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El taller poético de López Velarde

José Luis Martínez






Las correcciones de La sangre devota

El creador prefiere ocultar los pasos previos para la realización de su obra, que da a conocer sólo cuando ha llegado al término de su trabajo. En ocasiones, después de cierto tiempo, y casi siempre en el caso de una nueva publicación, retoca, rehace o desecha sus obras anteriores. Raras veces, y más bien en el caso de papeles póstumos, cuando la voluntad del autor no puede ya intervenir para destruirlos, nos es posible asomarnos a los esbozos previos, a los tanteos inciertos, que precedieran a la obra consumada.

En la literatura mexicana son contadas las posibilidades conocidas de examinar las correcciones que han sufrido las obras importantes, y aún más raras las de conocer las primeras versiones o los borradores de las creaciones memorables. Se han registrado los retoques y modificaciones de fondo que hizo Mariano Azuela a la primera versión de Los de abajo. José Vasconcelos enmendó o más bien expurgó sus memorias, pero no con propósitos literarios sino políticos y morales. Conocemos algunos de los cambios que hizo Salvador Díaz Mirón a las primeras versiones de sus poemas, antes de fijarlas en Lascas. Antonio Castro Leal ha estudiado las correcciones que hizo Rafael López a los poemas de su libro de juventud, al recogerlos en sus años de madurez. Se han reunido las sucesivas etapas de los «Esquemas para una oda tropical» de Carlos Pellicer. Y muchos otros poetas, que han disfrutado de vida para hacerlo, retocan a menudo sus obras o excluyen del todo las que consideran, con nuevo juicio, más débiles.

En el caso de la poesía de Ramón López Velarde, y como una rendija más para entrever los secretos de su taller poético, tenemos la fortuna de conocer algunas de sus correcciones, reelaboraciones y borradores.

López Velarde había preparado en 1910, para su publicación en Guadalajara, un manuscrito del libro que se llamaría La sangre devota. El proyecto no llegó a realizarse y el libro sólo se imprimió en México, en 1916. Este reposo de seis años le dio oportunidad de revisar a fondo y ampliar su primera obra, y de iniciarla con bases más sólidas. Se conserva -en guarda de la Academia Mexicana- el manuscrito del libro de 1910. En el número que la revista México en el Arte (primavera de 1949, número 7) dedicó al poeta, se reprodujo en facsímil parte de este manuscrito. Comparándolo con el libro publicado en 1916, puede advertirse que, de los veinte poemas que aparecen en el proyecto de 1910, siete fueron excluidos y trece pasaron retocados a La sangre devota. Esta edición, a su vez, consta de treinta y siete poemas, los trece salvados más veinticuatro nuevos, escritos en los decisivos años intermedios. Los trece poemas «antiguos» fueron: «En el reinado de la primavera», «Viaje al terruño», «Domingos de provincia», «A la gracia primitiva de las aldeanas», «Cuaresmal», «Ofrenda romántica», «Para tus pies», «Poema de vejez y de amor», «Para tus dedos ágiles y finos», «Canonización», «Noches de hotel», «Mientras muere la tarde» y «Del pueblo natal». Y los desechados -que ahora conservamos incorporados a las «Primeras poesías»- fueron: «Elogio a Fuensanta» (p. 23), «Flor temprana» (p. 31), «Ella» (p. 34), «Alejandrinos eclesiásticos» (p. 35), «Cuando contigo estoy, dueña del alma» (p. 36), «A una ausense seráfica» (p. 37), y «En un jardín» (p. 30), poemas dulcemente sentimentales de su amor por Fuensanta, superados en malicia y elaboración por los poemas salvados del escrutinio.

En cambio, creo que podrá aceptarse que los textos más logrados y hermosos de este primer libro son los veinticuatro nuevos poemas, escritos entre 1910 y 1916. Baste recordar, entre ellos, «Mi prima Águeda», «La bizarra capital de mi Estado», «Por este sobrio estilo», «Boca flexible, ávida», «Qué será lo que espero» e «Y pensar que pudimos...», para reconocer, por una parte, el seguro gusto con que López Velarde eligió de su primer proyecto los mejores y, sobre todo, la maduración y la afirmación de su sensibilidad poética en los años de 1910 a 1916, cuando rehízo La sangre devota. En estos años, al arrobo sentimental y a la devoción por las cosas de su pueblo y su mundo religioso, añadió una sensualidad más ávida, rasgos de humor e ironía, sensibilidad plástica y conocimiento poético.

En la portada de 1910 había puesto como epígrafe o subtítulo: «Salmos viejos en lírica nueva», curiosa inversión de la sentencia de André Chénier; y una dedicatoria: «A la memoria de mi padre», quien había muerto dos años antes. En cambio, en la edición de 1916 desaparece el inútil subtítulo y la dedicatoria ya no es familiar sino literaria: «Consagro este libro a los espíritus de Gutiérrez Nájera y Othón».

