más decencia pudiera,
y no poniendo unos medios 1010
tan indecentes.
DON RODRIGO
Dejad
aquesto, que ya no es tiempo
de reprensión; envïad
un criado de los vuestros
que a buscar vaya a don Carlos. 1015
DOÑA ANA
No hay que envïarlo, supuesto
que, como a mi esposo, oculto
dentro en mi cuarto le tengo.
DON PEDRO
Pues sácale, luego al punto.
DOÑA ANA
¡Con qué gusto te obedezco; 1020
que al fin mi amante porfía
ha logrado sus deseos!

 (Vase.) 

DON PEDRO
¡Celia!
 

(Sale CELIA.)

 
CELIA
¿Qué me mandas?
DON PEDRO
Toma
la llave de ese aposento
y avisa a Leonor que salga. 1025
¡Oh amor, que al fin de mi anhelo
has dejado que se logren
mis amorosos intentos!
 

(Recibe CELIA la llave y vase.)

 
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

Pues me tienen por doña Ana,
entrarme quiero allá dentro 1030
y librarme de mi padre,
que es el más próximo riesgo;
que después, para librarme
de la instancia de don Pedro,
no faltarán otros modos. 1035
Mas subir a un hombre veo
la escalera. ¿Quién será?
 

(Sale DON CARLOS.)

 
DON CARLOS

 (Aparte.) 

A todo trance resuelto
vengo a sacar a Leonor
de este indigno cautiverio; 1040
que supuesto que doña Ana
está ya libre de riesgo,
no hay por qué esconder la cara
mi valor; y ¡vive el cielo,
que la tengo de llevar, 1045
o he de salir de aquí muerto!
 

(Pasa DON CARLOS por junto a DOÑA LEONOR.)

 
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

Carlos es, ¡válgame Dios!
y de cólera tan ciego
va, que no reparó en mí.
Pues ¿a qué vendrá, supuesto 1050
que me lleva a mí, pensando
que era yo doña Ana? ¡Ah, cielos,
que me hayáis puesto en estado
que estos ultrajes consiento!
Mas ¿si acaso conoció 1055
que dejaba en el empeño
a su dama, y a librarla
viene ahora? Yo me acerco
para escuchar lo que dice.
DON CARLOS
Don Pedro, cuando yo entro 1060
en casa de mi enemigo,
mal puedo usar de lo atento.
Vos me tenéis... Mas, ¿qué miro?
¿Don Rodrigo, aquí?
DON RODRIGO
Teneos,
don Carlos, y sosegaos, 1065
porque ya todo el empeño
está ajustado; ya viene
en vuestro gusto don Pedro,
y pues a él se lo debéis,
dadle el agradecimiento; 1070
que yo el parabién os doy
de veros felice dueño
de la beldad que adoráis,
que gocéis siglos eternos.
DON CARLOS

 (Aparte.) 

(¿Qué es esto? Sin duda ya 1075
se sabe todo el suceso,
porque Castaño el papel
debió de dar ya, y sabiendo
don Rodrigo que fui yo
quien la sacó, quiere cuerdo 1080
portarse y darme a Leonor;
y sin duda ya don Pedro
viendo tanto desengaño
se desiste del empeño.)
    -Señor, palabras me faltan 1085
para poder responderos;
mas válgame lo dichoso
para disculpar lo necio,
que en tan no esperada dicha
como la que yo merezco, 1090
si no me volviera loco
estuviera poco cuerdo.
DON RODRIGO
Mirad si os lo dije yo:
quiérela con grande extremo.
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

¿Qué es esto, cielos, que escucho? 1095
¿Qué parabienes son éstos,
ni qué dichas de don Carlos?
DON PEDRO
Aunque debierais atento
haberos de mí valido,
supuesto que gusta de ello 1100
don Rodrigo, cuyas canas
como de padre venero,
yo me tengo por dichoso
en que tan gran caballero
se sirva de honrar mi casa. 1105
DOÑA LEONOR

 (Aparte.) 

