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Defiende que amar por elección del arbitrio, es sólo digno de racional correspondencia

   Al amor, cualquier curioso

hallará una distinción;

que uno nace de elección

y otro de influjo imperioso.

Éste es más afectüoso,
5

porque es el más natural,

y así es más sensible: al cual

llamaremos afectivo;

y al otro, que es electivo,

llamaremos racional.
10

   Éste, a diversos respectos,

tiene otras mil divisiones

por las denominaciones

que toma de sus objetos.

Y así, aunque no mude efectos,
15

que muda nombres es llano:

al de objeto soberano

llaman amor racional;

y al de deudos, natural;

y si es amistad, urbano.
20

   Mas dejo esta diferencia

sin apurar su rigor;

y pasando a cuál amor

merece correspondencia,

digo que es más noble esencia
25

la del de conocimiento;

que el otro es un rendimiento

de precisa obligación,

y sólo al que es elección

se debe agradecimiento.
30

   Pruébolo. Si aquél que dice

que idolatra una beldad,

con su libre voluntad

a su pasión contradice,

y llamándose infelice
35

culpa su estrella de avara

sintiendo que le inclinara,

pues si en su mano estuviera,

no sólo no la quisiera,

mas, quizá, la despreciara.
40

   Si pende su libertad

de un influjo superior,

diremos que tiene amor,

pero no que voluntad;

pues si ajena potestad
45

le constriñe a obedecer,

no se debe agradecer

aunque de su pena muera,

ni estimar el que la quiera

quien no la quiere querer.
50

   El que a las prensas se inclina

sin influjo celestial,

es justo que donde el mal,

halle también medicina;

mas a aquél que le destina
55

influjo que le atropella,

y no la estima por bella

sino porque se inclinó,

si su estrella le empeñó,

vaya a cobrar de su estrella.
60

   Son, en los dos, los intentos

tan varios, y las acciones,

que en uno hay veneraciones

y en otro hay atrevimientos:

tino aspira a sus contentos,
65

otro no espera el empleo;

pues si tal variedad veo,

¿quién tan bárbara será

que, ciega, no admitirá

más un culto que un deseo?
70

   Quien ama de entendimiento,

no sólo en amar da gloria,

mas ofrece la victoria

también del merecimiento;

pues, ¿no será loco intento
75

presumir que a obligar viene

quien con su pasión se aviene

tan mal que, estándola amando,

indigna la está juzgando

del mismo amor que la tiene?
80

   Un amor apreciativo

solo merece favor,

porque un amor, de otro amor

es el más fuerte atractivo;

mas en un ánimo altivo
85

querer que estime el cuidado

de un corazón violentado,

es solicitar con veras

que agradezcan las galeras

la asistencia del forzado.
90

   A la hermosura no obliga

amor que forzado venga,

ni admite pasión que tenga

la razón por enemiga;

ni habrá quien le contradiga
95

el propósito e intento

de no admitir pensamiento

que, por mucho que la quiera,

no le dará el alma entera,

pues va sin entendimiento.
100


Pinta la armonía simétrica que los ojos perciben en la hermosura, con otra música

   Cantar, Feliciana, intento

tu belleza celebrada;

y pues ha de ser cantada,

tú serás el instrumento.

   De tu cabeza adornada,
5

dice mi amor sin recelo

que los tiples de tu pelo

la tienen tan entonada,

   pues con presunción no poca

publica con voz süave
10

que, como componer sabe,

él solamente te toca.

   Las claves y puntos dejas

que amor apuntar intente,

del espacio de tu frente
15

a la regla de tus cejas.

   Tus ojos, al facistol

que hace tu rostro capaz,

de tu nariz al compás

cantan el re mi fa sol.
20

   El clavel bien concertado

en tu rostro no disuena,

porque junto a la azucena,

te hacen el color templado.

   Tu discreción milagrosa
25

con tu hermosura concuerda,

mas la palabra más cuerda

si toca al labio, se roza.

   Tu garganta es quien penetra

al canto las invenciones,
30

porque tiene deduciones

y porque es quien mete letra.

   Conquistas los corazones

con imperio soberano,

porque tienes en tu mano
35

los signos e inclinaciones.

   No tocaré la estrechura

de tu talle primoroso,

que es paso dificultoso

el quiebro de tu cintura.
40

   Tiene en tu pie mi esperanza

todos sus deleites juntos,

que como no sube puntos

nunca puede hacer mudanza.

   Y aunque a subir no se atreve
45

en canto llano, de punto,

en echando contrapunto

blasona de semibreve.

   Tu cuerpo, a compás obrado

de proporción a porfía,
50

hace divina armonía

por lo bien organizado.

   Callo, pues mal te descifra

mi amor en rudas canciones,

pues que de las perfecciones,
55

sola tú sabes la cifra.


Sosiega el susto de la fascinación, en una hermosura medrosa

   Amarilis celestial,

no el aojo te amedrente,

que tus ojos solamente

tienen poder de hacer mal;

pues si es alguna señal
5

la con que dañan airados

y matan avenenados

cuando indignados están,

los tuyos solos serán,

que son los más señalados.
10

   ¿Creerás que me ha dado enojo

llegar con temor a verte?

¿Él había de ofenderte?

¡Cuatro higas para el ojo!