Las correcciones de López Velarde a algunos de los poemas que salva son pequeñas pero reveladoras de su cuidado. Dos poemas, «En el reinado de la primavera» y «Para tus pies», pasan sin retoque alguno. En otros, añade o quita comas o pone entre guiones una exclamación («¡Oh rostros peregrinos!») en «Del pueblo natal»; o quita el artículo la en el subtítulo de la tercera parte de «Viaje al terruño». Suprime dos dedicatorias: a José Elizondo de «Noches de hotel», y a Luis Rosado Vega -con quienes debió de enemistarse- de «A la gracia primitiva de las aldeanas», poema este último en el cual, en el verso 27 que decía:


Buenas mozas: no abrigo más ensueños


cambió la última palabra por empeños, para evitar la repetición del final del verso 31:


Mi hambre de amores y mi sed de ensueño.


En el «Poema de vejez y de amor», que es extenso, hay varias correcciones menudas de signos ortográficos; en la cuarta estrofa, las «dos ligas» de la abuela pasaron a ser «las ligas»; en la undécima estrofa, el poeta consideró excesivo, con cierta razón, soñar en dormirse sobre los «muslos sedeños» de Fuensanta, y los cambió por los «brazos sedeños»; y en la última estrofa había escrito conubio, con una sola n, y en la edición de 1916, él o el cajista añadieron la segunda n.

En «Para tus dedos ágiles y finos» había escrito el sexto verso:


lucen en el manual su compostura,


y, en lugar de manual, puso mantel, lo cual es más casero y expresivo. Además, en la edición de 1916 sacrificó el segundo soneto, «Coses en dulce paz», que originalmente seguía al anterior, tan logrado como éste, probablemente porque la imagen que finaliza este último soneto: envidiar la suerte de la aguja prisionera entre los dedos de la amada, es forzada.

En «Canonización», había escrito en el cuarto verso:


que en la noche se exhala de tus tiestos


y corrigió, «que de noche» y añadió una coma después de «zagales», en el décimo verso.

El poema «Rumbo al olvido», que había publicado en 1912 -después de la recopilación frustrada de 1910-, es una primera versión de «Y pensar que pudimos...», que figura en La sangre devota. Su reelaboración es interesante por la sensibilidad poética que muestra López Velarde para convertir un poema patético en una ligera evocación nostálgica de algo que pudo ser, pero que no se intenta ya rescatar del olvido. Hay una rigurosa supresión de estrofas y composición de otras nuevas. De la primera versión, salva la segunda y la cuarta estrofas; y a la tercera, en ambas versiones, le hace modificaciones afortunadas:


Pudieron deslizarse,
sin sentir, nuestras vidas
con el compás romántico
que hay en las músicas desfallecidas


(versión de 1912)                



Y pensar que pudimos,
en una onda secreta
de embriaguez, deslizamos
valsando un vals sin fin, por el planeta...


(versión de La sangre devota)                


(La gracia ondulante de esta segunda versión me recuerda, sin más razón que el tema del vals, un poema amado en la juventud, el «Pequeño vals vienes», de García Lorca).

En el mismo poema, «Y pensar que pudimos...», la quinta estrofa de 1912, y la cuarta y final de 1916, en La sangre devota, muestra una transformación igualmente feliz:



Y pensar que pudimos,
al acercarse el fin de la jornada,
alumbrar la vejez en una dulce
conjunción de existencias,
contemplando, en la noche iluminada,
el cintilar perenne del Zodíaco
sobre la sombra de nuestras conciencias.


(1912)                




Y pensar que pudimos,
al rendir la jornada,
desde la sosegada
sombra de tu portal y en una suave
conjunción de existencias,
ver las anulaciones del Zodíaco
sobre la sombra de nuestras conciencias.


(1916)                


Las dos estrofas finales, sexta y séptima, de la primera versión, en las que se agudizaba el patetismo de la separación desaparecieron.

Un caso semejante es el de «Tus ventanas», también de 1912, que se transforma en «Sus ventanas» en La sangre devota de 1916. En este segundo par de poemas la reelaboración parece haber sido hecha de memoria. Antonio de Valle-Arizpe, hermano de Artemio, a quien el poema está dedicado, refiere en carta del 3 de junio de 1949, dirigida a Jesús López Velarde, que Ramón había escrito «Tus ventanas» en el álbum de Antonio, el cual permaneció extraviado en los años de la Revolución, aunque al fin lo recuperó. Y añade que, sin tener copia de la primera versión, «en la segunda, tuvo que reconstruirlo Ramón para que formara en su libro, teniendo sólo el pensamiento primordial, y uno que otro verso que guardó en su memoria» (Elisa García Barragán y Luis Mario Schneider, Ramón López Velarde, álbum, UNAM, México, 1988, p. 87).

