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Vista de un sitio muy delicioso, lleno de árboles, fuentes, etcétera. DOÑA MARTINA, sentada en una peña con JUANITO y el NEGRITO, hijo de CATUL.
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JUANITO | ¿Qué tiene usted, mamá, que tan contenta | | la advierto esta mañana? |
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MARTINA | Hijo querido, | | he hecho feliz a una familia entera: | | ¿no sobra causa a un justo regocijo? | | A Catul liberté de las prisiones | 5 | en que lloraba su fatal destino. | | A Bunga, su mujer, del mismo modo | | rompí de su opresión los duros grillos, | | y la alma les he vuelto cuando, libres, | | estrechen en sus brazos a este chico. | 10 |
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JUANITO | ¿Y por eso, mamá, tan solamente | | usted está tan contenta? |
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MARTINA | Sí, Juanito. | | Yo me contemplo una mujer felice, | | y doy al cielo gracias infinitas | | porque me ha dado un genio compasivo. | 15 | Aprende desde tierno estas lecciones | | y nunca las olvides, hijo mío. | | En el más infeliz y desdichado, | | en el más andrajoso y abatido | | mira a tu semejante y a tu hermano, | 20 | a quien debes amar como a ti mismo. | | Si Dios te diere bienes de fortuna, | | no seas jamás avaro ni mezquino; | | participen los pobres de tu dicha; | | halle en ti protección el desvalido: | 25 | las lágrimas recoge de la viuda; | | al huérfano protege y al pupilo; | | sé padre de los pobres, y tu entierro | | hónrenlo los leprosos y mendigos. | | No te deslumbre el resplandor del oro; | 30 | mira que son inútiles sus brillos | | si no sirven de espejo a la miseria | | y sobre ella reflejan beneficios. | | Eres hombre y mortal, y el desdichado | | es lo mismo que tú, ya te lo he dicho; | 35 | pero aunque te lo diga muchas veces, | | jamás me cansaré de repetirlo: | | en su misma miseria el desgraciado | | trae recomendación para que el rico | | se compadezca de él y lo socorra, | 40 | tal vez con lo que gasta en desperdicios. | |
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JUANITO | Mamita, y si soy pobre es imposible | | que pueda yo hacer bien. |
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MARTINA | Te engañas, hijo; | | jamás falta caudal, aun al más pobre, | | para hacer a otros pobres beneficios. | 45 | Un pedazo de pan, una tortilla, | | cualquier respuesta dicha con cariño, | | un «perdone por Dios» en tono afable | | y, en fin, todo ademán con que expresivo | | signifiques al pobre que te dueles | 50 | de su miseria, cree que le es alivio, | | pues se consuela un infeliz si advierte | | que no lo tratan con desdén altivo; | | y aunque no lo socorran, agradece | | el no verse ultrajado con desvío. | 55 | ¿Ya ves y qué barata es la moneda | | con que se puede hacer un beneficio? | | Conque vuelvo a decirte que no olvides | | estos santos consejos, que son dignos | | de un corazón sensible y de un cristiano, | 60 | de cuya ley amor es el principio. | | Esto Dios te lo manda muchas veces; | | yo como madre amante te lo digo, | | y la naturaleza, siempre sabia, | | jamás te faltará con sus avisos. | 65 |
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JUANITO | Yo lo he de hacer así, mamita mía, | | y desde hoy quiero más a este negrito | | sólo porque es un pobre. | (Abrázalo.) |
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MARTINA | Dios te guarde | | y te conserve un corazón benigno. | |
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JUANITO | Y si usted me permite, quiero darle | 70 | una chaqueta y un pantaloncito, | | porque está muy desnudo y me parece | | que ha de tener el pobre mucho frío. | |
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MARTINA | Bien se lo podrás dar llegando a casa; | | y por que veas que tu intención estimo, | 75 | toma para tus dulces ese duro. | |
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JUANITO | (Al NEGRITO.) | Ahora con él, amigo te convido. | | Mire usted cómo baja la cabeza | | y me quiere también el pobrecito. | |
(El NEGRITO se inclina y le limpia los zapatos.)
| Mire cómo me limpia los zapatos. | 80 |
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MARTINA | Aprende en esto a ser agradecido: | | el infeliz no tiene otro lenguaje, | | pero hace cuanto pende de su arbitrio | | para manifestarte que te quiere | | y agradece tu obsequio prometido. | 85 | Las almas de los negros son capaces | | de poseer las virtudes y los vicios | | en grado superior, como los blancos, | | por más que la codicia o el capricho | | del europeo los juzgue semi-brutos; | 90 | pero éste es otro agravio conocido, | | pues... |
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(Sale JACOBO.)
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JACOBO | Madama, ¿que hacéis tan divertida, | | o tan sola más bien, en este sitio? | |
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MARTINA | Divertida será, pero no sola, | | que estoy acompañada con mis hijos. | 95 |
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JACOBO | ¿Qué este negro también entra en la cuenta? | |
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MARTINA | Sí, señor, he parido este otro niño. | |
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JACOBO | ¿Y lo quiere usted mucho? |
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MARTINA | Justamente, | | ¿pues no ve usted que está recién nacido? | |
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MARTINA | Y si pudiera..., | 100 | en todos los trapiches que aquí he visto, | | ¡por vida de Martina, no quedara | | un infeliz esclavo del destino, | | de la ambición ni la crueldad tirana | | con que se miran todos oprimidos!, | 105 | pues aunque consumiera en su rescate | | cuantos millones la India ha producido, | | les diera libertad, y de este modo | | fuera madre de todos, como he dicho, | | Anda, busca a Catul y no te tardes. | 110 |
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JUANITO | Ya voy, mamá; me llevaré al negrito. | |
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(Vanse JUANITO y el NEGRITO.)
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JACOBO | Está usted apasionada por los negros. | |
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MARTINA | Siempre me ha apasionado el desvalido, | | sin detenerme en ver si es negro o blanco, | | si extranjero en mi país o si patricio. | 115 |
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JACOBO | Si usted viera del negro los modales | | y tratara su genio duro, altivo, | | con muy pocas semanas tenía tiempo | | para hacer de ellos muy distinto juicio. | |
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JACOBO | El mismo diablo | 120 | es cada negro de éstos: yo que lidio | | con canalla tan vil hace diez años | | puedo ser de quien son un buen testigo. | | Siempre ha de andar sobre ellos el bejuco, | | la cuarta o el chirrión. Si no hay castigo, | 125 | no haya miedo trabajen: son fatales, | | flojos, perros, groseros y atrevidos; | | y aun todavía no bastan los azotes; | | son menester las mazas y los grillos | | para que estén sujetos al trabajo, | 130 | porque si no, se marchan los indignos. | |
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MARTINA | ¡Válgame Dios, qué error hay en el mundo! | | Como yo no sabía esto, era preciso | | que les tuviera lástima a los pobres; | | pero ahora que lo sé, los abomino. | 135 |
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JACOBO | ¡Eh!... ¡Viva, viva!... ¡Bravo!... ¿No lo dije | | que habíais de hacer un muy distinto juicio | | de estos bergantes, luego que supierais | | todas sus bribonadas? |
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MARTINA | Así ha sido. | | Pero dígame usted, ¿qué tanto ganan | 140 | de jornal cada día los picarillos? | | Porque según he visto, me parece | | que su trabajo es duro y excesivo. | |
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JACOBO | ¿Qué más han de ganar que lo que tragan? | |
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MARTINA | ¿Y aun eso no será muy exquisito? | 145 |
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JACOBO | Plátanos, maíz y baca; para un negro | | son manjares por cierto apetecidos. | |
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MARTINA | Y aun para usted quizá también lo fueran | | si no hubiera otra cosa; pero digo, | | ¿nada ganan, en fin, por su trabajo? | 150 |
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MARTINA | Vaya, no me admiro | | de que trabajen mal, porque sin premio | | ¿cuál es el criado que hace buen servicio? | | Para mover el corazón del hombre | | el interés es un resorte fijo, | 155 | y sólo el bruto ha obrado por la fuerza, | | por natural instinto o apetito. | | Señale usted salario a sus sirvientes, | | y los tendrá contentos y aun activos; | | mas querer que trabajen solamente | 160 | por una ruin comida es un delirio. | |
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JACOBO | Son esclavos, señora, y así deben | | trabajar, sin más sueldo que el que he dicho. | |