Ten aquesto por antojo
15

y por opinión errada

que ha dado por asentada

falto el vulgo de consejo;

porque si no es en tu espejo,

no puedes estar aojada.
20


Alma que al fin se rinde al amor resistido: es alegoría de la ruina de Troya

   Cogióme sin prevención

amor astuto y tirano,

con capa de cortesano

se me entró en el corazón.

Descuidada la razón
5

y sin armas los sentidos,

dieron puerta inadvertidos;

y él por lograr sus enojos,

mientras suspendió los ojos,

me salteó los oídos.
10

   Disfrazado entró y mañoso;

mas ya que dentro se vio

del Paladïón, salió

de aquel disfraz engañoso

y, con ánimo furioso,
15

tomando las armas luego,

se descubrió astuto griego

que, iras brotando y furores,

matando los defensores,

puso a toda el alma fuego.
20

   Y buscando sus violencias

en ella al Príamo fuerte,

dio al Entendimiento muerte,

que era rey de las potencias;

y sin hacer diferencias
25

de real o plebeya grey,

haciendo general ley,

murieron a sus puñales

los discursos racionales

porque eran hijos del rey.
30

   A Casandra su fiereza

buscó, y con modos tiranos,

ató a la razón las manos,

que era del alma princesa.

En prisiones, su belleza,
35

de soldados atrevidos,

lamenta los no creídos

desastres que adivinó,

pues por más voces que dio,

no la oyeron los sentidos.
40

   Todo el palacio abrasado

se ve, todo destrüido,

Deifobo allí mal herido,

aquí Paris maltratado.

Prende también su cuidado
45

la modestia en Polixena;

y en medio de tanta pena,

tanta muerte y confusión,

a la ilícita afición

sólo reserva en Elena.
50

   Ya la ciudad que vecina

fue al cielo, con tanto arder

sólo guarda de su ser

vestigios en su rüina.

Todo el amor lo extermina
55

y, con ardiente furor,

sólo se oye entre el rumor

con que su crueldad apoya:

«Aquí yace un alma Troya;

¡victoria por el amor!»
60


Con ocasión de celebrar el primer año que cumplió el hijo del señor virrey, le pide a su excelencia indulto para un reo

   Gran marqués de la Laguna,

de Paredes conde excelso,

que en la cuna reducís

lo máximo a lo pequeño;

   fondo diamante que arroja
5

tantos esplendores regios

que en poca cantidad cifra

el valor de muchos reinos:

   Yo, señor, una crïada

que sabréis, andando el tiempo
10

y andando vos, desde ahora

para entonces os prevengo

   que sepáis que os quise tanto

antes de ser, que primero

que de vuestra bella madre,
15

nacistes de mi concepto,

   y que le hice a Dios por vos

tantas plegarias y ruegos,

que a cansarse el Cielo juzgo

que hubiera cansado al Cielo.
20

   ¡Cuánto deseé el que salierais

de ser mental compañero

de las criaturas posibles

que ni serán, son, ni fueron!

   Ana por Samuel no hizo
25

más visajes en el templo,

dando qué pensar a Helí,

que los que por vos he hecho.

   No dejé santo ni santa

de quien con piedad creemos
30

que de impetrar sucesiones

obtienen el privilegio,

   que no hiciera intercesora,

que no hiciera medianero,

porque os sacase de idea
35

al ser, el Poder Supremo.

   Salistes, en fin, a luz,

con aparato tan bello,

que en vuestra fábrica hermosa

se ostentó el saber inmenso.
40

   Pasóse aquella agonía,

y sucedióle al deseo

(que era de teneros antes),

el cuidado de teneros.

   Entró con la posesión
45

el gusto, y al mismo tiempo

el desvelo de guardaros

y el temor de no perderos.

   ¡Oh, cuántas veces, señor,

de experiencia conocemos
50

que es más dicha una carencia

que una posesión con riesgo!

   Dígolo porque en los sustos

que me habéis dado y los miedos,

bien puedo decir que tanto
55

como me costáis, os quiero.

   ¿Cuántas veces ha pendido

de lo débil de un cabello

de vuestra vida, mi vida,

de vuestro aliento, mi aliento?
60

   ¿Qué achaque habéis padecido,

que no sonase, aun primero

que en vuestra salud el golpe,

en mi corazón el eco?

   El dolor de vuestra madre,
65

de vuestro padre el desvelo,

el mal que pasabais vos

y el cariño que yo os tengo,

   todo era un cúmulo en mí

de dolor, siendo mi pecho
70

de tan dolorosas líneas

el atormentado centro.

   En fin, ya, gracias a Dios,

habemos llegado al puerto,

pasando vuestra edad todo
75

el océano del cielo.

   Ya habéis visto doce signos,

y en todos, Alcides nuevo,

venciendo doce trabajos

de tantos temperamentos;
80

   ya, hijo luciente del Sol,

llevando el carro de Febo,

sabéis a Flegón y Eonte

regir los fogosos frenos;

   ya al León dejáis vencido,
85

ya al Toro dejáis sujeto,

ya al Cáncer sin la ponzoña

y al Escorpión sin veneno;

   sin flechas al Sagitario,

hollando de Aries el cuello,
90

a Géminis envidioso,

y a Acuario dejáis sediento;

   enamorada a la Virgen,

a los Peces dejáis presos,

al Capricornio rendido
95

y a Libra inclinado el peso.