«Este lindísimo poema -opina Antonio de Valle-Arpize- es mejor en la primera versión que en la segunda». Y tiene razón. La primera, más extensa con 36 versos en cinco estrofas, tiene el atractivo de contarnos los adornos que ilustraban aquellas ventanas que miraban al oriente: «su antigua arquitectura», su fragante limpieza desde la madrugada, el canario alborotador con sus trinos, las macetas de rosas y claveles, y los caracoles, en que «ella gusta de escuchar el sordo / fragor de las marinas tempestades». En la segunda versión, más breve, de sólo 23 versos en tres estrofas, se han olvidado la arquitectura, el canario y las macetas, y sólo queda el lavado mañanero, los caracoles y el recuerdo de los noviazgos adolescentes. El poema ha perdido sus apoyos concretos y con ello algo de su ingenuo encanto.




Los borradores de «La suave Patria»

Todas las correcciones hasta aquí señaladas lo son a poemas ya hechos, que fueron retocados o reelaborados, como en el último caso. Para acercarnos aún más al taller poético de López Velarde, disponemos de un documento que, así su análisis tenga algo de profanación de una intimidad, nos permite reconocer que los aciertos expresivos y la magia de «La suave Patria» no se dieron gratuitamente sino que implicaron una ardua búsqueda.

Don Jesús López Velarde había entregado a Allen W. Phillips, el distinguido estudioso de la obra del poeta, junto con copias de otros papeles de Ramón López Velarde, fragmentos de un borrador de «La suave Patria», en seis hojitas de diversos tamaños. Al encargarme de la edición de estos textos, recordé que la Academia Mexicana de la Lengua guarda un importante conjunto de manuscritos del poeta y, con el ánimo de cotejar las copias con su original para resolver algunas dudas, encontré no sólo los originales de las seis hojitas, cuya copia tenía Phillips, sino siete hojas más, trece en total que forman un borrador casi completo de «La suave Patria». Comuniqué mi encuentro al profesor Phillips quien aceptó incluirlo, con facsímiles y transcripciones, en su obra: Ramón López Velarde, Dos cartas inéditas y otros textos desconocidos, México, INBA, 1988, que no llegó a publicarse.

Los apuntes de este borrador no tienen fecha, y no disponemos de ningún indicio respecto a la lentitud o rapidez con que trabajara López Velarde sus poemas. En la revista El Maestro, de la que era redactor y en cuyo número 3, de junio de 1921 -cuando ya había muerto el poeta-, se publicó por primera vez «La suave Patria». Había aparecido, en el número 1, de abril del mismo año, su ensayo «Novedad de la Patria», sin fecha, que tiene tantos temas coincidentes con la intención del poema. Si éste está fechado el 24 de abril de 1921, puede suponerse que su elaboración se haya iniciado a principios de ese año, y que primero concluyera el ensayo, y un poco más tarde, el poema.

El borrador existente, manuscrito a veces de difícil lectura, registra vacilaciones entre varias posibilidades, no está aún completo, y sólo indica, como partes del poema, el «Proemio» y el «Principio del drama. Cuauhtémoc». El «Primero» y el «Segundo acto» aún no están marcados y sus materiales se encuentran mezclados. Aunque algunas de las hojitas tienen números de orden, se halla más bien en desorden, si pensamos en la continuidad actual del poema. Al parecer, López Velarde lo iba elaborando a base de unidades temáticas, que luego organizará en secuencias, con gradaciones y temas afines, muy bien logradas en la fase final. He aquí, frente a frente, el borrador existente y la versión definitiva del poema:

La suave Patria
(Borrador)(Versión definitiva)
PROEMIOPROEMIO
11 
Yo que solo canté la exquisitaYo que sólo canté la exquisita
partitura del íntimo decoro,partitura del íntimo decoro,
alzo hoy la voz a la mitad del foro,alzo hoy la voz a la mitad del foro,
a la manera del tenor que imitaa la manera del tenor que imita
(para cortar a la epopeya un gajo)la gutural modulación del bajo,
la gutural modulación del bajo.para cortar a la epopeya un gajo.
  
Navegaré por los dramas Navegaré por las olas civiles
con remos que no pesan, porque vancon remos que no pesan, porque van
como los brazos del correo chuancomo los brazos del correo chuan
que remaba la Mancha con fusiles.que remaba la Mancha con fusiles.
  