Ya no tengo sufrimiento.
¡No ha de casarse el traidor!
 

(Llega DOÑA LEONOR con manto.)

 
DON RODRIGO
Señora, a muy lindo tiempo
venís; mas ¿por qué os habéis
otra vez el manto puesto? 1110
Aquí está ya vuestro esposo.
-Don Carlos, los cumplimientos
basten ya, dadle la mano
a doña Ana.
DON CARLOS
¿A quién? ¿Qué es esto?
DON RODRIGO
A doña Ana, vuestra esposa. 1115
¿De qué os turbáis?
DON CARLOS
¡Vive el cielo,
que éste es engaño y traición!
¿Yo a doña Ana?
DOÑA LEONOR
 (Aparte.)  ¡Albricias, cielos,
que ya desprecia a doña Ana!
DON PEDRO
Don Rodrigo, ¿qué es aquesto? 1120
¿Vos, de parte de don Carlos,
no vinisteis al concierto
de mi hermana?
DON RODRIGO
Claro está;
y fue porque Carlos mesmo
me entregó a mí a vuestra hermana 1125
que la llevaba, diciendo
que la sacaba porque
corría su vida riesgo.
-¿Señora, no fue esto así?
DOÑA LEONOR
Sí, señor, y yo confieso 1130
que soy esposa de Carlos,
como vos vengáis en ello.
DON CARLOS
Muy mal, señora doña Ana,
habéis hecho en exponeros
a tan público desaire 1135
como por fuerza he de haceros;
pero, pues vos me obligáis
a que os hable poco atento,
quien me busca exasperado
me quiere sufrir grosero; 1140
si mejor a vos que a alguno
os consta que yo no puedo
dejar de ser de Leonor.
DON RODRIGO
¿De Leonor? ¿Qué? ¿Cómo es eso?
¿Qué Leonor?
DON CARLOS
De vuestra hija.
1145
DON RODRIGO
¿De mi hija? ¡Bien, por cierto,
cuando es de don Pedro esposa!
DON CARLOS
¡Antes que logre el intento,
le quitaré yo la vida!
DON PEDRO
¡Ya es mucho mi sufrimiento, 1150
pues en mi presencia os sufro
que atrevido y desatento
a mi hermana desairéis
y pretendáis a quien quiero!
 

(Empuñan las espadas; y salen DOÑA ANA y DON JUAN de la mano, y por la otra puerta CELIA y CASTAÑO de dama.)

 
DOÑA ANA
A tus pies, mi esposo y yo, 1155
hermano...

 (Aparte.) 

¿Pero qué veo?
A don Juan es a quien traigo,
que en rostro el ferreruelo
no le había conocido.
DON PEDRO
Doña Ana, ¿pues cómo es esto? 1160
CELIA
Señor, aquí está Leonor.
DON PEDRO
¡Oh hermoso, divino dueño!
CASTAÑO

 (Aparte.) 

Allá veréis la belleza;
mas yo no puedo de miedo
moverme. Pero mi amo 1165
está aquí; ya nada temo,
pues él me defenderá.
DON RODRIGO
Yo dudo lo que estoy viendo.
-Don Carlos, ¿pues no es doña Ana
esta dama que vos mesmo 1170
me entregasteis y con quien
os casáis?
DON CARLOS
Es manifiesto
engaño, que yo a Leonor
solamente es a quien quiero.
DOÑA ANA

 (Aparte.) 

(Acabe este desengaño 1175
con mi pertinaz intento;
y pues el ser de don Juan
es ya preciso, yo esfuerzo
cuanto puedo, que lo estimo,
que en efecto es ya mi dueño.) 1180
    -Don Rodrigo, ¿qué decís?
¿Qué Carlos? Que no lo entiendo;
y sólo sé que don Juan,
desde Madrid, en mi pecho
tuvo el dominio absoluto 1185
de todos mis pensamientos.
DON JUAN
Don Pedro, yo a vuestros pies
estoy.
DON PEDRO
Yo soy el que debo
alegrarme, pues con vos
junto a la amistad al deudo; 1190
y así porque nuestras bodas
se hagan en un mismo tiempo,
dadle la mano a doña Ana,
que yo a Leonor se la ofrezco.
 