   Ya habéis experimentado

la variedad de los tiempos,

que divide en cuatro partes

la trepidación del cielo:
100

   florida, a la primavera,

al estío, macilento,

con su razón, al otoño,

y con su escarcha, al ivierno.

   Ya sabéis lo que es vivir;
105

pues, dado un círculo entero

a vuestra dichosa edad,

quien hace un año, hará ciento.

   Ya, en fin, de nuestro natal,

¿natal dije? ¡Qué gran yerro!
110

¡Que este término me roce

las cuerdas del instrumento!

   Pero habiendo de ser años,

¿qué término encontrar puedo

que no sea, años, edad,
115

natalicio o nacimiento?

   Perdonad, señor, y al caso

un chiste contaros quiero,

que a bien que todas las coplas

son una cosa de cuento:
120

   predicaba un cierto quídam

los sermones de san Pedro

muchos años, y así casi

siempre decía uno mesmo;

   murmuróle el auditorio
125

lo rozado en los conceptos,

y avisóselo un amigo

con caritativo celo;

   y él respondió: -«Yo mudar

discurso ni asunto puedo,
130

mientras nuestra madre Iglesia

no me mude el Evangelio.»

   Este es el cuento, que puede

ser que gustéis de saberlo,

y si no os agrada, dadlo
135

por no dicho y por no hecho.

   Lo que ahora nos importa

es, fresco pimpollo tierno,

que viváis largo y tendido,

y que crezcáis bien y recio.
140

   Que les deis a vuestros padres

la felicidad de veros

hecho unión de sus dos almas,

visagra de sus dos pechos.

   Que se goce vuestra madre
145

de ser, en vuestros progresos,

la Leda de tal Apolo,

de tal Cupido, la Venus.

   Que den sucesión dichosa

a quien sirvan los imperios,
150

a quien busquen las coronas,

a quien aclamen los cetros.

   Que mandéis en la Fortuna,

siendo en sus opuestos ceños,

el móvil de vuestro arbitrio,
155

el eje de su gobierno.

   Creced Adonis y Marte,

siendo, en belleza y esfuerzo

de la corte y la campaña,

el escudo y el espejo.
160

   Y pues es el fausto día

que se cumple el año vuestro,

de dar perdón al convicto

y dar libertad al preso:

   dad la vida a Benavides,
165

que aunque sus delitos veo,

tiene parces vuestro día

para mayores excesos.

   A no haber qué perdonar,

la piedad que ostenta el Cielo
170

ocioso atributo fuera,

o impracticable, a lo menos.

   A Herodes en este día

pidió una mujer por premio,

que al sagrado precursor
175

cortase el divino cuello;

   fue la petición del odio,

de la venganza el deseo,

y ejecutó la crueldad

de la malicia el precepto.
180

   Vos sois príncipe cristiano,

y yo, por mi estado, debo

pediros lo más benigno,

y vos no usar lo sangriento.

   Muerte puede dar cualquiera;
185

vida, sólo puede hacerlo

Dios; luego sólo con darla

podéis a Dios pareceros.

   Que no es razón que en el día

genial de vuestros obsequios
190

queden manchadas las aras

ni quede violado el templo.

   Y a Dios, que os guarde, señor,

que el decir que os guarde, creo,

que para con Dios y vos
195

es petición y es requiebro.


Aplaude, lo mismo que la Fama, en la sabiduría sin par de la señora doña María de Guadalupe Alencastre, la única maravilla de nuestros siglos

   Grande duquesa de Aveyro,

cuyas soberanas partes

informa cavado el bronce,

publica esculpido el jaspe;

   alto honor de Portugal,
5

pues le dan mayor realce

vuestras prendas generosas,

que no sus quinas reales;

   vos, que esmaltáis de valor

el oro de vuestra sangre,
10

y siendo tan fino el oro

son mejores los esmaltes;

   Venus del mar lusitano,

digna de ser bella madre

de amor, más que la que a Chipre
15

debió cuna de cristales;

   gran Minerva de Lisboa,

mejor que la que triunfante

de Neptuno, impuso a Atenas

sus insignias literales;
20

   digna sólo de obtener

el áureo pomo flamante

que dio a Venus tantas glorias,

como infortunios a Paris;

   cifra de las nueve Musas
25

cuya pluma es admirable

arcaduz por quien respiran

sus nueve acentos süaves;

   claro honor de las mujeres,

de los hombres docto ultraje,
30

que probáis que no es el sexo

de la inteligencia parte;

   primogénita de Apolo,

que de sus rayos solares

gozando las plenitudes,
35

mostráis las actividades;

   presidenta del Parnaso,

cuyos medidos compases

hacen señal a las Musas

a que entonen o que pausen;
40

   clara Sibila española,

más docta y más elegante,

que las que en diversas tierras

veneraron las edades;

   alto asunto de la Fama,
45

para quien hace que afanes

del martillo de Vulcano

nuevos clarines os labren:

   oíd una musa que,

desde donde fulminante
50

a la tórrida da el sol

rayos perpendiculares,

   al eco de vuestro nombre,

que llega a lo más distante,

medias sílabas responde
55

desde sus concavidades,

   y al imán de vuestras prendas,

que lo más remoto atrae,

con amorosa violencia

obedece, acero fácil.
60

   Desde la América enciendo

aromas a vuestra imagen,

y en este apartado polo

templo os erijo y altares.