Y diré, en una épica sordina, Diré con una épica sordina:
que la Patria es sagrada y diamantinaLa Patria es impecable y diamantina.
y en un inmóvil aria silenciaria  
diré que no hay en su bandera trina  
ni mancha secular ni mancha diaria.  
  
8  
Suave Patria. permite que te envuelvaSuave Patria: permite que te envuelva
en la más honda música de selvaen la más honda música de selva
con que me modelaste por enterocon que modelaste por entero
al golpe cadencioso de las hachas,al golpe cadencioso de las hachas,
entre risas y gritos de muchachasentre risas y gritos de muchachas
y pájaros de oficio carpintero.y pájaros de oficio carpintero.
  
 PRIMER ACTO
Patria: tu superficie es el maíz,Patria: tu superficie es el maíz,
tus minas son la casa del Rey de Oros,tus minas el palacio del Rey de Oros,
tu cielo, las garzas en deslizy tu cielo, las garzas en desliz
y el relámpago verde de los loros.y el relámpago verde de los loros.
  
El Niño Dios te (dejó) escrituró un establoEl Niño Dios te escrituró un establo
y te dio los veneros del petróleo el diablo,y los veneros del petróleo el diablo.
           tu llanura esSobre tu Capital, cada hora vuela
un silencio, y tu selva un buscapiés,ojerosa y pintada, en carretela;
  y en tu provincia, del reloj en vela
En tu provincia del relojque rondan los palomos colipavos,
las campanadas caen como centavoslas campanadas caen como centavos
y en el aire saludan 
a los palomos colipavos.  
  
10  
Patria: tu mutilado territorioPatria: tu mutilado territorio
se viste de percal y de abaloriose viste de percal y de abalorio
  
Suave Patria: tu casa todavíaSuave Patria: tu casa todavía
es tan grande que el tren (es en)es tan grande, que el tren va por la vía
           va por la víacomo aguinaldo de juguetería.
(velocidades) como aguinaldo de  
           juguetería 
  
Y en el barullo de las estacionesY en el barullo de las estaciones,
con tu mirada de mestiza ponescon tu mirada de mestiza, pones
la inmensidad sobre los corazones.la inmensidad sobre los corazones.
  
5  
Quien, en la noche que asusta a la rana,¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
           en tu noche diocesanano miró, antes de saber del vicio,
no miró, antes de saber del vicio,del brazo de su novia, la galana
del brazo de su novia, la galanapólvora de los fuegos de artificio?
pólvora de los fuegos de artificio 
  
Suave Patria: en tu tórrido festínSuave Patria: en tu tórrido festín
luces policromías de delfín;luces policromías de delfín,
(para) y con tu pelo rubio se desposay con tu pelo rubio se desposa
el alma, (la) equilibrista chuparrosa,el alma, equilibrista chuparrosa,
y a tus dos trenzas de tabaco, sabey a tus dos trenzas de tabaco, sabe
ofrendar aguamiel, toda mi briosaofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe.raza de bailadores de jarabe.
  
7 
Sobre las madrugadas del terruño,Tu barroco suena a plata, y en tu puño
en calles como espejos, se vacíasu sonora miseria es alcancía;
el santo olor de la panaderíay por las madrugadas del terruño,
y con monedas de       cuñoen calles como espejos, se vacía
  el santo olor de la panadería.
Patria, la Capital (una) es tu alcancía
           y dame de mortaja
el delantal de la que va en su trono
al aire libre
alegórica       (la carreta de paja).
  
10  
Cuando nacemos nos regalas notas,Cuando nacemos, nos regalas notas,
después,       de las compotasdespués, un paraíso de compotas,
y luego te regalas toda entera, y luego te regalas toda entera,
suave Patria, alacena y pajarera.suave Patria, alacena y pajarera.
  
Al triste y al feliz dices que síAl triste y al feliz dices que sí,
que en tu lengua de amor, prueben de ti:que en tu lengua de amor prueben de ti
la picadura del ajonjolí.la picadura de ajonjolí.
  
6 
¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena
de deleites frenéticos nos llena!de deleites frenéticos nos llena!
Trueno de nuestras nubes, que nos bañaTrueno de nuestras nubes, que nos baña
de locura, enloquece a la montaña,de locura, enloquece a la montaña,
requiebra a la mujer,requiebra a la mujer, sana al lunático
incorpora a los muertosincorpora a los muertos, pide el Viático
y al fin derrumba las madereríasy al fin derrumba las madererías
de Dios sobre las tierras labrantías.de Dios, sobre las tierras labrantías.
Trueno de temporal: oigo en tu vozTrueno de temporal: oigo en tus quejas
el crujido de todas las parejascrujir los esqueletos en parejas
de esqueletos que se amaron
las            como la hoz
  
8  
oigo lo que perdí (hora), lo que aún cocooigo lo se fue, lo que aún no toco
y el bien (hora) actual con su vientrey la hora actual con su vientre de coco,
y oigo en el brinco de tu ida y veniday oigo en el brinco de tu ida y venida,
la ruleta oh trueno, de mi vida.oh trueno, la ruleta de mi vida.
  