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MARTINA | Eso es querer librarse de una culpa | | añadiendo en descargo otro delito. | 165 | No se paga a estos pobres su trabajo | | porque fueron esclavos y vendidos; | | y aquel que los vendió, ¿con qué derecho | | pudo violar los más sagrados ritos | | de la naturaleza? ¿Quién le ha dado | 170 | al blanco sobre el negro este dominio, | | que se tiene abrogado injustamente | | sólo por un abuso permitido? | | ¿No son los negros hombres como todos? | | ¿No nacieron dotados de albedrío? | 175 | El cielo, que a los blancos hizo libres, | | ¿sólo para los negros fue mezquino? | | ¿Pues por qué se les trata con tal odio? | | ¿Por qué habemos de ser sus asesinos? | | ¿Os admiráis, Jacobo, de que os diga | 180 | que cuantas ventas hay son homicidios? | | Pues aún no dije todo lo que siento. | | Es mayor crimen, sí, no me desdigo, | | quitar la libertad a los humanos, | | sin más razón que el interés maldito, | 185 | que quitarles la vida. ¡Cuántas veces | | por librar a su patria de un tirano | | han hecho de sus vidas sacrificio!, | | ¡y cuántas han tenido la barbarie | | de abrasar las ciudades ellos mismos | 190 | y perecer en las voraces llamas, | | antes que ser esclavos ni rendidos! | | Tanto así aprecia el hombre verse libre, | | que serlo quiere o busca su exterminio. | | Pero ¿qué más?, si vemos que en la jaula | 195 | enmudece el alegre pajarillo, | | se encrespa, se entristece, clava el pico | | y muere de pesar, como quien dice: | | «Si no soy libre ya, ¿para qué vivo?» | | Considerad, Jacobo, ¡qué gran cosa | 200 | será la libertad y el albedrío | | cuando un irracional morir se deja | | al punto que conoce está cautivo! | | Pues si un pájaro bruto tanto siente | | en medio del regalo y del cariño | 205 | verse sin libertad, ¿qué harán los negros, | | que son hombres al fin los pobrecitos, | | cuando se ven sin ella y maltratados | | por un déspota cruel, por un impío | | que ha comprado su sangre sin derecho, | 210 | que los castiga impune sin delito, | | que les usurpa su sudor y triunfa | | a costa de sus ayes y suspiros? | |
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JACOBO | ¡Bueno ha estado el sermón! Yo no esperaba | | en mis barbas tamaño resoplido. | 215 |
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MARTINA | Yo no lo digo por usted, Jacobo. | |
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JACOBO | ¡Cáspita!, ¿pues por quién? |
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JACOBO | Pues el comprar esclavos es comercio. | |
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MARTINA | Que es comercio lo sé; pero es inicuo. | |
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JACOBO | Con esa iniquidad al que los vende. | 220 |
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MARTINA | El que los compra tiene igual delito. | |
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JACOBO | Si fuera así, las leyes lo prohibieran. | |
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MARTINA | En México sé ya que lo han prohibido. | |
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JACOBO | Esas leyes no rigen a nosotros. | |
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MARTINA | Pues una ley sé yo que sí ha regido. | 225 |
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MARTINA | La de Dios, que nos impide | | el vender y comprar lo mal habido. | |
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JACOBO | Dejemos esta plática, madama, | | que yo no he de meterme a capuchino; | | mi plata me han costado, y que me sirvan | 230 | o por bien o por mal será preciso. | |
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MARTINA | Dejado está por mí, pues es simpleza | | el pretender majar en fierro frío; | | siga cada uno la opinión que quiera, | | que para mí es mejor la que yo sigo; | 235 | cualquiera ha de pensar con su cabeza, | | y así, es gran necedad... |
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(Sale JUANITO.)
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MARTINA | Juanito, | | ¿y qué es del muchachito? |
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JUANITO | Con su padre | | se ha quedado, señora, quien dormido | | está bajo del puente. |
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MARTINA | Pues prevenido | | le dejé que después de ver a Bunga | | a buscarme viniera hacia este sitio | | acompañado de ella. |
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JACOBO | Pero en vano; | | ¿qué va a que está ya ebrio ese maldito? | 245 |
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MARTINA | Yo no lo quiero creer. Vamos a verlo. | |
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JACOBO | Vamos a ver si acierto en lo que digo. | |
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(Vanse.)
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(Diferente vista de bosque: junto a un árbol, durmiendo, CATUL y, abrazado de sus piernas, el NEGRITO acostado sobre él. DOÑA MARTINA, JACOBO y el niño por un lado, como escuchando. Música triste: piano.)
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MARTINA | Ya desde aquí se ve Catul durmiendo, | | y acostado en sus piernas el negrito. | | No es de ebrio la postura me parece. | 250 | ¿Qué dice usted? |
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JACOBO | Señora, yo porfío | | en que él está borracho; ¿usted permite | | que haga las experiencias que imagino? | |
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MARTINA | Haga usted lo que quiera; mas el pobre | | en sueños habla; oigamos su delirio. | 255 |
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(Música triste: piano. CATUL habla en sueños.)
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CATUL | ¡Ay, Bunga de mi vida!, ¿qué es posible | | que Catul para siempre te ha perdido? | |
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MARTINA | ¡Pobre infeliz! Aún siente de su esposa | | la cruel separación; ¡duro martirio! | |
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CATUL | Me engañó la española; yo pensaba | 260 | que era su corazón más compasivo | |
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JACOBO | De vos habla, señora, en este instante. | |
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MARTINA | Ningún agravio le he hecho al pobrecito | | para que así se queje. |
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CATUL | Me ha engañado | | en burlarse de mí como imagino. | 265 |
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MARTINA | Despertadlo, Jacobo, despertadlo, | | que ya parece agravia el honor mío, | | y ni aun en sueños sufro que lo ultrajen. | | Salgamos, pues, de dudas. |
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(Llega JACOBO y, dando un puntapié al negro, le dice:)
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JACOBO | ¡Hola, amigo!, | | ¿hemos de estar durmiendo todo el día? | 270 |
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(Despierta CATUL asombrado y lleno de temor, mira a JACOBO, y se pone en pie, cogiendo a su hijo de la mano. DOÑA MARTINA estará observando.)
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CATUL | Señor..., ¿aún sueño yo? ¡Qué es lo que miro! | |
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JACOBO | ¿Siempre has de estar durmiendo, bribonazo?, | | ¿no hay que hacer en la amilpa o el molino?, | | ¿son éstas horas de dormir, bergante?, | | ¿o el aguardiente ya se te ha subido? | 275 |
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CATUL | Aguardiente... Señor, ni lo he probado. | | Venía a buscar a mi ama; en el camino | | me tiré a descansar, y la fatiga | | al sueño me entregó sin advertirlo. | |
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MARTINA | (Aparte.) | ¡Pobre infeliz!, qué lástima me causa | 280 | el verte ni aun en burlas afligido. | |
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JACOBO | ¿Qué sueño ni qué droga, mentecato? | | ¿Qué ama ni qué amo, si eres siervo mío? | |
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CATUL | La española, señor, que me ha comprado | | a mí y a mi hijo ayer... |
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JACOBO | ¡Qué desvarío! | 285 | Ésa fue una española que a su costa | | ayer un rato divertirse quiso | | fingiendo te compraba. |
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CATUL | ¡Santos cielos! | | ¿Conque aquella dulzura, aquel cariño | | que me manifestó con mil extremos | 290 | todo burla fue, todo fingido? | |
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CATUL | ¡Ah, blancos inhumanos, | | que aún os burláis del mísero oprimido! | | ¿Conque soy vuestro esclavo? |
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CATUL | ¿Y mi hijo también lo es? |
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JACOBO | No, no lo es tu hijo, | 295 | porque éste ciertamente lo ha comprado | | doña Martina, ayer, como te he dicho. | | Él se huyó de mi casa por buscarte; | | pero habiéndolo hallado ya contigo, | | fuerza será llevarlo; tú al ingenio | 300 | ve pronto a trabajar. |
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(Le quita JACOBO a CATUL el NEGRITO de la mano.)
