Pues yo os diré lo que infiero, | |
que como mi infusa ciencia | |
se distingue de mi Propio | |
Amor, y de mi Soberbia, | 300 |
no es mucho que no la alcancen, | |
y es natural que la teman. | |
Y así, Amor Propio, que en mí | |
tan inseparable reinas, | |
que haces que de mí se olvide, | 305 |
por hacer que a mí me quiera | |
(porque el Amor Propio | |
es de tal manera, | |
que insensato olvida | |
lo mismo que acuerda); | 310 |
principio de mis afectos, | |
pues eres en quien empiezan, | |
y tú eres en quien acaban, | |
pues acaban en Soberbia | |
(porque cuando el Amor Propio | 315 |
de lo que es razón se aleja, | |
en Soberbia se remata, | |
que es el afecto que engendra, | |
que es aquél que todas | |
las cosas intenta | 320 |
sólo dirigidas | |
a su conveniencia), | |
escuchadme. Ya habéis visto | |
que aquesta pastora bella | |
representa en común toda | 325 |
la Humana Naturaleza: | |
que en figura de una ninfa, | |
con metafórica idea, | |
sigue a una beldad que adora, | |
no obstante que la desprecia; | 330 |
y para que a las divinas | |
sirvan las humanas letras, | |
valiéndose de las dos, | |
su conformidad coteja, | |
tomando a unas el sentido, | 335 |
y a las otras la corteza; | |
y prosiguiendo las frases, | |
usando de la licencia | |
de retóricos colores, | |
que son uno, y otro muestran, | 340 |
Narciso a Dios llama, | |
porque su belleza | |
no habrá quien la iguale, | |
ni quien la merezca. | |
Pues ahora, puesto que | 345 |
mi persona representa | |
el ser angélico, no | |
en común, mas sólo aquella | |
parte réproba, que osada | |
arrastró de las estrellas | 350 |
la tercer parte al abismo, | |
quiero, siguiendo la mesma | |
metáfora que ella, hacer | |
a otra ninfa; que pues ella | |
como una ninfa a Narciso | 355 |
sigue, ¿qué papel me queda | |
hacer, sino a Eco infeliz, | |
que de Narciso se queja? | |
Pues ¿qué más beldad | |
que la suya inmensa, | 360 |
ni qué más desprecio | |
que el que a mí me muestra? | |
Y así, aunque ya lo sabéis, | |
por lo que a mí me atormenta | |
(que soy yo tal, que ni a mí | 365 |
reservo la mayor pena), | |
os referiré la historia | |
con la metáfora mesma, | |
para ver si la de Eco | |
conviene con mi tragedia. | 370 |
Desde aquí el curioso | |
mire si concuerdan | |
verdad y ficción, | |
el sentido y letra. | |
Ya sabéis que yo soy Eco, | 375 |
la que infelizmente bella, | |
por querer ser más hermosa | |
me reduje a ser más fea, | |
porque -viéndome dotada | |
de hermosura y de nobleza, | 380 |
de valor y de virtud, | |
de perfección y de ciencia, | |
y en fin, viendo que era yo, | |
aun de la naturaleza | |
angélica ilustre mía, | 385 |
la criatura más perfecta-, | |
ser esposa de Narciso | |
quise, e intenté soberbia | |
poner mi asiento en su solio | |
e igualarme a su grandeza, | 390 |
juzgando que no | |
era inconsecuencia | |
que fuera igual suya | |
quien era tan bella; | |
por lo cual, Él, ofendido, | 395 |
tan desdeñoso me deja, | |
tan colérico me arroja | |
de su gracia y su presencia, | |
que no me dejó ¡ay de mí!, | |
esperanza de que pueda | 400 |
volver a gozar los rayos | |
de su divina belleza. | |
Yo, viéndome despreciada, | |
con el dolor de mi afrenta, | |
en odio trueco el amor | 405 |
y en rencores la terneza, | |
en venganzas los cariños, | |
y cual víbora sangrienta, | |
nociva ponzoña exhalo, | |
veneno animan mis venas; | 410 |
que cuando el amor | |
en odio se trueca, | |
es más eficaz | |
el rencor que engendra. | |
y temerosa de que | 415 |
la humana naturaleza | |
los laureles que perdí, | |
venturosa se merezca, | |