Principio del drama CuauhtémocINTERMEDIO
2CUAUHTÉMOC
Joven abuelo, escúchame loarte:Joven abuelo: escúchame loarte,
único héroe a la altura del arte.único héroe a la altura del arte.
Ni a héroes de verdad ni a fementidos 
ensalcé, que la lira es estandarteAnacrónicamente, absurdamente,
y son su       todos sus sonidos;a tu nopal inclínase el rosal;
pero hablo de tus mártires latidos.al idioma del blanco, tú lo imantas
 y es surtidor de católica fuente
Y te (canta feliz) reza un nopal algo rosal,que de responsos llena el victoral
anacrónicamente, absurdamente,zócalo de ceniza de tus plantas
y al mismo idioma vencedor imantas 
cual surtidor de vaticana fuente 
que te       da el continental 
zócalo de ceniza de tus plantas. 
  
13  
aunque escribo Méjico con jota, 
la estatua no pedí para Cortés. 
  
No como a César el rubor patricioNo como a César el rubor patricio
te escondió el rostro enmedio del suplicio;te cubre el rostro en medio del suplicio:
tu cabeza desnuda se nos queda,tu cabeza desnuda se nos queda,
hemisféricamente, de moneda.hemisféricamente, de moneda.
  
           (Tus cabellos... 
  
Moneda espiritual en que se fraguaMoneda espiritual en que se fragua
todo lo que sufriste: la piraguatodo lo que sufriste: la piragua
prisionera, el azoro de tus crías prisionera, el azoro de tus crías,
el sollozo de tus mitologíasel sollozar de tus mitologías,
la liviandad de la M...la Malinche, los ídolos a nado,
 y por encima, haberte desatado
 del pecho curvo de la emperatriz
 como del pecho de una codorniz.
  
(variante quizá posterior) 
  
2 
No como a César el rubor patricio 
te cubrió el rostro enmedio del suplicio; 
tu cabeza desnuda se nos queda, 
hemisféricamente, de moneda. 
  
Moneda espiritual en que se fragua 
todo lo que sufriste: la piragua 
prisionera, el azoro de tus crías, 
el sollozo de tus mitologías, 
la Malinche, los ídolos a nado, 
y por encima, haberte desatado 
  
3 
del pecho curvo de la emperatriz 
como del pecho de una codorniz. 
  
4SEGUNDO ACTO
Suave Patria: tú vales por el ríoSuave Patria: tú vales por el río
de (alas humanas) las virtudes de tu mujerío;de las virtudes de tu mujerío;
tus hijas atraviesan como hadastus hijas atraviesan como hadas,
o destilando un invisible alcohol,o destilando un invisible alcohol,
vestidas con las redes de tu sol,vestidas con las redes de tu sol,
cruzan como botellas alambradas.cruzan como botellas alambradas.
  
10 
Suave Patria: te amo no cual mitoSuave Patria: te amo no cual mito,
sino por tu verdad de pan benditosino por tu verdad de pan bendito,
como a niña que asoma por la rejacomo a niña que asoma por la reja
con la blusa corrida hasta la orejacon la blusa corrida hasta la oreja
y la falda bajada hasta el huesito.y la falda bajada hasta el huesito.
  
11 
Inaccesible al deshonor, florecesInaccesible al deshonor, floreces;
creeré en ti mientras una mejicanacreeré en ti, mientras una mejicana
en su tápalo lleve los doblecesen su tápalo lleve los dobleces
de la tienda, a las seis de la mañana,de la tienda, a las seis de la mañana,
y al estrenar su lujo, quede llenoy al estrenar su lujo, quede lleno
el país, del aroma del estreno.el país, del aroma del estreno.
  
6Como la sota moza. Patria mía,
Viviendo de milagro, Patria míaen piso de metal, vives al día,
           vives al día,de milagro, como la lotería.
en una       lotería. 
  
tu imagen, el Palacio NacionalTu imagen, el Palacio Nacional,
con tu misma grandeza y con tu igualcon tu misma grandeza y con tu igual
estatura de niño y de dedal.estatura de niño y de dedal.
Ceñida con la banda trigarante, 
pero él (sacude) se quita de la diestra 
      el guante 
como un regicida solterón. 
  