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CATUL | Hijo querido... | | Señor, lo abrazaré por despedida...; | | soy su padre..., lo adoro..., es hijo mío... | |
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JACOBO | Dale un abrazo y márchate, que es tarde. | |
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(Corre CATUL a abrazar al NEGRITO. Música triste: piano.)
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CATUL | A Dios, mi bien, a Dios... A Dios, hijito..., | 305 | para siempre te pierdo...; toma un beso | | por última señal de mi cariño. | | Ya ni padre ni madre contar puedes; | | ya huérfano los lloras siendo vivos; | | hijo de mis entrañas, yo te estimo, | 310 | mas ya no te veré, que soy esclavo | | y tú lo eres también, sin más delito | | que haber nacido negro. |
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JACOBO | ¡Eh! ¿Hasta cuándo | | acabarás con tanto desatino? | | Vamos, deja al muchacho, que no es tuyo | 315 | después que su valor he recibido. | | ¿Qué, no lo sueltas? |
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CATUL | ¡Oh, infeliz!... No llores, | | líbrenos a los dos este cuchillo | | de tanta esclavitud. |
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(Saca CATUL un puñal, y al ir a darle al NEGRITO, sale DOÑA MARTINA corriendo y le detiene.)
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MARTINA | Catul, detente, | 320 | que yo soy tu ama, y esto es lo fingido. | |
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MARTINA | Sí, Catul, no desesperes. | | (A JACOBO.) | ¿Qué le parece a usted, está en su juicio | | este negro sensible y desgraciado? | |
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CATUL | ¿Quién es mi amo, por fin; a quién le sirvo? | 325 |
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MARTINA | A mí mientras que quieras; eres libre, | | es libre tu mujer y libre tu hijo. | |
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CATUL | ¿Conque el señor Jacobo ya no es mi amo? | |
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JACOBO | No, Catul, no lo soy, ya te he vendido. | |
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CATUL | ¿Y esto es burla también? |
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MARTINA | De ningún modo; | 330 | créeme, Catul que nunca yo he mentido; | | te mandé que vinieras con tu esposa | | a buscarme a este sitio, y este niño | | me acabó de decir que bajo el puente | | (que es en este lugar) te halló dormido. | 335 | El señor don Jacobo me porfiaba | | que estabas embriagado con el vino; | | yo no lo quiero creer; él me propone | | hacerme ver que sí, si mi permiso | | le diere para hacer una experiencia; | 340 | yo, que de tu conducta mucho fío, | | la licencia le di; mas no esperaba | | que fuera la experiencia tan al vivo. | | Vamos a lo que importa. ¿Qué es de Munga? | | ¿No dije que viniera ella contigo? | 345 | ¿Me miras y suspiras?... ¿Te enterneces? | | Vamos, dime, Catul, ¿qué ha sucedido? | | ¿No fuistes a la casa con Vicente | | el mayordomo, como dejé dicho? | | ¿Lloras?... Catul, por Dios, que no me tengas | 350 | con más dudas confusa: di, ¿qué ha habido? | |
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CATUL | Soy infeliz señora, y esto basta; | | soy a más de esto negro; bien me explico. | |
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MARTINA | Pues si te explicas bien, yo no te entiendo. | | Dime, ¿qué nueva pena o qué martirio | 355 | tu corazón aflige?, que ya sabes | | que en tus desdichas tomo yo partido. | |
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CATUL | ¿Es posible, señora, que vos misma | | la causa no sabéis por qué me aflijo? | |
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MARTINA | ¡Habrase visto! | | Acaba de explicarte, no me aflijas. | | ¿Quieres decirme acaso que has creído | | que yo la autora soy de tus pesares, | | como acabaste de decir dormido? | 365 |
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CATUL | Sí, eso es, señora; perdonadme, os ruego; | | mas me habéis engañado. Si atrevido | | os parezco por esto, castigadme. | | A vuestros pies un mísero afligido | | esclavo vuestro está, mas, aunque negro, | 370 | no sé mentir, señora: soy sencillo | | y digo la verdad como la siento. | |
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MARTINA | Levántate, Catul, yo hago lo mismo: | | ni mentir ni engañar he acostumbrado; | | de lo que digas tú mucho me admiro; | 375 | pero di, ¿en qué consiste mi mentira? | |
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CATUL | En que no es mi mujer la que habéis dicho. | |
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MARTINA | ¡Válgame Dios! ¿No es Munga? |
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CATUL | Sí, señora, | | pero no es mi mujer, que yo he sabido | | que es la infeliz esclava de un Enrique, | 380 | y como en la esperanza que me disteis | | de que la había de ver salí fallido, | | pensé que me engañabais solamente | | (como dijo el señor) por divertiros. | |
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MARTINA | Tu sencillez te salva y te disculpa, | 385 | mas yo nunca he engañado ni mentido. | | ¿Cuál es el nombre de tu esposa? |
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MARTINA | A ver, dilo otra vez, porque no he oído. | |
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MARTINA | Bien advierto | | que la equivocación ha consistido | 390 | en que la que compré se llama Munga | | y que tu esposa es Bunga. |
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MARTINA | ¿Y usted, Jacobo, no me dijo que era | | la mujer de Catul? |
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JACOBO | Sin advertirlo | | os lo dije, señora. | (Aparte.) | Bien lo supe, | 395 | mas no le tenía cuenta a mi bolsillo | | dejarla de vender. |
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CATUL | El trato es nulo | | y bien podéis, señora, rescindirlo, | | porque tratasteis comprar a Bunga, | | la mujer de Catul; muy otra ha sido | 400 | la que el señor os dio, luego no hay nada. | |
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JACOBO | Yo obré de buena fe; creí que pedido | | me había usted a Munga; como se parecen | | tanto los nombres... |
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MARTINA | La disculpa admito, | | aunque no satisface. |
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JACOBO | Pues señora, | 405 | se puede remediar lo sucedido; | | si usted no está contenta, que me vuelvan | | mi negra, y yo daré | (Aparte.) | siento decirlo | | al señor mayordomo | (Aparte.) | ¡qué diablura! | | los pesos que por ella he recibido | 410 |
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MARTINA | No, no hay que deshacer lo contratado; | | yo no destruyo nunca el beneficio | | que le hago a un infeliz; lo que quisiera | | es, Catul, que no pienses te he ofendido. | | A tu mujer de rescatar trataba; | 415 | una equivocación frustró el designio | | de mi buena intención; pero tú adviertes | | que es ajeno el equívoco, no mío. | |
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CATUL | Así es, señora, así es; soy un grosero, | | un necio, un ignorante, un atrevido, | 420 | pues debía conocer; mas perdonadme, | | que mi dolor... |
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MARTINA | Catul, ya te he entendido; | | mas yo haré cuanto pueda porque adviertas | | que a remediar tus males me dedico. | | Caballero Jacobo, ¿usted conoce | 425 | a ese señor Enrique? |
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MARTINA | Pues hacedme merced, mientras almuerzo, | | de pasar a su casa y prevenirlo | | sobre la venta de la esclava Bunga. | |
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CATUL | Señora, yo no sé con qué pagaros | | semejante fineza y sacrificio. | |
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MARTINA | El premio del favor que he dispensado | | a un infeliz yo de él jamás lo exijo; | | Dios me compensará lo bueno que haga, | 435 | pues es muy justo, liberal y rico. | |
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JUANITO | Mamita, la verdad tengo mucha hambre | | y quisiera almorzar. |
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MARTINA | Pues vamos, hijo. | | Tú, Catul, ¿ya sabrás a dónde vive | | ese señor Enrique?, que es preciso | 440 | me conduzcas allá. |
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MARTINA | Pues vamos pronto, que se me hacen siglo | | las horas que me tardo en tu socorro. | |
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CATUL | El cielo guarde corazón tan pío. | |
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(Vanse.)
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(Vista de sala, y en ella ENRIQUE y un criado.)
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ENRIQUE | ¿Conque por fin la conga no parece? | 445 |
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CRIADO | No, señor, desde ayer no ha parecido | |
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CRIADO | Señor, en el momento | | que supo había comprado a su marido | | la española, se huyó. |
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ENRIQUE | Cincuenta azotes | | harás le den al punto que parezca. | 450 |
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CRIADO | Siempre en esto, señor, con gusto sirvo. | |
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ENRIQUE | Demonio son los negros. Si encontrara | | quién por esta maldita que se ha huido | | me diera alguna cosa, en el momento | | la vendería gustoso. | (Vase.) |
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(Sale JACOBO.)