   Desinteresada os busco,
65

que el afecto que os aplaude,

es aplauso a lo entendido

y no lisonja a lo grande.

   Porque, ¿para qué, señora,

en distancia tan notable,
70

habrán vuestras altiveces

menester mis humildades?

   Yo no he menester de vos

que vuestro favor me alcance

favores en el Consejo
75

ni amparo en los Tribunales,

   ni que acomodéis mis deudos,

ni que amparéis mi linaje,

ni que mi alimento sean

vuestras liberalidades,
80

   que yo, señora, nací

en la América abundante,

compatrïota del oro,

paisana de los metales,

   adonde el común sustento
85

se da casi tan de balde,

que en ninguna parte más

se ostenta la tierra, madre.

   De la común maldición,

libres parece que nacen
90

sus hijos, según el pan

no cuesta al sudor afanes.

   Europa mejor lo diga,

pues ha tanto que, insaciable,

de sus abundantes venas
95

desangra los minerales,

   y cuantos el dulce Lotos

de sus riquezas les hace

olvidar los propios nidos,

despreciar los patrios lares,
100

   pues entre cuantos la han visto,

se ve con claras señales,

voluntad en los que quedan

y violencia en los que parten.

   Demás de que, en el estado
105

que Dios fue servido darme,

sus riquezas solamente

sirven para despreciarse,

   que para volar segura

de la religión la nave,
110

ha de ser la carga poca

y muy crecido el velamen,

   porque si algún contrapeso,

pide para asegurarse,

de humildad, no de riquezas,
115

ha menester hacer lastre.

   Pues, ¿de qué cargar sirviera

de riquezas temporales,

si en llegando la tormenta

era preciso alijarse?
120

   Con que por cualquiera de estas

razones, pues es bastante

cualquiera, estoy de pediros

inhibida por dos partes.

   Pero, ¿a dónde de mi patria
125

la dulce afición me hace

remontarme del asunto

y del intento alejarme?

   Vuelva otra vez, gran señora,

el discurso a recobrarse,
130

y del hilo del discurso

los dos rotos cabos ate.

   Digo, pues, que no es mi intento,

señora, más que postrarme

a vuestras plantas que beso
135

a pesar de tantos mares.

   La siempre divina Lisi,

aquélla en cuyo semblante

ríe el día, que obscurece

a los días naturales,
140

   mi señora la condesa

de Paredes, aquí calle

mi voz, que dicho su nombre,

no hay alabanzas capaces;

   ésta, pues, cuyos favores
145

grabados en el diamante

del alma, como su efigie,

vivirán en mí inmortales,

   me dilató las noticias

ya antes dadas de los padres
150

misioneros, que pregonan

vuestras cristianas piedades,

   publicando cómo sois

quien con celo infatigable

solicita que los triunfos
155

de nuestra fe se dilaten.

   Ésta, pues, que sobre bella,

ya sabéis que en su lenguaje

vierte flores Amaltea

y destila amor panales,
160

   me informó de vuestras prendas

como son y como sabe,

siendo sólo tanto Homero

a tanto Aquiles bastante.

   Sólo en su boca el asunto
165

pudiera desempeñarse,

que de un ángel sólo puede

ser coronista otro ángel.

   A la vuestra, su hermosura

alaba, porque envidiarse
170

se concede en las bellezas

y desdice en las deidades.

   Yo, pues, con esto movida

de un impulso dominante,

de resistir imposible
175

y de ejecutar no fácil,

   con pluma en tinta, no en cera,

en alas de papel frágil,

las ondas del mar no temo,

las pompas piso del aire,
180

   y venciendo la distancia,

porque suele a lo más grave

la gloria de un pensamiento

dar dotes de agilidades,

   a la dichosa región
185

llego, donde las señales

de vuestras plantas me avisan

que allí mis labios estampe.

   Aquí estoy a vuestros pies,

por medio de estos cobardes
190

rasgos, que son podatarios

del afecto que en mí arde.

   De nada puedo serviros,

señora, porque soy nadie,

mas quizá por aplaudiros,
195

podré aspirar a ser alguien.

   Hacedme tan señalado

favor, que de aquí adelante

pueda de vuestros crïados

en el número contarme.
200


Aunque en vano, quiere reducir a método racional el pesar de un celoso

   ¿Qué es esto, Alcino? ¿Cómo tu cordura

se deja así vencer de un mal celoso,

haciendo con extremos de furioso

demostraciones más que de locura?

   ¿En qué te ofendió Celia, si se apura?
5

¿O por qué al amor culpas de engañoso,

si no aseguró nunca poderoso

la eterna posesión de su hermosura?

   La posesión de cosas temporales,

temporal es, Alcino, y es abuso
10

el querer conservarlas siempre iguales.

   Con que tu error o tu ignorancia acuso,

pues Fortuna y Amor, de cosas tales

la propiedad no han dado, sino el uso.


