Poesías de García Lorca

Ricardo Gullón

En el número 10 de los Cuadernos Hispanoamericanos, de Madrid, publica Luis Rosales seis poemas y los dibujos inéditos de Federico García Lorca. Pertenecen los cinco primeros al libro inédito La suite de los espejos que conserva Rosales desde hace bastantes años. El sexto poema es «La oración de las rosas», fechado el 7 de mayo de 1918, y, por tanto, una de las primeras composiciones del autor. Tienen estos versos mucho interés, en cuanto jalones importantes en la evolución de Lorca, que en «La oración de las rosas» aparece no sólo rubendariano sino netamente romántico; en el final de esta poesía se encuentra una reminiscencia de «La violeta» de Enrique Gil y Carrasco.

Comentando la publicación de estos poemas, Melchor Fernández Almagro ha escrito un artículo (ABC del 18 de octubre) donde recuerda los años de juventud de Lorca, en Granada, por los años de la primera Guerra Mundial: «Nada parecía importarle tanto como la música», dice. Y le evoca, sentado al piano, tocando una sonata de Kuhlau.

Rueda, Rubén Darío, Juan Ramón, fueron los poetas más leídos por Federico, en aquella etapa formativa. El testimonio de Fernández Almagro es precioso por ser de primera mano. «Yo soy -escribe-, quizá, el primero de sus amigos a quien dio cuenta de sus tanteos poéticos: tanteos que acusaban una segura, rica y asombrosa inspiración. Me impresionó, singularmente, el poema "Las cigüeñas", y recuerdo el efecto de un determinado vocablo, raro en el lenguaje habitual del Poeta, nada libresco: "¿Oh, Pájaros aderviches![...]". Como también dio lugar a bromas el título de una de sus prosas: "Canéfora de pesadillas"».