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JACOBO | Agur, amigo; | 455 | siento el haber venido a tan mala hora: | | ¿parece que está usted bastante mohíno? | |
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ENRIQUE | Estos diablos de negros son capaces | | de hacer incomodar a San Francisco. | | Se me ha largado la maldita Bunga | 460 | desde ayer. |
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JACOBO | ¡Que lo siento! ¡Voto a Cristo!, | | que se ha perdido una ocasión famosa | | de que la hubiera usted muy bien vendido. | |
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ENRIQUE | Sí, me dicen | | que es harto liberal. |
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JACOBO | Tiene el prurito | 465 | de hacer felices a otros con su bolsa. | |
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ENRIQUE | Bastante heredaría de su marido. | |
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JACOBO | Sí, tiene muchos pesos; me ha comprado | | estos días a Catul y a su negrito, | | sin regatearme nada. |
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ENRIQUE | ¡Qué diablura! | 470 | Cierto que buena venta se ha perdido. | | ¿Y qué estaba empeñada en comprar ésa | | u otra esclava cualquiera? |
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JACOBO | No, ésa ha sido | | la de todo su empeño. |
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JACOBO | Porque a mí me ha comprado su marido, | 475 | que es el Catul que dije. |
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ENRIQUE | Pues por ése | | el diablo de la negra se me ha huido; | | y lo que yo más siento es que me dicen | | que está para salir a su destino | | la embarcación. |
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JACOBO | Así es y la española | 480 | en el día de hoy pensaba haber salido; | | pero saldrá mañana me parece. | |
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ENRIQUE | ¡Mire usted qué diablura! Se me han caído | | algunos duros de la bolsa. |
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JACOBO | Y tantos | | cuantos usted no sabe. Por capricho | 485 | diera por ella la española, juzgo, | | lo que vale el ingenio. A mí me dijo | | viniera a ver a usted y a disponerlo | | para que la vendiera; yo, advertido | | de que sabe pagar cualquier esclavo, | 490 | a traer esta noticia me anticipo, | | para que usted supiera su riqueza | | y aprovechara la ocasión. |
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ENRIQUE | Amigo, | | yo agradezco el favor; si pareciere, | | útiles me serán esos avisos; | 495 | pero si no parece, la prometo | | que, aunque en volverla a ver se pase un siglo, | | el día que yo la coja mil azotes | | no me han de parecer mucho castigo. | |
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JACOBO | ¿Y la ha encargado usted? |
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ENRIQUE | Por todas partes. | 500 | He mandado a buscarla criados míos. | |
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JACOBO | Pues sí parecerá; y en pareciendo, | | chiquearse, amigo, que hartos amarillos | | tiene la viuda... Pero gente viene; | | ella ha de ser, que dijo que ahora mismo | 505 | pasaba por acá. |
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ENRIQUE | Ya será en vano. | | ¡Ah, demonio de negra que te has ido! | |
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(Sale DOÑA MARTINA.)
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MARTINA | Dios guarde a ustedes. ¿El señor Enrique? | |
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ENRIQUE | Aquí me tiene usted a su servicio, | | madama; pase usted y tome asiento. | 510 |
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MARTINA | Viva usted muchos años. He venido | | a molestaros hoy, con el objeto | | de comprar una esclava que he sabido | | para en vuestro poder, según presumo | | de que el señor Jacobo os habrá dicho. | 515 |
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ENRIQUE | (Aparte.) | Aún más lo siento yo, pues se me escapan | | más de quinientos duros... |
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(Sale el criado.)
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CRIADO | Amo mío, | | ha parecido Bunga. |
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MARTINA | ¡Qué fortuna! | 520 | ¿Y dónde está, señor? |
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ENRIQUE | Haz que la traigan pronto. |
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ENRIQUE | Fielísima es la pobre: oro molido | 525 | se le puede confiar a su cuidado... | | Vamos, yo con razón la había sentido. | |
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MARTINA | Y con perdón de usted, yo dudo mucho | | que tenga tantas prendas, porque he oído | | no mucho hace al señor que son los negros | 530 | flojos, ingratos, viles y aun indignos. | |
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JACOBO | Yo dije que los negros; mas las negras | | son otra cosa y entes muy distintos, | | y de negras no hablé, si usted se acuerda. | |
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MARTINA | ¡Qué necio! Así será, no había entendido. | 535 |
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(Sale el criado con BUNGA, la que irá engrillada y con mazas.)
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CRIADO | Ya, señor, está aquí la negra esclava. | |
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CATUL | (A ENRIQUE.) | Permitidme, señor, que esas prisiones | | se las quiten a Bunga, y que el castigo | | que ella debe sufrir yo lo padezca. | 540 |
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MARTINA | Yo también, caballero, le suplico | | se sirva usted hacer que en el momento | | la quiten las cadenas y los grillos | | a esa infeliz. |
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ENRIQUE | Señora, usted perdone, | | mas siento en esto no poder serviros. | 545 |
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MARTINA | ¿Cómo no? ¿Y por qué causa? |
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ENRIQUE | Porque es fuerza | | que esta malvada pague su delito. | | ¿Hanla dado, por fin, los cien azotes | | que te mandé la dieras? |
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MARTINA | (Aparte.) | ¡Ah, qué impío! | |
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CRIADO | Ya se le iban a dar, pero por traerla, | 550 | como usted me ordenó, se han suspendido. | |
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ENRIQUE | Pues que no se suspendan: al instante | | anda y que se los den como te he dicho. | |
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CATUL | ¿Pues no es mejor, señor, que a mí me quiten | | esta vida infeliz que ya abomino, | 555 | y se perdone a Bunga por que al menos | | tenga el consuelo de vivir con su hijo? | | Si como amante esposa por buscarme | | violó la esclavitud y ha delinquido | | en huir de vuestra casa, yo soy solo | 560 | toda la causa y el delito es mío. | | Yo muy bien sé los pactos que nos ligan | | de la naturaleza; muy bien miro | | que es una cruel violencia separarnos | | después que en lazo eterno nos unimos; | 565 | pero ya que recurso no tenemos | | en los grandes agravios que sufrimos, | | apelaré, señor, a vuestras plantas, | | implorando justicia de vos mismo. | | Justicia es perdonar al que se humilla, | 570 | y aun los irracionales por instinto | | obedecen las leyes naturales | | no tomando venganza en el vencido. | | El mastín fiero que acomete, airado | | acaso, al atrevido cachorrillo, | 575 | luego que éste se tira por el suelo | | conociendo el poder de su enemigo, | | éste templa su enojo en el momento, | | lo mira un rato, pasa y no osa herirlo. | | Pues si un perro, señor, perdonar sabe | 580 | a un enemigo débil y abatido, | | ¿por qué no es de esperar de un europeo, | | que al fin es racional, haga lo misino? | | Ven, querido pedazo de mi vida; | | ven, dulce fruto de un amor sencillo. | 585 | (Toma a BUNGA y al NEGRITO y los hinca a los pies de ENRIQUE.) | Postrémonos los tres, apellidando | | la clemencia de un amo compasivo. | |
(Se postran los tres.)
| Aquí tenéis, señor, a vuestras plantas | | una pobre mujer a vuestro arbitrio, | | un mísero inocente, un desdichado, | 590 | un negro, un infeliz padre y marido. | | Escuchad por un rato los lamentos | | de la naturaleza; sed benigno, | | pues humildes los tres os suplicamos. | |
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LOS TRES | Piedad, señor, piedad; cese el castigo. | 595 |
(Música.)