Un celoso refiere el común pesar que todos padecen, y advierte a la causa, el fin que puede tener la lucha de afectos encontrados

   Yo no dudo, Lisarda, que te quiero,

aunque sé que me tienes agraviado;

mas estoy tan amante y tan airado,

que afectos que distingo no prefiero.

   De ver que odio y amor te tengo, infiero
5

que ninguno estar puede en sumo grado,

pues no le puede el odio haber ganado

sin haberle perdido amor primero.

Y si piensas que el alma que te quiso

ha de estar siempre a tu afición ligada,
10

de tu satisfación vana te aviso:

   pues si el amor al odio ha dado entrada,

el que bajó de sumo a ser remiso,

de lo remiso pasará a ser nada.


En la muerte de la excelentísima señora marquesa de Mancera

   De la beldad de Laura enamorados

los cielos, la robaron a su altura,

porque no era decente a su luz pura,

ilustrar estos valles desdichados;

   o porque los mortales, engañados
5

de su cuerpo en la hermosa arquitectura,

admirados de ver tanta hermosura,

no se juzgasen bienaventurados.

   Nació donde el oriente el rojo velo

corre, al nacer al astro rubicundo,
10

y murió donde, con ardiente anhelo,

   da sepulcro a su luz el mar profundo;

que fue preciso a su divino vuelo,

que diese como sol la vuelta al mundo.


A lo mismo

   Bello compuesto en Laura dividido,

alma inmortal, espíritu glorioso,

¿por qué dejaste cuerpo tan hermoso

y para qué tal alma has despedido?

   Pero ya ha penetrado mi sentido
5

que sufres el divorcio riguroso

porque el día final puedas, gozoso,

volver a ser eternamente unido.

   Alcanza tú, alma dichosa, el presto vuelo,

y, de tu hermosa cárcel desatada,
10

dejando vuelto su arrebol en yelo,

   sube a ser de luceros coronada:

que bien es necesario todo el cielo

para que no eches menos tu morada.


Loa a los años del reverendísimo padre maestro fray Diego Velázquez de la Cadena, representada en el Colegio de san Pablo

Personas que hablan en ella:



LA NATURALEZA.
LA CIENCIA.
EL AGRADO.
EL DISCURSO.
EL ENTENDIMIENTO.
LA NOBLEZA.
LA ATENCIÓN.
MÚSICA.
   Pues como reina absoluta,

quiere la Naturaleza

ostentar de su poder

la fábrica más perfecta:

¡vengan, vengan, vengan,
5

vengan todas las prendas,

para hacer un compuesto

de todas ellas!

(Descúbrese la NATURALEZA con aparato de reina, corona y cetro, en un trono.)

NATURALEZA.
   Y para que eslabones mejores sean,

de que ha de fabricarse mejor cadena.
10

MÚSICA.
   Y para que eslabones mejores sean,

de que ha de fabricarse mejor cadena.

NATURALEZA.
   Ya que de la primer causa

dispuso la Omnipotencia

que yo, como su segunda,
15

dominio absoluto tenga

en las obras naturales,

pues soy la Naturaleza

en común, a cuya docta

siempre operativa idea,
20

se debe la dulce unión

de la forma y la materia;

yo soy quien hago que el mundo

tenga ser, haciendo, atenta,

el que las especies vivan,
25

que los individuos mueran:

y porque a la corrupción

la generación suceda,

hago corromper las cosas

para que rejuvenezcan.
30

¡Oh qué torpe que discurre

el que a mi poder le niega

que, para formar el Fénix,

pueda tener suficiencia!

¿Pues no ve que cada especie
35

es fénix que de las muertas

cenizas nace por que

a morir y nacer vuelva?

Pues, ¿qué dificultad hay

para que, a querer la mesma
40

obra que hago en vana especie,

en un individuo hiciera?

En fin, soy quien hago que

lo vegetativo crezca,

que lo racional discurra,
45

que lo sensitivo sienta.

Por mí, adornados de escamas,

y por mí, armados de testas,

los peces el mar habitan,

moran el monte las fieras.
50

Si el monte vive, es por mí,

por mí si el prado se alegra

con rosas y flores éste,

aquél con plantas y yerbas.

Por mí, elevado lo grave,
55

cediendo su porción térrea,

naves de plumas las aves,

golfos de viento navegan.

Mas la mayor maravilla,

la ostentación más suprema
60

de que me jacto gloriosa

y me alabo satisfecha,

no es el ser fecunda madre,

de tanta alada caterva,

de tanta turba de peces,
65

de tanto escuadrón de fieras

de tanta copia de flores,

de tantas plantas diversas,

de tantos mares y ríos,

de tantos montes y selvas;
70

no de que digan que soy

a quien debe la riqueza

de sus piedras el ocaso,

y el oriente de sus perlas;

no, en fin, de tantas criaturas
75

en quien mi poder ostenta

tanta variedad hermosa

y tanta varia belleza;

sino, el que entre tanta copia,

en fábrica tan inmensa,
80

en tan dilatado espacio

y en multitud tan diversa,

todo esté con tal mensura,

todo con tal orden sea

que, ni al mar crezca una gota,
85

ni mengüe un punto la tierra,

ni al aire un átomo falte,

ni al fuego sobre centella;

sino que con tal concierto

eslabonados se vean,
90

que, con esférica forma,

a la tierra el mar rodea,

al agua el aire circunde

y al aire el fuego contenga,

haciendo sus cualidades
95

ya hermanadas y ya opuestas,

un círculo tan perfecto,

tan misteriosa cadena,

que a faltar un eslabón

de su circular belleza
100

todo acabara, y el orden

universal pereciera.

