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«O Crau, as toumba flour! o ¡ouvént, plouras-lá!...» (Canto décimo, p. 396).

 

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«"La suave Patria" quedó fundida en su molde permanente dos meses antes del tránsito del poeta. Por las fechas en que sufrió la agresión de la implacable enfermedad, Ramón estaba corrigiendo las pruebas de su poema. Fiebre, cansancio y sensación de asfixia agobiaban a nuestro paciente [...] apareció por primera vez "La suave Patria" en el número en turno (l.º de junio) de la revista El Maestro»; (Pedro de Alba, Ramón López Velarde, cit., pp. 60-62). José Luis Martínez, en cambio, la fecha el 24 de abril de 1921, aunque él mismo cita también en sus Notas a Pedro de Alba. Phillips reconoce sólo esta última fecha. Dice a propósito: «Como bien se sabe, fue publicado en El Maestro -donde había aparecido también la prosa "Novedad de la patria" que da la teoría de su concepto de la nación- y lleva la fecha del 24 de abril de 1921» (Allen W. Phillips, Op. cit., p. 186). Es muy posible que la revista saliera el l.º de junio con fecha atrasada.

 

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Por ejemplo, Phillips recuerda que «ha habido también voces de protesta, y voces autorizadas en medio de la inmensa y universal estima que se ha concedido al poema. Al lado de esas voces de protesta hay por lo menos ciertos silencios no menos significativos, que son testimonios elocuentes de una posible reacción en contra de la composición -¿reacción concretada en la década 1925-1935? Hace ya muchos años, por ejemplo, Torres Bodet escribió que "La suave Patria" era un ensayo de transición, hacia una mayor popularidad, y también puntualizó ciertas indecisiones y torpezas en el poema mismo, errores que antes pudieron estar encubiertos por la integridad personal de López Velarde. Rafael Solana declara rotundamente que López Velarde no fue cantor de la patria, sino sólo de un pequeño rincón de su inmensa superficie, y cree que el poema representa un falso López Velarde, poeta sobre todo de la intimidad» (Allen W. Phillips, Op. cit., p. 188). Por otra parte, el mismo Octavio Paz no lo juzga con gran entusiasmo: «El poema es, en cierto modo, el mediodía de su estilo. Digo: el mediodía de su estilo, no de su poesía. La maestría vence con frecuencia a la inspiración, la receta suplanta a la invención y el hallazgo al verdadero descubrimiento. La mirada del poeta no penetra en la realidad de sí mismo ni en la de su pueblo. Es un poema exterior» (O. Paz, Cuadrivio, cit., p. 90).

 

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Esta misma fragmentariedad da a Carmen de la Fuente la impresión de que el poema está construido a la manera de una serie (naturalmente no regular) de hai-kais. Da los siguientes ejemplos: «Suave Patria: tu casa todavía / es tan grande, que el tren va por la vía / como aguinaldo de juguetería». «Como la sota moza, Patria mía, / en piso de metal, vives al día, / de milagro, como la lotería». «Tu imagen, el Palacio Nacional / con tu misma grandeza y con tu igual / estatura de niño y de dedal». Cita otros ejemplos de hai-kais en Mi prima Águeda (SD), Fábula dística (ZO) y Humildemente (ZO). Todo ello le hace pensar en la influencia de José Juan Tablada sobre nuestro poeta. El libro Un día de Tablada se hallaba entonces en proceso de publicación (Carmen de la Fuente, Op. cit., pp. 119-121). Tengamos en cuenta, no obstante, que la rima de los hai-kais de Tablada no es AAA (como en López Velarde) sino ABA.

 

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Dice, de hecho, Carmen de la Fuente: «Se trata de un soberbio mural que se anticipa con una década al movimiento nacionalista; pero como en la pintura de Diego Rivera, la obra de conjunto no impide que el artista se solace en la gracia y fidelidad de los detalles» (C. de la Fuente, Op. cit., p. 118).

 

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«E Mirèio è di fatto un'epopea in dodici canti, dove l'impalcarura classica, calcata sui poemi omerici e sull' Eneide, fa da supporto al materiale folklorico» (Fausta Garavini, Op. cit., p. 121).

 

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Allen W. Phillips, Op. cit., p. 190; José Luis Martínez, Op. cit., p. 796.

 

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Barbey d'Aurevilly (1808-1889) dedicó una trilogía a los chuanes: L'ensorcelée (1854), Le chevalier des Touches (1864) y Un prêtre marié (1865). En Italia se ha vuelto a editar recientemente la novela central, que es también la más famosa (Il cavaliere des Touches, Bompiani, Milán, 1980). También Balzac habla dedicado a los chuanes una novela (Les Chouans, 1829), la primera con la que obtuviera un discreto éxito.

 

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El problema de las minorías nacionales oprimidas es tema de interés central en la obra de Sergio Salvi. Véanse Le nazioni proibite, Vallecchi, Florencia, 1973, y Le tingue tagliate, Rizzoli, Milán, 1975. En su última entrega (Patria e Matria, Vallecchi, Florencia, 1978), establece una diferencia entre «nación» o «nacionalidad» y «Estado». El Estado o Patria está ligado al poder central. La nacionalidad es un concepto más complejo en el que se reúnen la lengua, las tradiciones, la historia. El estado español, por ejemplo, estaría formado por varias nacionalidades, la española, la vasca, la catalana y la gallega. A su vez la nacionalidad española estaría compuesta por varias regionalidades: la castellana, la andaluza, la aragonesa, etc. (S. Salvi, Patria e Matria, cit., p. 15). Creo que aunque López Velarde no tuviera estos conceptos tan claros como los expone Salvi, los intuía.

 

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Rafael Solana, La patria chica de López Velarde, en «El Hijo Pródigo», XII, n.º 36, junio de 1946, p. 151; citado por Allen W. Phillips, Op. cit., p. 188.