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MARTINA | El corazón me parten estas cosas; | | que así traten al hombre, ¡Jesús mío! | |
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JACOBO | He visto yo llorar a muchos negros, | | mas cierto que Catul me ha enternecido. | |
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ENRIQUE | (Aparte.) | No me fuera difícil perdonarlos, | 600 | mas no le tiene cuenta a mi bolsillo. | | Conviene aquí el rigor: | (A CATUL.) | Ve enhoramala, | | so perro negro, osado y atrevido. | | ¿Quién te ha dicho, hablador, que has de insultarme, | | tratándome de cruel? Quita, ladino, | 605 | y agradécele a tu ama que no mande | | darte doscientos palos, soez, indigno, | | insolente, bribón... |
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MARTINA | Basta, no pase | | vuestra cólera a más; el pobrecillo | | en nada os ha faltado en humillarse; | 610 | dejadlo, os ruego, por respeto mío. | |
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ENRIQUE | Por él está dejado, no es mi esclavo; | | pero la negra sí. En el molino | | la den los cien azotes que he mandado... | | Vaya pronto. |
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(Toma el criado a BUNGA para llevársela; se resiste ésta, se agarra de DOÑA MARTINA y dice:)
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BUNGA | Señora, vuestro auxilio | 615 | implora una infeliz; favorecedla, | | que ciertamente a mi amo no he ofendido. | |
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(Ahora cierra CATUL la puerta con disimulo.)
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MARTINA | ¿Qué es soltarla, | | después que a mi sagrado se ha acogido? | |
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CATUL | Bárbaro, cruel, afrenta de los hombres, | 620 | déspota, vil, tirano, vengativo; | | hártate con mi sangre, si cual lobo | | con sangre satisfaces tu apetito, | | y no consumas tu furor y rabia | | en el humilde sexo femenino, | 625 | a quien respeta el rústico salvaje... | |
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CATUL | Sí, a ti te digo. | | ¿Extrañas en mí este lenguaje? | | ¿Te sorprende que yo use de un estilo | | que tú mismo usarías, si de tus brazos | 630 | te arrancaran tu esposa al sacrificio? | | Si te la arrebataran sin derecho, | | si te la castigaran sin motivo, | | ¿qué hicieras, cruel, qué hicieras en tal caso, | | después de que apuraras los arbitrios | 635 | y vieras que ninguno había valido? | | Pues yo negro nací, por mi desdicha; | | esclavo vine a ser por mi destino; | | estoy hecho a sufrir; mas ya no puedo: | | me acuerdo que soy hombre, y que lo mismo | 640 | que yo soy eres tú, sin diferencia | | ninguna sustancial, y así te miro | | un hombre como yo, sin contemplarte | | mejor ni más por blanco ni por rico. | |
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ENRIQUE | Osado, perro negro. ¿Y qué es posible | 645 | que tanto sufrimiento haya tenido | | para escuchar de ti tales baldones? | | Maligno, infame, vil... |
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(Acomete ENRIQUE a CATUL; éste da dos pasos atrás, saca el puñal y dice con el mayor furor:)
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CATUL | Contente, digo, | | pues si te atreves a tocarme un pelo, | | envainaré en tu pecho este cuchillo. | 650 |
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ENRIQUE | ¡Antonio, Juan, Anselmo, criados todos, | | matad a este bribón; muera el indigno! | |
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CATUL | Nadie se acerque si morir no quiere. | | En este instante al mundo desafío. | |
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MARTINA | Catul, ya está; ¿qué es esto en mi presencia? | 655 |
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CATUL | Nada, señora, contener los bríos | | de un tirano soberbio. |
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ENRIQUE | Qué no hay uno | | que se atreva a matar a este maldito? | |
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CATUL | Vamos, soltad a Bunga, so canalla, | | o todos moriréis. |
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BUNGA | Esposo mío, | 660 | mira que liberarme no es posible | | y tú te expones a mayor peligro. | |
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CATUL | Muy bien sé que mi muerte es evidente; | | pero si he de morir, sea con motivo. | | Muera primero Enrique... |
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(Quiere CATUL darle a ENRIQUE con el puñal, y viendo éste que lo sigue CATUL, se acerca a DOÑA MARTINA y le dice:)
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ENRIQUE | Vos, señora, | 665 | libradme de este negro. |
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MARTINA | Vamos, hijo, | | ¿no vale mi respeto? |
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CATUL | Sí, señora, | | soy más cortés y más agradecido; | | mi esposa a vuestros pies buscó sagrado, | | y el señor no se dio por entendido, | 670 | y ahora de vos se ampara; que le valga | | acogerse a tan grande patrocinio. | |
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CATUL | Y en él mi vida, | | pues yo sé que sin arma soy perdido. | | (Se lo da.) |
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MARTINA | No serás tal, por vida de Martina; | 675 | Enrique es caballero y yo lo fío; | | se sabrá reportar, pues se lo ruego. | |
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BUNGA | (A ENRIQUE.) | Señor, si meditáis algún castigo | | contra mi esposo, yo lo sufra, | | pues por mi amor tan sólo se ha excedido. | 680 |
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ENRIQUE | Está muy bien. Hablemos de otra cosa. | |
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MARTINA | No hay que esperar, Enrique, que se logren | | a sangre fría tal vez vuestros designios. | | Tú, Catul, has andado temerario, | | descortés, insolente y atrevido | 685 | en proferirle así y en mi presencia. | | El caballero Enrique, con motivo, | | trató de castigar tu esposa Bunga | | porque dejó su casa sin aviso, | | y acaso aquella cólera que viste | 690 | sería para imponerla del dominio | | que ha de tener sobre ella, que es su esclava | | y lo ha de respetar. Yo no imagino | | que un caballero noble como Enrique | | mantuviera un encono vengativo | 695 | contra una mujer débil, indefensa, | | sola, sin protección y sin asilo. | | Es el señor Enrique caballero; | | te lo he dicho, Catul, y lo repito, | | y los blancos tenemos mil costumbres | 700 | que vosotros los negros no habéis visto. | | Una es aparentar que somos crueles | | y nos aficionamos del castigo | | para con nuestros criados, solamente | | para que sean atentos y cumplidos; | 705 | mas nuestros corazones casi siempre | | son con los infelices compasivos. | | Yo apostara mil onzas a que Enrique | | no era capaz de hacer lo que te dijo. | | ¿Tú crees que un señor blanco, un europeo, | 710 | no respetará al sexo femenino? | | ¿Tú piensas que el señor tomará empeño | | en unos pensamientos tan mezquinos | | contra una pobre negra desdichada, | | que en realidad en nada lo ha ofendido? | 715 | Te engañaste, Catul, los caballeros | | son nobles, son discretos, son benignos; | | si las mismas injurias las perdonan, | | ¿qué más sabrán hacer con los descuidos? | | (Aparte.) | Bien sabe Dios que no hablo lo que siento; | 720 | pero veré si a Enrique así reprimo. | | Y así, Catul, te demasiaste mucho | | en faltarle al respeto. Yo me inclino | | siempre a favorecer al desdichado, | | pero no a solaparle sus delitos. | 725 | Esto tenlo presente, pues no debes | | en que de tus males me lastimo, | | pues si me compadezco de tu suerte, | | también castigaré tus extravíos. | | ¿Qué es eso de insultar a un hombre noble, | 730 | fiado acaso tal vez de un cuchillo? | | Acometer a un hombre desarmado | | es propio de un cobarde o asesino. | | Esto no es ser valiente ni esforzado, | | sino ruin y alevoso, fementido. | 735 | Y cuando esto no fuera, ¿no bastaba | | que yo estuviera aquí? ¿Los beneficios | | que te acabo de hacer así se pagan? | | ¿En nada aprecias el respeto mío? | | ¿Qué deberé esperar de tu conducta, | 740 | después que te mantenga en mi servicio? | | Mañana u otro día, si se te antoja, | | te atreverás conmigo a hacer lo mismo; | | y entonces sentiré ver mal empleados | | en un ingrato tantos sacrificios | 745 | cuantos he hecho por ti. ¿Qué me respondes? | | ¿Conoces las verdades que te he dicho? | |
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CATUL | Señora, yo no sé qué responderos; | | yo cometí el error inadvertido: | | miré a esta pobre negra a quien adoro | 750 | llevarla de mis brazos al suplicio; | | conocí que mi amor era la causa; | | la quise libertar agradecido. | | Mis súplicas, mis lágrimas, mis ansias | | no pudieron, señora, conseguirlo, | 755 | y viendo inútil todo rendimiento, | | quise morir más bien que ser testigo | | de su suerte infeliz. Ya nada puedo | | alegar en mi abono. He delinquido, | | ¿y qué he de hacer, señora? Me arrepiento; | 760 | yo quisiera borrar lo sucedido | | y que el señor Enrique me perdone, | | pues confieso mi error y desatino. | | Vos me perdonaréis, yo no lo dudo; | | sois sensible también, y así, confío | 765 | en que sois generosa y entendida, | | y que disculparéis el yerro mío. | |
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MARTINA | Con eso me contento y con que nunca | | te vuelvas a exceder. |
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CATUL | Por el Dios Trino | | en quien vos adoráis que así lo juro. | 770 |
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MARTINA | Satisface al señor, porque es preciso. | |
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CATUL | Si el licor de mis venas es bastante, | | señor, para lavar mi desatino, | | sacádmelo al instante. Yo confieso | | que me precipité, mas ya me humillo. | 775 | Perdonadme, señor, soy un infame, | | un vil, un ignorante, un atrevido, | | y vos sois caballero y generoso; | | haced como quien sois; dad al olvido | | la injuria de un villano que no supo | 780 | hasta dónde llegaba su delito. | |
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ENRIQUE | Está muy bien, Catul, yo te perdono; | | ya todo se acabó. | (Aparte a JACOBO.) | Si sois mi amigo, | | haced maten cuanto antes a este negro, | | que pagaré muy bien al asesino. | 785 |
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JACOBO | Haré lo que pudiere. | (Aparte.) | ¡Dios me libre | | de meditar tan bárbaro homicidio! | |
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MARTINA | ¿Ya ves, Catul, qué nobles son los blancos? | |
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CATUL | Si todos son así, me felicito | | de ser siempre su esclavo. |
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MARTINA | (Aparte.) | ¡Ay, infelice!, | 790 | que no conoces bien los artificios | | de que algunos se valen cuando tratan | | disimular sus bárbaros designios. | | Yo, caballero Enrique, os agradezco | | que hayáis andado tan cortés y fino | 795 | con Catul; es mi criado, y yo deseaba | | satisfecho dejaros y tranquilo. | |
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ENRIQUE | Vuestro respeto puede más, señora; | | que vaya libre Bunga a su destino. | |
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ENRIQUE | De ningún modo; | 800 | en esto sí no he de poder serviros. | | Quiero mucho a la negra, me hace falta | | y es la esclava mejor que he conocido. | |
(Tocan.)