Pues si todas las criaturas

son eslabones que muestran

de la cadena del orbe
105

los engarces que la ordenan,

hoy, que una particular

cadena formar desea

mi siempre docto pincel,

razón será que prevenga
110

para formarla lucida,

eslabones de qué hacerla;

y pues ésta, racional,

es, por fuerza, más perfecta

que la universal, también
115

es bien que mejores sean

sus eslabones; y así

júntense todas las prendas,

vengan todas las virtudes,

perfecciones y excelencias:
120

MÚSICA.
    ¡Vengan, vengan, vengan,

vengan todas las prendas,

para hacer un compuesto

de todas ellas!

(Salen la NOBLEZA y el ENTENDIMIENTO, cada uno por su lado.)

NOBLEZA.
   A tus ecos, ¡oh madre esclarecida
125

de cuanto tiene ser!, viene rendida

la Nobleza que, llena de blasones,

es primer basa de las perfecciones;

y así, para que en mí todas se avengan:

MÚSICA.
   ¡Vengan, vengan, vengan,
130

vengan todas las prendas,

para hacer un compuesto

de todas ellas!

ENTENDIMIENTO.
    A tus plantas heroicas viene atento,

¡oh gran madre!, el humano entendimiento,
135

en cuyo ser divino está cifrado

un compendio de todo lo crïado;

y así, para que en mí todo lo atiendan:

MÚSICA.
   ¡Vengan, vengan, vengan,

vengan todas las prendas,
140

para hacer un compuesto

de todas ellas!

(Salen el DISCURSO y CIENCIA, cada uno por su puerta.)

DISCURSO.
   A tus pies, ¡oh fecunda y más hermosa

madre del universo generosa!,

viene el Discurso, que es quien solo sabe
145

de las prendas hacer unión süave;

y así sigan mis huellas,

MÚSICA.
   ¡para hacer un compendio de todas ellas!

CIENCIA.
   Bella diosa del mundo, a tu obediencia

tienes postrada en mí la misma Ciencia,
150

que reina de las prendas soy ufana,

entre quienes impero soberana,

pues doy el complemento que desean.

MÚSICA.
    ¡Y para que eslabones mejores sean,

de que ha de fabricarse mejor cadena!
155

(Salen la ATENCIÓN y el AGRADO, cada uno por su puerta.)

AGRADO.
   A tu voz, ¡oh grande reina!, está postrada

el todo de las prendas, que es Agrado;

pues a las excelencias más lucidas,

solo él las sabe hacer bien parecidas;

y así mi suavidad hoy las ordena,
160

MÚSICA.
    ¡de que ha de fabricarse mejor cadena!

ATENCIÓN.
   A tus plantas, ¡oh reina soberana!,

la Atención viene, prenda cortesana;

y pues mi amor servirle no rehúsa,

no es razón que ninguna tenga excusa
165

ni que a tanto respecto se detengan.

MÚSICA.
   ¡Vengan, vengan, vengan,

Entendimiento. vengan todas las prendas,

DISCURSO.
    para hacer un compuesto

de todas ellas!
170

CIENCIA.
    Y para que eslabones mejores sean,

AGRADO.
   de que ha de fabricarse mejor cadena.

NATURALEZA.
   Yo agradezco la fineza

de vuestro buen proceder,

y aun más que el obedecer,
175

de obedecer la presteza;

y así la acción amorosa

goza de por sí excelencia,

que es dos veces obediencia

la obediencia cariñosa.
180

Doblada acción os abona,

pues pudiera la lealtad

respectar la dignidad,

sin estimar la persona.

¿Pero qué mucho, si ahora
185

me dais, porque más me cuadre,

más la obediencia de madre

que no el culto de señora?

MÚSICA.
   ¡Y así era muy preciso

que fuera presta,
190

si el amor se equivoca

con la obediencia!

NATURALEZA.
   Y puesto que no ignoráis

que de mi voz el intento,

de mis ecos el asunto
195

y de mi amor el empeño,

es querer con esta idea

dar, en visibles objectos,

a los ojos la noticia

y el alma el conocimiento
200

de aquella feliz consulta,

de aquel cuidadoso esmero,

con que, para fabricar

esta cadena, que el cielo

conserve eterna, dispuse,
205

en su feliz nacimiento,

la concurrencia de todas

vosotras que, enriqueciendo

de inteligencias su alma,

de perfecciones su cuerpo,
210

le adornasteis de manera

que formasteis un compuesto

de cuantas grandezas pueden

hacer amable un sujeto;

y puesto que de esta dicha,
215

hoy se cumplen años, quiero

que volváis a repetir,

como en anuales obsequios,

lo que para hacerle entonces,

ahora para recuerdos.
220

Y así diga cada cuál

lo que le ofreció, y veremos

de tan gloriosa cadena

los eslabones perfectos,

pues para poder formarla
225

juntos y conformes, veo,

Discurso, Atención, Nobleza,

Ciencia, Agrado, Entendimiento,

MÚSICA.
   ¡que hacer es fuerza

de muchos eslabones
230

una cadena!