11 
Te       el EmperadorTe dará, frente al hambre y al obús,
y un higo San Felipe de Jesús.un higo San Felipe de Jesús.
  
 Suave Patria, vendedora de chía:
 quiero raptarte en la cuaresma opaca,
 sobre un garañón, y con matraca,
 y entre los tiros de la policía.
  
Tus entrañas no niegan un asiloTus entrañas no niegan un asilo
para el ave que el párvulo sepultapara el ave que el párvulo sepulta
en una caja de carretes de hilo,en una caja de carretes de hilo,
y nuestra juventud llorando ocultay nuestra juventud, llorando, oculta
dentro de ti el cadáver hecho pomadentro de ti el cadáver hecho poma
de aves que hablan nuestro mismo idiomade aves que hablan nuestro mismo idioma.
  
10 
frescura de rebozo y de tinaja,Si me ahogo en tus julios, a mí baja
y si tirito, dejas que me arropedesde el vergel de tu peinado denso
en tu respiración azul de inciensofrescura de rebozo y de tinaja,
y en tus carnosos labios de rompope.y si tirito, dejas que me arrope
 en tu respiración azul de incienso
 y en tus carnosos labios de rompope.
  
9 
Por tu balcón de palmas bendecidasPor tu balcón de palmas bendecidas
el Domingo de Ramos, yo desfiloel Domingo de Ramos, yo desfilo
lleno de sombra porque tú trepidas.lleno de sombra, porque tú trepidas,
Quieren morir tu ánima y tu estilo,Quieren morir tu ánima y tu estilo,
cual van muriéndose las cantadorascual muriéndose van las cantadoras
que en las ferias, con su bravío pechoque en las ferias, con el bravío pecho
empitonaban la camisa, han hechoempitonaban la camisa, han hecho
la lujuria y el ritmo de las horas.la lujuria y el ritmo de las horas.
  
12 
Patria: yo sé de tu dicha la clave;Patria, te doy de tu dicha la clave:
sé fiel a tu (sencillo) espejo diario;sé siempre igual, fiel a tu espejo diario;
cincuenta veces es igual el avecincuenta veces es igual el Ave
taladrada en el hilo del rosario,taladrada en el hilo del rosario,
y es más feliz que tú, Patria suave.y es más feliz que tú, Patria suave.
  
12 
Sé fiel a tu conciencia y a tu cara;Sé igual y fiel; pupilas de abandono;
un te quiero es igual a otro te quiero,sedienta voz; la trigarante faja
           y sin joya raraen tus pechugas al vapor; y un trono
has de construir el altar venideroa la intemperie, cual un sonaja:
con igual de arenas de hormiguero.¡la carreta alegórica de paja!
  
Sé igual y fiel y fiel; (y dame de24
    mortajaabril
       (los ojos) pupilas de abandono;1921
el delantal de) 
la sedienta voz; la Trigarante faja 
en tus pechugas al vapor y un trono 
    la intemperie, cual una sonaja 
la (aire): la carreta de la paja. 
Que       alegórica 

Como puede apreciarse por el cotejo del borrador y el poema concluido, el principio y el fin ya estaban decididos y casi logrados. Pero en el camino, aunque ya existían cerca de su forma final muchos de los aciertos expresivos y algunos de los pasajes más hermosos, a veces los primeros apuntes eran desafortunados y aun pueden parecemos escalofriantes, si los comparamos con la eficacia de los versos que conocemos.

El poema, de 33 estrofas, está compuesto en endecasílabos -de cuenta no siempre segura-, con rimas consonantes en pareados o tercetos monorrimos, o bien en estrofas con rimas alternadas. Esta exigencia de la rima estuvo a punto de hacerlo caer, en la tercera estrofa del «Proemio», en el borrador, en estos versos lamentables:



y en una inmóvil aria silenciaria
diré que no hay en tu bandera trina
ni mancha secular ni mancha diaria.



que tuvo el acierto de suprimir, limitándose a los dos versos rotundos:



Diré, con una épica sordina:
la Patria es impecable y diamantina.



Algo semejante ocurrió con la primera estrofa de la sección dedicada a Cuauhtémoc. Después de los dos espléndidos primeros versos, que subsisten, se había metido en un innecesario alegato para señalar su renuencia a ensalzar a «héroes de verdad» o a «fementidos», que tuvo el acierto de tachar también.