| Pero la puerta tocan. ¿Y la llave? | |
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CATUL | La tengo aquí, señor, en el bolsillo | 805 |
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ENRIQUE | (A JACOBO, aparte.) | Vea usted, ¡qué perro negro! Que lo maten. | | (A CATUL.) | Abre, que puede ser algún amigo. | |
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VICENTE | (Adentro.) | Yo soy Vicente de la Peña. | |
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MARTINA | Sí, es el mismo. | | Abre, no te detengas. |
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(Abre CATUL la puerta con la llave que tendrá guardada, y sale VICENTE.)
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VICENTE | Soy el mismo... | 810 | Beso a ustedes las manos. Pues, señora, | | me ha mandado el piloto diera aviso | | a usía de que hace el tiempo favorable | | y que sopla la brisa. |
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JACOBO | Será alguna marquesa cuando menos. | 815 | Dispense usía, señora, nuestro estilo | | con que la hemos tratado. |
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ENRIQUE | Yo ignoraba | | la calidad de usía. |
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MARTINA | Es pleito chico; | | bien me podéis tratar como quisiereis, | | que los títulos son humos postizos. | 820 | La nobleza, señores, me parece, | | consiste en la virtud y no en los brillos | | que se logran a fuerza de dinero, | | porque éstos son comunes al impío, | | y el déspota más vil y más tirano | 825 | comprará la nobleza siendo rico, | | pero el ojo del sabio ciertamente | | lo verá con horror y con hastío. | |
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JACOBO | Ésa es una verdad muy evidente. | |
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MARTINA | Vete, Catul, al muelle, con permiso | 830 | del caballero Enrique. | (A VICENTE.) | ¿Mi equipaje, | | está cargado ya? |
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ENRIQUE | Y Bunga vaya | | a cardar algodón. |
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BUNGA | Esposo mío... | |
(Se acerca CATUL a BUNGA, y viéndose tiernamente, abrazan a su hijo y se despiden de él. Música triste.)
| A Dios ya de una vez, pues nos separa | 835 | para siempre la suerte. A Dios, hijito... | | A Dios, dulce pedazo de mi vida; | | aquí murió tu madre. A Dios, hechizo; | | ya no más te he de ver: dame un abrazo. | | No llores, ¡infelice!... Pobrecito... | 840 | ¡Ay, señores!... ¿qué haré?... no me lo lleven. | | Toma, mi vida, ponte un collarcito, | | que es lo único que tengo. | (Se lo quita y se lo pone al NEGRITO.) |
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MARTINA | Vete al muelle | | y espera con Vicente como he dicho. | |
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CATUL | A Dios, a Dios, esposa. Yo no puedo | 845 | (La abraza.) | resistir mi dolor... ¡Hados impíos! | | Si tantas aflicciones me combaten, | | ¿para qué vivo ya?, ¿para qué existo? | |
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(Vase con VICENTE.)
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BUNGA | A Dios, Catul querido, para siempre. | | Mi muerte se aproxima; cuida a mi hijo. | 850 | (Cae desmayada al decir estas últimas palabras.) |
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MARTINA | Retiren a esa pobre, que parece | | que puede ser de riesgo su deliquio. | |
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ENRIQUE | Sí, llévenla a su cama mientras vuelve, | | que ciertamente me ha compadecido. | |
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(La meten.)
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MARTINA | Si la queréis vender, que me la curen, | 855 | y si no, disponed a vuestro arbitrio | | de mi inutilidad, pues nada falta | | y vamos a embarcarnos ahora mismo. | |
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|
ENRIQUE | Yo no quiero venderla; mas si acaso | | agrada a usía la negra..., por serviros... | 860 |
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MARTINA | No, yo no tengo empeño; muchas criadas | | y mejores mantengo en mi servicio. | | (Aparte.) | Éste es un hombre malo, y si le ruego, | | sin duda que a la esclava no consigo. | |
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ENRIQUE | ¿Pues qué haremos, Jacobo? ¿La vendemos? | 865 |
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JACOBO | (Al oído.) | Y breve, pues si no se va el navío. | |
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MARTINA | Vaya, por fin resuelvan si se vende | | y tratemos de ajuste. |
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ENRIQUE | Es que me quito | | de una esclava muy útil. |
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MARTINA | Lo conozco; | | ¿y qué queréis decirme? |
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ENRIQUE | Que la estimo | 870 | en más de lo que vale. |
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MARTINA | ¿Pues a cuánto | | puede llegar su precio? |
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ENRIQUE | Es excesivo; | | ella doscientos pesos me ha costado, | | Pero la utilidad de que me privo | | la estimo en mucho más. |
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|
MARTINA | Ponga usted el recibo, | | que no es cara la cosa cuando se halla | | ni tiene nuestra sangre precio digno. | |
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|
(JACOBO inmediatamente se acerca a la mesa y se pone a escribir el recibo.)