NOBLEZA.
   Pues yo, que como es razón,

por mí la cadena empieza,

del oro de su nobleza

doy el primer eslabón;
235

que éste es el mayor blasón

que goza, es claro argumento,

que como es el fundamento

de todos, es la más bella;

pues son las prendas, sin ella,
240

edificio sin cimiento.

(Ofrece un eslabón con una N.)

MÚSICA.
   ¡Bien la Nobleza dice,

que es bien que tasen

el valor de cadena

por los quilates!
245

ENTENDIMIENTO.
   Yo a más alto ser atento,

que es la interior perfección,

os ofrezco, en mi eslabón,

el don del entendimiento;

él es quien el lucimiento
250

del oro del noble esmalta,

pues es perfección tan alta

para el que la ha conseguido,

que no falta al entendido

ni aun lo mismo que le falta.
255

(Ofrece otro con una E.)

MÚSICA.
    ¡Muy bien ha dicho en eso,

pues es notorio

que con entendimiento

se suple todo!

DISCURSO.
    Yo me sigo, del concurso,
260

pues si a buena luz lo siento,

por fuerza al Entendimiento

ha de seguir el Discurso;

y así mi incesable curso

ofrezco a su dicernir,
265

pues llegándolo a advertir

todo, y todo a comprehender,

a un perspicaz entender,

sigue un sutil discurrir.

(Ofrece otro con una D.)

MÚSICA.
   ¡Bien ha dicho que puede
270

perficionarlo,

porque el uno es potencia

y el otro es acto!

CIENCIA.
Yo que soy Ciencia, que fija

enseña el conocimiento,

como él, del Entendimiento,
275

soy yo del Discurso hija;

porque sus acciones rija,

le doy, de experiencias lleno,

del estudio el prado ameno,

en cuyas flores me copio;
280

porque el estudio hace propio

el entendimiento ajeno.

(Ofrece otro con una C.)

MÚSICA.
   ¡Que hace el que bien digiere

de otros las obras,

de alimentos ajenos
285

sustancia propia!

ATENCIÓN.
   Según eso, mi eslabón

le doy yo, por la excelencia

de que no puede haber ciencia

donde no hubiere atención.
290

Bien clara está mi razón,

sin que haya opinión contraria

que me intente, temeraria,

privar de este blasón hoy:

pues si la Ciencia no soy,
295

soy condición necesaria.

(Ofrece otro con una A.)

MÚSICA.
    ¡Bien la Atención ha dicho,

que está probado

que el que no fuere atento

no será sabio!
300

AGRADO.
Para que viva adornado,

yo el Agrado le prometo,

que es muchas veces discreto

un discreto con agrado;

y aun a la ciencia ha llegado
305

muchas veces a exceder,

que, si bien se llega a ver,

se halla en su modo de obrar,

que ella se hace venerar,

pero el Agrado, querer.
310

(Ofrece uno con una A.)

MÚSICA.
    ¡El Agrado a la Ciencia

vence mañoso,

porque ella es para algunos,

y él para todos!

NATURALEZA.
   Muestra a ver de tu eslabón,
315

qué letra está escrita, Ciencia.

CIENCIA.
   La C te presento, que es

la con que mi nombre empieza.

ATENCIÓN.
   Yo la A, que de la Atención

es A la primera letra.
320

DISCURSO.
   Yo la D, que del Discurso

es, como ves, la primera.

Entendimiento.
   Yo E, que el Entendimiento

es bien que a todos prefiera.

NOBLEZA.
   Yo la N, que es en quien
325

se denota la Nobleza.

AGRADO.
   Segunda A traigo yo, en que

el Agrado se demuestra.

NATURALEZA.
   Juntadlos, pues, para ver

qué resulta de sus letras.
330

(Juntan los eslabones, y resulta decir «cadena».)

TODOS.
Cadena dice.

NATURALEZA.
Está claro

que ha de resultar cadena;

que de tan bello concurso

de virtudes y excelencias,

no pudo resultar cosa
335

que esta cadena no sea.

NATURALEZA Y MÚSICA.
Y así decid cantando, que

(Cada uno, y MÚSICA.)

AGRADO.
agrado,

CIENCIA.
ciencia,

DISCURSO.
discurso,

ENTENDIMIENTO.
entendimiento,

ATENCIÓN.
atención,

Nobleza.
nobleza,

Todos y Música.
    sólo son eslabones de esta cadena.

Agrado.
    Hágale, pues, eternamente amado,
340

MÚSICA.
   Agrado.

CIENCIA.
   Dele el eterno bien de su asistencia,

MÚSICA.
    Ciencia.

ENTENDIMIENTO.
   Dele su altivo y soberano aliento,

MÚSICA.
   Entendimiento.
345

ATENCIÓN.
    A las demás añada perfección,

MÚSICA.
   Atención.

NOBLEZA.
   Adornando de prendas tanta alteza,

MÚSICA.
    Nobleza.

NATURALEZA.
Para que sepan todos,

CADA UNO Y MÚSICA
que Agrado y Ciencia,
350

Música 3.
Discurso,

Música 4.
Entendimiento,

Música 5.
Atención,

Música 6.
Nobleza,

TODOS, Y TODA LA MÚSICA..
   sólo son eslabones de esta cadena.