inventé tales ardides, | |
formé tal estratagema, | 420 |
que a la incauta ninfa obligo, | |
sin atender mi cautela, | |
que a Narciso desobligue, | |
y que ingrata y desatenta | |
Le ofenda, viendo que Él es | 425 |
de condición tan severa, | |
que ofendido ya una vez, | |
como es infinita ofensa | |
la que se hace a su deidad, | |
no hay medio para que vuelva | 430 |
a su gracia, porque | |
es tanta la deuda, | |
que nadie es capaz | |
de satisfacerla. | |
Y con esto a la infeliz | 435 |
la reduje a tal miseria, | |
que por más que tristemente | |
gime al son de sus cadenas, | |
son en vano sus suspiros, | |
son inútiles sus quejas, | 440 |
pues, como yo, no podrá | |
eternamente risueña | |
ver la cara de Narciso: | |
con lo cual vengada queda | |
mi injuria, porque | 445 |
ya que no posea | |
yo el solio, no es bien | |
que otra lo merezca, | |
ni que lo que yo perdí, | |
una villana grosera, | 450 |
de tosco barro formada, | |
hecha de baja materia, | |
llegue a lograr. Así es bien | |
que estemos todos alerta, | |
para que nunca Narciso | 455 |
a mirar sus ojos vuelva: | |
porque es a Él tan parecida, | |
en efecto, como hecha | |
a su imagen (¡ay de mí!, | |
de envidia el pecho revienta), | 460 |
que temo que, si la mira, | |
su imagen que mira en ella | |
obligará a su deidad | |
a que se incline a quererla; | |
que la semejanza | 465 |
tiene tanta fuerza, | |
que no puede haber | |
quien no la apetezca. | |
Y así, siempre he procurado | |
con cuidado y diligencia | 470 |
borrar esta semejanza, | |
haciéndola que cometa | |
tales pecados, que Él mismo | |
-soltando a Acuario las riendas- | |
destruyó por agua el mundo, | 475 |
en venganza de su ofensa. | |
Mas como es costumbre suya, | |
que siempre piadoso mezcla | |
en medio de la justicia | |
los visos de la clemencia, | 480 |
quiso, no obstante el naufragio, | |
que a favor de la primera | |
nadante tabla, salvase | |
la vida que aún hoy conserva; | |
que aun entre el enojo, | 485 |
siempre se Le acuerda | |
la misericordia, | |
para usar más de ella. | |
Pero apenas respiró | |
del daño, cuando soberbia, | 490 |
con homenajes altivos | |
escalar el cielo intenta, | |
y creyendo su ignorancia | |
que era accesible la esfera | |
a corporales fatigas | 495 |
y a materiales tareas, | |
altiva torre fabrica, | |
pudiendo labrar más cuerda | |
inmateriales escalas | |
hechas de su penitencia. | 500 |
A cuya loca ambición, | |
en proporcionada pena, | |
correspondió en divisiones | |
la confusión de las lenguas; | |
que es justo castigo | 505 |
al que necio piensa | |
que lo entiende todo, | |
que a ninguno entienda. | |
Después de así divididos, | |
les insistí a tales sectas, | 510 |
que ya adoraban al sol, | |
ya el curso de las estrellas, | |
ya veneraban los brutos, | |
ya daban culto a las peñas, | |
ya a las fuentes, ya a los ríos, | 515 |
ya a los bosques, ya a las selvas, | |
sin que quedara criatura, | |
por inmunda o por obscena, | |
que su ceguedad dejara, | |
que su ignorancia excluyera; | 520 |
y adorando embelesados | |
sus inclinaciones mesmas, | |
olvidaron de su Dios | |
la adoración verdadera; | |
conque amando estatuas | 525 |
su ignorancia ciega, | |
vinieron a casi | |
transformarse en ellas. | |
Mas no obstante estos delitos, | |
nunca han faltado centellas | 530 |
que de aquel primer origen | |
el noble ser les acuerdan; | |
y pretendiendo volver | |
a la dignidad primera, | |
con lágrimas y suspiros | 535 |
aplacar a Dios intentan. | |
Y si no, mirad a Abel, | |
que las espigas agrega | |
y los carbones aplica, | |
para hacer a Dios ofrenda. | 540 |