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MARTINA | Soy compasiva | | y siempre me conmueve el afligido. | 880 |
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|
ENRIQUE | Yo no gastara tanto solamente | | por hacer a los pobres beneficios. | |
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|
MARTINA | Creo la verdad de usted de bueno a bueno; | | no es menester se empeñe en persuadirlo; | | mas yo soy al contrario; me parece | 885 | que el día que contribuyo a los alivios | | de algún desventurado con mi plata, | | soy la mujer más rica que ha nacido. | | ¿De qué sirven los bienes de fortuna | | si con el infeliz no los partimos? | 890 |
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ENRIQUE | ¡Oh!, nuestros herederos en tal caso | | deben ser, me parece, preferidos. | |
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|
MARTINA | Aun sin quitarle nada a los forzosos, | | podemos disponer de nuestros quintos | | en favor de los pobres; y a más de eso, | 895 | ¿qué nunca ha visto usted lo que yo he visto? | |
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MARTINA | Triunfar alegres | | los hijos, los hermanos y sobrinos | | con lo que muchos necios adquirieron | | por medios usurarios y aun inicuos. | 900 |
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ENRIQUE | Mucho hay de eso, es verdad... |
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MARTINA | No nos cansemos; | | maldito sea el dinero de los ricos, | | si sólo sirve al lujo y no aprovecha | | al huérfano, a la viuda y al mendigo. | | Esto no es opinión, está fundado; | 905 | no menos que es de fe... |
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MARTINA | A ver, señor, si está como lo quiero. | | (Lee.) | «Recibí de la señora doña Martina Ondonal título de Castilla que ignoro, la cantidad de un mil pesos, valor de una esclava que le he vendido, llamada Bunga. Y para que conste, lo firmo en éste: fecha, etcétera». | Puede usted ya firmar, está muy bueno. | |
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|
ENRIQUE | Con la venia de usía mientras lo firmo. | |
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| (Va ENRIQUE a firmar.) |
JACOBO | Bien paga usía los negros. |
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MARTINA | No los negros, | 910 | la libertad de un hombre y sus alivios | | son los que a costa del dinero pago, | | o hablando con decencia, la redimo. | |
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|
ENRIQUE | Ya he firmado el recibo; ¿y la moneda? | |
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MARTINA | (Aparte.) | ¡Qué villano es el hombre! Vuestro amigo | 915 | se dignará quizá llevarme a Bunga | | al muelle donde espero, y allí mismo | | entregaré sin falta, a letra vista, | | toda la cantidad que he prometido; | | mas se me había olvidado que me falta | 920 | que poner un papel que necesito. | |
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JACOBO | ¿Quiere usía un amanuense? |
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MARTINA | Lo agradezco; | | no os quiero ser molesta, y es preciso | | que este instrumento vaya de mi pluma. | | Un rato dispensad mientras escribo. | 925 |
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(Va a escribir, y mientras, DON ENRIQUE y JACOBO dicen:)
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JACOBO | ¿Qué le parece a usted de la española? | |
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ENRIQUE | Es mujer de talento y de capricho. | |
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ENRIQUE | Sin duda alguna; | | pero ésta no es virtud, son desperdicios. | | Por fin el perro negro se nos marcha; | 930 | siento en mi corazón que vaya vivo. | |
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ENRIQUE | No os parezca; | | lo he llegado a pensar y lo confirmo. | |
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ENRIQUE | Él me ha insultado | | y yo me he de vengar como lo digo. | 935 |
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JACOBO | Recojamos la plata de la esclava | | y veremos qué se hace. |
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MARTINA | Está concluido | | este instrumento ya. Se llega la hora | | de hacernos a la vela; me retiro | | para que ustedes manden lo que gusten; | 940 | a su disposición. |
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ENRIQUE | Si a usía servimos, | | en cualquier distancia mandar puede. | |
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MARTINA | Muchas gracias, señores, yo lo estimo. | | ¿Conque espero a Jacobo? |
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ENRIQUE | Sí, señora; | | dentro de un rato pasará conmigo. | 945 |
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ENRIQUE | A Dios, madama. | |
(Se va DOÑA MARTINA.)
| ¿Qué tal, Jacobo? ¡Buena venta hicimos! | | Ello a mí me costó bastante susto | | con el diablo del negro. |
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JACOBO | Sí, en un hilo | | vi la vida de usted. |
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ENRIQUE | Yo le prometo | 950 | que ha de pagar con sangre su delito. | |
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JACOBO | Con un hecho pensado no se debe | | tomar satisfacción del enemigo. | |
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ENRIQUE | Todo bien puede ser, mas me ha agraviado | | y yo me he de vengar. |
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JACOBO | Ya no porfío; | 955 | pero vamos a ver a la española, | | no sea que se arrepienta en el camino | | si advierte que ha ofrecido tanta plata | | por una sola esclava. |
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ENRIQUE | Muy bien dicho. | | Vamos a recibir ese dinero, | 960 | y a ver si compro al perro negro altivo. | |
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(Vanse.)
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(Vista de playa con mar; CATUL a un lado con el NEGRITO, sentado en un poyo o peña, muy triste. VICENTE en pie, a su lado, le dice:)
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VICENTE | Aliéntate, Catul, no desesperes. | |
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CATUL | ¡Ay, infame color! ¡Ay, patrio nido! | | ¡Ay, infeliz Catul! ¡Ay, pobre Bunga! | | Cielos crueles e injustos, ¿por qué causa | 965 | contra un débil mortal tantos castigos | | apuráis de una vez? ¿Cuál es la culpa | | con que yo os he agraviado y ofendido? | | ¿Qué más tienen que yo los demás hombres | | para ser en un todo distinguidos? | 970 | Nada más que el color. Pues si lo negro | | es mi crimen horrible y mi delito, | | disculpadme siquiera, pues no pude | | elegir el color con que he nacido. | | ¡Pero qué necio soy!, ¿por qué me quejo | 975 | de los dioses, que siempre son benignos? | | Ellos no han decretado los pesares | | que sin intermisión me han afligido; | | ellos libre me criaron, aunque negro, | | dotado de razón y de albedrío; | 980 | pero el blanco tirano, aprovechando | | nuestra rusticidad y prevalido | | de nuestra débil fuerza, nos usurpa | | religión, libertad, mujeres, hijos, | | haciéndonos servir como unos brutos | 985 | en medio de las mazas y los grillos. | | ¡Ah, tirano Jacobo! ¡Cruel Enrique! | | ¡Causas de mi desgracia y mi martirio! | | ¡Ay, desdichada Bunga, que te quedas | | sin protección, sin hijo ni marido, | 990 | en el poder de un déspota inhumano | | a ser de sus crueldades vil ludibrio! | | A Dios, esposa, a Dios; ya no te puedo | | sacrificar sino ansias y suspiros; | | recíbelos, mi bien, y no te acuerdes | 995 | de nuestro tierno amor, de aquel cariño | | con que siempre te quise y tú me amaste. | | No a la memoria traigas, dueño mío, | | aquel afán continuo con que siempre | | yo trabajé por ti, que era preciso; | 1000 | pero ¡ah!, ¿cómo podrás, si yo no puedo | | olvidar un instante tu amor fino, | | cuando en mi patria disfrutaba alegre | | mi propia libertad, cuando contigo | | partía lo poco o mucho que lograba? | 1005 | Qué amable eras; ¡ay, cielos compasivos!, | | ¡con qué terneza siempre me adoraste!, | | ¡me hacías el alimento con qué aliño! | | Y si yo caía enfermo, ¡con qué anhelo | | buscabas en las yerbas mis alivios! | 1010 | Mas ya todo acabó, somos esclavos. | | No tengo otro consuelo que este chico. | | Infelice criatura desgraciada, | | (Lo abraza.) | tú me harás acordar constantemente | | una infeliz esposa que he perdido; | 1015 | y si vives y creces, ¡desdichado!, | | prepárate a sufrir lo que he sufrido. | | Mas ya se mira el mar; ya del océano, | | esta vasta extensión que de aquí miro, | | dentro de breve plazo para siempre | 1020 | mi vista alejará de estos recintos. | | A Dios, collados crueles; a Dios, montes; | | a Dios, frondosos prados; a Dios, riscos; | | a Dios, dulces arroyos; a Dios, milpas; | | a Dios, que ya me voy; sed más benignos | 1025 | que lo son los humanos, y a mi esposa, | | a esa pobre inocente a quien bien quiso | | mi grato corazón, os encomiendo; | | libradla de los hombres, halle asilo | | en la naturaleza... Vamos, hijo. | 1030 |
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(Con la mayor violencia toma CATUL al NEGRITO, en ademán de cargarlo e irse, y VICENTE lo detiene, diciéndole:)
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VICENTE | ¿A dónde vas, Catul? Aguarda a la ama, | | que nos mandó esperar. |
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CATUL | Voy al navío, | | para dejar de ver estos lugares, | | depósitos de infamias y de vicios. | |
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VICENTE | Dentro de un corto rato nos iremos; | 1035 | espera seis minutos, te suplico, | | que ya la ama no tarda..., y me parece | | que bajando la cuesta la diviso. | |
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(Hacen reflexión VICENTE y CATUL por el lado donde saldrá DOÑA MARTINA.)