NATURALEZA
   Puesto que ya está formada

de perfecciones y letras

aquesta cadena, en quien
355

el cielo quiere que tenga

Augustín, como Tomás,

también una áurea cadena,

sólo falta que supliquen

humildes las voces vuestras,
360

que pues la formó tan rica,

quiera conservarla eterna.

CIENCIA.
   Vuestra edad, felice padre

reverendísimo, sea

tal, que por la duración
365

Evo, y no Tiempo, parezca,

MÚSICA.
   ¡Vivid eterno,

que en lo eterno no tiene

dominio el tiempo!

AGRADO.
   En círculo vuestra edad,
370

como vuestro nombre y prendas,

lo que parece hacia el fin,

volver al principio sea.

MÚSICA.
    ¡Porque se note,

que aun los años os sirven
375

como eslabones!

DISCURSO.
    No por cuenta de las Parcas,

del sol sí, corra por cuenta

vuestra edad, siendo su copo

su luminosa madeja.
380

MÚSICA.
    ¡Que es bien que dure

devanada de rayos,

vida de luces!

ENTENDIMIENTO.
   Vivid, más que en la extensión,

en la intensión, porque sean
385

las que en todos temporales,

en vos edades eternas.

MÚSICA.
    ¡Pues el discreto

vive más del discurso,

que no del tiempo!
390

NOBLEZA.
   Vivid las eternidades

de vuestra altiva ascendencia,

porque dure vuestra vida

a par de vuestra nobleza.

MÚSICA.
   ¡Que si lo mismo
395

vivís que vuestros timbres,

seréis eterno!

ATENCIÓN.
   Vivid lo que vuestra fama,

cuya trompa vocinglera

se toca en la edad presente
400

y en la eternidad resuena.

MÚSICA.
   ¡Que el ser dichoso

no consiste en la vida

sino en el modo!

NATURALEZA.
   Viva, viva, para que
405

su sacra religión tenga

quien con virtud la edifique,

CIENCIA.
   quien la ilumine con letras,

ATENCIÓN.
   quien con atención la sirva,

NOBLEZA.
   quien la ilustre con nobleza,
410

AGRADO.
   quien con agrado la aumente,

DISCURSO.
   quien con discurso la atienda,

Entendimiento quien la conserve entendido,

NATURALEZA.
   porque todo el mundo sepa,

Todos.
para que entiendan todos,

(Música y cada uno.)

Música 1.
que agrado,

Música 2.
y ciencia,
415

Música 3.
discurso,

Música 4.
entendimiento,

Música 5.
atención,

Música 6.
nobleza,

TODOS Y MÚSICA.
    sólo son eslabones de esta cadena.

NATURALEZA.
    Y a nuestro muy reverendo

padre provincial, que muestra

con su acertado gobierno,
420

con su virtud y prudencia,

que es de este místico cuerpo

la dignísima cabeza;

doy el parabién debido,

y pido al cielo que sea
425

de su religión sagrada,

el Suetonio que mantenga

en tranquilidad dichosa

a los que su buena estrella

hizo alistar de augustino
430

en las sagradas banderas.

Y a los dos Diegos, con cuyas

lucidas y amables prendas

se honra esta ilustre provincia

y la religión se aumenta;
435

un Astete y un Mejía,

en quien mi atención celebra

de activo y contemplativo

las dos bien seguidas sendas,

pues en sus dos ejercicios
440

muestran que ocioso estuviera

sin el cuidado de Marta

el amor de Magdalena;

da el parabién mi cariño,

en prendas de que quisiera
445

hacer, que los que deseos

son, ejecuciones fueran.

Y a aqueste noble auditorio

cuya gravedad ostenta

de la virtud lo más alto,
450

lo más grave de las ciencias,

con reverentes obsequios

el perdón, humilde, ruega,

y pide al maestro Carrillo

con este empóreo de letras,
455

con este Ilustre Colegio

cuyos hijos hoy festejan

por muchas y justas causas

al padre maestro Cadena,

ya por su hermano querido,
460

y ya por su concolega,

por su lector de Escritura;

y porque fue su cabeza

en el puesto de rector,

en cuyo tiempo confiesan
465

deben mucho a su cuidado,

el aliño de esta iglesia,

de esta librería el fomento

y el aumento de las rentas,

y finalmente por ser
470

su patrón, padre y Mecenas;

por todo aquesto le aplauden,

pidiendo que suplir pueda

el ara de su cariño

la cortedad de la ofrenda,
475

pues con afecto amoroso,

cuando a Cadena celebran

el colegio y su rector,

porque a más aplauso anhelan,

sacrifican en deseos
480

todo lo que de hacer dejan;

y porque como al principio

fin este festejo tenga,

volved todos a decir:

(Cada uno, y Música).

AGRADO.
que Agrado

CIENCIA.
y Ciencia,

DISCURSO.
Discurso,

ENTENDIMIENTO.
Entendimiento,

ATENCIÓN.
Atención,

Nobleza.
Nobleza,
485

TODOS, Y TODA LA MÚSICA.
   sólo son eslabones de esta cadena.