(Llegáse a CASTAÑO.)

 
DON CARLOS
¡Antes os daré mil muertes! 1195
CASTAÑO

 (Aparte.) 

Miren aquí si soy bello,
pues por mí quieren matarse.
DON PEDRO
Dadme, soberano objeto
de mi rendido albedrío,
la mano.
CASTAÑO
Sí, que os la tengo
1200
para dárosla más blanda,
un año en guantes de perro.
DON CARLOS
¡Eso no conseguirás!
 

(Descúbrese DOÑA LEONOR.)

 
DOÑA LEONOR
Tente, Carlos, que yo quedo
de más, y seré tu esposa: 1205
que aunque me hiciste desprecios,
soy yo de tal condición
que más te estimo por ellos.
DON CARLOS
Mi bien, Leonor, ¿qué tú eras?
DON PEDRO
¿Qué es esto? ¿Por dicha sueño? 1210
¿Leonor está aquí y allí?
CASTAÑO
No, sino que viene a cuento
lo de: No sois vos, Leonor...
DON PEDRO
¿Pues quién eres tú, portento,
que por Leonor te he tenido? 1215
 

(Descúbrese CASTAÑO.)

 
CASTAÑO
No soy sino el perro muerto
de que se hicieron los guantes.
CELIA
La risa tener no puedo
del embuste de Castaño.
DON PEDRO
¡Matarete, vive el cielo! 1220
CASTAÑO
¿Por qué? Si cuando te di
palabra de casamiento,
que ahora estoy llano a cumplirte,
quedamos en un concierto
de que si por ti quedaba 1225
no me harías mal; y supuesto
que ahora queda por ti
y que yo estoy llano a hacerlo,
no faltes tú, pues que yo
no falto a lo que prometo. 1230
DON CARLOS
¿Cómo estás así, Castaño,
y en tal traje?
CASTAÑO
Ése es el cuento:
que por llevar el papel,
que aún aquí guardado tengo,
en que a don Rodrigo dabas 1235
cuenta de todo el enredo
y de que a Leonor llevaste,
para llevarlo sin riesgo
de encontrar a la Justicia
me puse estos faldamentos; 1240
y don Pedro enamorado
de mi talle y de mi aseo,
de mi gracia y de mi garbo,
me encerró en este aposento.
DON CARLOS
Mirad, señor don Rodrigo, 1245
si es verdad que soy el dueño
de la beldad de Leonor,
y si ser su esposo debo.
DON RODRIGO
Como se case Leonor
y quede mi honor sin riesgo, 1250
lo demás importa nada;
y así, don Carlos, me alegro
de haber ganado tal hijo.
DON PEDRO

 (Aparte.) 

(Tan corrido ¡vive el cielo!
de lo que me ha sucedido 1255
estoy, que ni a hablar acierto;
mas disimular importa,
que ya no tiene remedio
el caso.) -Yo doy por bien
la burla que se me ha hecho, 1260
porque se case mi hermana
con don Juan.
DOÑA ANA
La mano ofrezco
y también con ella el alma.
DON JUAN
Y yo, señora, la acepto,
porque vivo muy seguro 1265
de pagaros con lo mesmo.
DON CARLOS
Tú, Leonor mía, la mano
me da.
DOÑA LEONOR
En mí, Carlos, no es nuevo,
porque siempre he sido tuya.
CASTAÑO
Dime, Celia, algún requiebro, 1270
y mira si a mano tienes
una mano.
CELIA
No la tengo,
que la dejé en la cocina;
pero ¿bastarate un dedo?
CASTAÑO
Daca, que es el dedo malo, 1275
pues es él con quien encuentro.
-Y aquí, altísimos señores,
y aquí, senado discreto,
Los empeños de una casa
dan fin. Perdonad sus yerros. 1280

Anterior Indice Siguiente