La segunda estrofa de esta sección presentaba la dificultad de expresar varias ideas que debían enlazarse razonablemente: el rosal español que rinde homenaje al nopal emblemático del héroe indio; el idioma del blanco imantado por el del indio, lo que creaba una fuente universal para llenar de elogios a quien había sufrido ver sus plantas convertidas en cenizas: notoria exageración. La solución lograda por el poeta no es perfecta, aunque ha conseguido mejoras considerables; no es necesarios que el rosal le rece al nopal, basta con que se incline ante él; lo de «vaticana fuente» era impropio, y en cambio, «católica» tiene el sentido original de universal; y en cuanto a la sustitución de «continental» por «victorial», para calificar el «zócalo de ceniza» de los pies de Cuauhtémoc es extraño el uso de este latinismo, muy raro en español y que puede venir del italiano. Aun con estos cambios, ésta es una de las estrofas más confusas y débiles del poema, iniciada con ese inútil y cacofónico par de adverbios en mente, de los que hubiera podido prescindir.

De las estrofas tercera y cuarta de esta sección dedicada a Cuauhtémoc, existen dos borradores. En el que parece más antiguo, había apuntado dos versos, que felizmente olvidó, porque nada aumentaban a la exaltación del héroe indígena y chocaban con el tono positivo del poema:



aunque escribo Méjico con jota
la estatua no pedí para Cortés.



Tenía aún dudas para el precioso recuerdo de César, y todavía no encontraba el emocionante remate de la estrofa final («Moneda espiritual»), pues había insinuado en un verso «la liviandad de la Malinche», del que tachó el calificativo. Y en el verso anterior, al escribir finalmente «el sollozar de tus mitologías», en lugar del aislado «sollozo», que había puesto en los dos borradores, hizo ganar en amplitud y penetración histórica a esta expresión afortunada. Los Coloquios de los doce frailes con los señores y sacerdotes indios, celebrados en 1524 y recogidos por el padre Sahagún, pudieran tener como epígrafe este verso: «el sollozar de tus mitologías».

En las estrofas siguientes del borrador aparecen ya limpios o a punto de estarlo, con frecuencia en dísticos, muchos de los mayores aciertos expresivos del poema: la Patria y su maíz, sus minas y sus cielos; los dones del establo y del petróleo; y están cerca de su limpieza final las secuencias de los fuegos de artificio, del cielo nupcial, del estreno de los tápalos, de las aves sepultadas, del tórrido festín, de los bailadores de jarabe, de la «honda música de selva», del «santo olor de la panadería», del elogio del mujerío, de los calores y los fríos y de las cantadoras de las ferias. Y sólo faltan unos cuantos temas: las horas de la Capital, el barro que suena a plata y el rapto en la Cuaresma. En un par de casos, se tiene la impresión de que, si hubiera fallado el gusto de López Velarde, el poema se hubiese estropeado con pasajes tan planos como el que había puesto después de los tres versos del Palacio Nacional:



Ceñida con la banda trigarante,
es la casa de la Federación;
pero él se quita de la diestra el guante
como un regicida solterón.



(¿Quién sería el señor que se quitó el guante y a qué rey pensaría matar?)

Ya se apuntó que López Velarde sabía cómo quería terminar el poema, con la idea de la conservación de la identidad y con ciertas imágenes de esa identidad, que cerraría con la «carreta alegórica de paja». Pero, en el borrador, después del rosario y sus Aves iguales, había puesto una continuación alternativa, que tuvo el acierto de suprimir del todo:



Sé fiel a tu conciencia y a tu cara;
un te quiero es igual a otro te quiero
      y sin joya rara
has de construir el altar venidero
con igual de arenas de hormiguero.



Imágenes, como la del tren de juguetería, que hoy nos parecen inconmovibles en su sencillez, presentaban dudas y otras posibilidades. Aún no había encontrado el sujeto para calificarlo con «frescura de aroma y de tinaja», que luego sería «el vergel de tu peinado denso». En otro caso, tenía la rima «coco» y no sabía con qué aparearla. Y, para rimar con «terruño», había apuntado tentativamente «cuño»; y creía que la Capital podía ser la «alcancía» de la Patria, antes de resolver estas dudas con los versos conocidos:



Tu barro suena a plata, y en tu puño
su sonora miseria es alcancía;



y dejar la Capital para otros menesteres.

Estos aciertos, esbozos, dudas y tropiezos dan una idea de la ardua elaboración que requirió el poema antes de alcanzar el despliegue imaginativo, la fluidez y la estructura con que fue concluido. La disposición final, con un Proemio de circunstancias, un Primer Acto para la Patria física, un Intermedio para exaltar a Cuauhtémoc, y un Segundo Acto, final, para la Patria íntima y femenina, disposición que da a «La suave Patria» su armonía y plenitud, aún no estaba realizada. La magia verbal de las imágenes, los dísticos luminosos, las secuencias que se desploman y encrespan, y aun los caprichos y fantasías menos obvios, todo requirió una búsqueda, una elección y una severa poda de lo inútil. Escribir un poema es inventarlo y organizarlo de la nada, verso a verso, hasta que sea como una flor o un puñal o una fuente.




Registros de palabras

El botánico y el zoólogo recogen plantas o animales raros; el novelista registra observaciones y frases, y el compositor apunta donde puede la frase musical que aletea en su mente. «El cura rojo», Antonio Vivaldi, interrumpió una vez la misa que celebraba para ir a la sacristía a apuntar un tema de fuga que le había venido a la cabeza, y luego volvió a acabar su misa. La Inquisición lo consideró loco y le prohibió decir más misas. De manera semejante, el poeta, que cavila en el poema que proyecta, apunta también sus temas, un verso que se le da hecho o palabras sueltas que podrá utilizar para sus rimas o porque le gustan como sugestivas o hermosas.

En uno de los bolsillos de la última chaqueta que usó Ramón López Velarde, sus parientes encontraron, junto a otros papeles, tres hojitas con palabras sueltas. Jesús López Velarde entregó una copia de estas hojitas al investigador Allen W. Phillips, que proyectaba publicar en el volumen que antes se ha mencionado.

Van en seguida estos apuntes:

Lista de palabras sueltas
1.Festín 
 Puestas las mesas sobre las sillas 
 Delfín 
 Diocesana 
 San Felipe de Jesús 
 azúcar cande 
 Colipavo 
 Chuparrosa 
 estrenar dobleces 
 Rompope 
 Ajonjolí 
 Garañón 
 Capirotada 
  (Número 24 de los Manuscritos)
2.Diamantista 
 Tigre, signo del infinito, ochos 
 Cajas, hilos de carretes, pajaritos, esqueletos... 
 Momento, dominación femenina por la voz... Pectoral... 
 Desprestigio desamor objeto exangüe 
 Fárrago... 
 Aliteración 
 Tenor. Cielos de mujeres... 
 Sobresalto de los tendones rod. barilarín 
 Sus brazos dued. sobre la mesa. Sublime P. 
 Vestida de topo, vestida de tinto... 
 Rostros especulares, esferas del presente y porvenir 
 Ojos pendencieros 
 armisticio 
 Pie estribo hostería 
 Viña, impío, aliciente, bandós 
 Con el pie en el estribo 
3. En un tiempo de gavota 
  Obra maestra... 
 Suplicio fantasía 
 Disimulo 
 Coquetería 
 Pestañeo 
 Vertebrado 
 Picada de pájaro 
 Bisiesta 
 Camarlengas
 Claraboya 
 Precio esquivar ante líneas 
 Polígama sustentación 
 Bailadores de jarabe 
 Donas 
 Alacena y pajarera 
 César 
 Puerta cochera 
 Gotera 
  (Núm. 22 de los Manuscritos)

Las listas de palabras y temas anotados por López Velarde, sobre todo las de la primera y la tercera hojas, deben ser de sus últimos meses de vida, pues tienen relación con los textos postreros que escribió: el ensayo «Novedad de la Patria» y el poema «La suave Patria». Algunos de la segunda hoja fueron aprovechados en otros textos, como en el ensayo «Obra maestra» -el tema del soltero comparado al tigre enjaulado- y en el poema «Gavota», que aunque fechado hacia 1920 es ya una anticipación de su muerte. Otras palabras y temas no fueron, a lo que creo, utilizados. En una página de El minutero desarrolló el tema de «El bailarín», y en «Urueta» empleó «el sobresalto de los tendones».

Al reverso de cartas que recibió en 1919 y 1920, hizo también anotaciones. Se encuentran en los Manuscritos números 19 y 15, cuyo contenido se reproduce a continuación:

Número 192
a la manera del tenor que...del pecho curvo de la emperatriz
la      modulacióncomo del pecho de una codorniz
                civiles                Cortés
que remaban la Mancha con fusiles                piragua
          épica sordina           que no supiste serlo
tabaco                     hiel
          luna rosaamigo
... sanicamente, absurdamataron triquiñuelas de pala...
me Gustados de feos...deshonestidades de cuartel
zócaloel alma llevadera del trapecio
de la ceniza de sus plantas...                aletas
      botellas alambradasde tu frac
una grandeza solitariadrepúblicas de santos y poetas
de señorita criolla que madruga 
de la vista diaria 
Deserción... 
días ilustres 
penca esca... 



Número 153

Embriaguez líneas       Fis.
psicolafians
Lineal. Un bien
Dones árbol apacible
conque murió San Juan
«Cese voluntad, no habrá in-
fierno»: San Bernardo. Apetitos
   Dimensiones
Público y privado, esfera
económica con jaspe de
sarcasmo
mímica. Prestancia
mirada marítima
Prof. Arrebatados por los cabellos
Puntas de los pies, signo
de admiración
Telares alba







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