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CATUL | Bajo un paragua viene, y cuatro criados | | la traen acompañada con el niño. | 1040 | Esta española no es mujer, es diosa; | | el suspender mi marcha determino, | | porque la quiero mucho y la respeto, | | y a hacer siempre su gusto me dedico. | | Ella con su dinero me ha comprado, | 1045 | pero más con sus muchos beneficios; | | y éstos sí son monedas que aprisionan | | la voluntad del hombre agradecido. | |
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VICENTE | No te engañas, Catul; yo la conozco, | | y mujer más piadosa nunca he visto; | 1050 | mas ya llega... |
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(Sale DOÑA MARTINA con JUANITO y las criadas; una de éstas traerá un paragua.)
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MARTINA | Catul, ¿y por qué lloras? | | No te acobardes tanto. ¿Qué es de mi hijo? | |
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CATUL | ¿Preguntáis por el niño? ¿Aquí no viene? | |
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MARTINA | No pregunto por éste; por tu chico, | | porque es mi hijo también. |
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CATUL | (Aparte.) | ¡Qué diferencias | 1055 | se notan cada día de rico a rico! | | Besa los pies de tu ama. |
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(Toma al NEGRITO, haciendo se hinque a besarle los pies a MARTINA; ésta no lo consiente y lo detiene.)
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MARTINA | De tu madre | | le dirás otra vez al pobrecito. | |
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MARTINA | ¡Dios me libre | | de que tal cosa hubiera sucedido! | 1060 |
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CATUL | ¿Pues dónde está, señora? |
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MARTINA | Ya suena el pito | | en la fragata, que es señal que todo | | está para la marcha prevenido. | |
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MARTINA | Ya lo comprendo; | 1065 | pero aguardar un poco es aún preciso, | | porque tengo que hablar a un caballero, | | y allí parece viene. |
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VICENTE | Sí, allí miro | | unos cuantos señores, y sospecho | | que viene una mujer; no la distingo. | 1070 |
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(Se pone DOÑA MARTINA a observar por el mismo lado por donde salió. Juegan los dos niños.)
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MARTINA | Ellos son, muy bien los miro. | |
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MARTINA | Unas visitas | | que me vienen a hacer unos cumplidos | | y a despedirse de Catul. |
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CATUL | No tengo | 1075 | a quien deberle ni aun siquiera un indicio | | de una pura amistad. |
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VICENTE | ¡Qué divertido está con el negrito | | el niño don Juanito! |
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MARTINA | Así me gusta, | | que dé su lado al pobre y no sea altivo. | 1080 |
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MARTINA | Yo me alegro. | | Mil pesos ahora mismo necesito; | | vaya usted que se traigan al instante. | |
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VICENTE | Aquí los traigo en oro; por olvido | | no los guardé en el cofre. |
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(Salen ENRIQUE, JACOBO y BUNGA, cubierto el rostro con un lienzo.)
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ENRIQUE | Mi señora, | 1085 | ¿hemos tardado mucho? |
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MARTINA | Corto ha sido | | el rato que he esperado. |
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JACOBO | Ya la esclava | | queda en poder de usía con el recibo. | | (Se lo da.) |
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ENRIQUE | Cubierto el rostro de la esclava viene, | | por dar así más gusto a su marido. | 1090 |
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CATUL | ¡Santos cielos! | | ¿Qué gozo me transporta? ¿Qué latidos | | el corazón me da? ¿Si por fortuna | | será esta esclava Bunga? ¿Si su inicuo | | tirano, que aquí está, la vendería? | 1095 | Mas él dijo que no, y es de capricho. | | ¿Pero quién puede ser? Otra cualquiera, | | que tiene muchas negras este impío. | | ¿Qué será esto? |
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ENRIQUE | Señora, muy completo | | tenemos el importe recibido. | 1100 |
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MARTINA | Anda, Catul, descúbreme a esa negra. | |
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(Música triste. CATUL descubre a BUNGA, y luego que la conoce, se admira, la abraza y hace las mayores demostraciones de júbilo.)
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CATUL | Ya obedezco, señora... Mas, ¡qué miro! | | Mi bien... |
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BUNGA | Ven a mis brazos; ven, querido hijito. | | Si tu ama me ha comprado, soy dichosa. | 1105 |
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ENRIQUE | Si usía gusta, señora, le suplico | | que me venda a Catul a cualquier precio, | | porque yo de este esclavo necesito. | |
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ENRIQUE | Es valeroso, | | y a más de eso, robusto y entendido, | 1110 | y así, trabajará como ninguno | | y cuidará a los otros. |
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MARTINA | (Aparte.) | Ya percibo | | tus malicias, bribón; seguramente | | te salieron errados tus designios. | |
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ENRIQUE | ¿Qué dice usía, señora, nos lo vende? | 1115 |
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MARTINA | Vale mucho Catul, y yo he entendido | | que usted no ha de tener con qué pagarlo. | |
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MARTINA | Si fuera mío | | pudiera yo tasarlo; mas su dueño | | lo quiere tanto, que sin duda afirmo | 1120 | que no lo venderá por diez mil pesos. | |
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ENRIQUE | ¿Pues qué en efecto usía ya lo ha vendido? | |
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MARTINA | No lo he vendido, no; lo he regalado | |
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ENRIQUE | Quizá nos fuera fácil conseguirlo, | | si sabemos a quién. |
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CATUL | Señora, ¿qué he pasado a otro dominio? | |
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MARTINA | Sí, Bunga, tú también y tu negrito. | |
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CATUL | ¿Ya no somos, por fin, vuestros esclavos? | |
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CATUL | ¡Ah!, qué prolijo | 1130 | será mi padecer, al contemplarme | | bajo el yugo otra vez de algún impío. | |
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BUNGA | ¿Ya no vamos a España, señora ama? | |
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MARTINA | Si tu dueño quisiere, no lo impido. | |
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ENRIQUE | ¿Pues qué dio usía los tres? |
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MARTINA | Eso es dudarlo, | 1135 | y yo no sé mentir en lo que digo. | | Lee este papel, Catul, por que conozcas | | el nuevo amo que tienes. |
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CATUL | ¡Qué martirio | | siente mi corazón, al ver que es fuerza | | que mi fatal sentencia lea yo mismo! | 1140 | Mas pues vos lo mandáis, os obedezco... | | No quisiera..., es verdad..., mas no resisto... | | (Lee.) | «Yo, doña Martina Ondonal, marquesa de Campo | | Alegre, por la presente hago libre a Catul...» | | (Representa.) | ¡Santos cielos!... Ya respiro; dice así: | 1145 | (Lee.) | «Hago libres en lo absoluto a Catul, a Bunga su mujer, y a un hijo pequeño que tienen, pues habiéndolos rescatado con mi dinero de la esclavitud que padecieron, sólo por restituirlos al goce de los derechos que la naturaleza les concede, no quiero que se vean privados de ellos un momento, sino que desde este instante sean libres, como es mi voluntad lo sean. Y para que nadie pueda alegar sobre ellos derecho ni dominio alguno por razón de esclavitud, les doy la presente para su resguardo, firmada de mi puño, en esta isla de Cuba, a 23 de noviembre, etcétera. La Marquesa de Campo Alegre». | (Transportado.) | Bunga... |
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CATUL | Esposa..., ¡qué felices | | han sido nuestras penas y conflictos! | |
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(Se abrazan con la mayor alegría, y hacen lo mismo con el NEGRITO.)
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MARTINA | Ya ustedes saben, pues, quien es el amo | | de Catul; ajustadlo con él mismo. | |
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JACOBO | Vamos, que ha estado el chasco de los perros. | 1150 | (Aparte.) | Yo me alegro que se evite un homicidio. | |
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ENRIQUE | (Aparte.) | Diablo es esta mujer, pues ya no hay nada. | | Con la venia de usía, yo me retiro. | |
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(Se van ENRIQUE y JACOBO.)
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CATUL | Vamos, querida esposa, vamos todos | | a besarle los pies a quien nos hizo | 1155 | felices para siempre. |
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(Van a postrarse, llevando en medio al NEGRITO de la mano, y DOÑA MARTINA lo impide.)
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BUNGA | Señora... Madre... Muy bien digo, | | pues lo que vos hicisteis con nosotros | | sólo una madre puede hacer con su hijo. | |
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CATUL | Los cielos les compensen tantas gracias. | 1160 |
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BUNGA | Los dioses paguen tantos beneficios | | como nos habéis hecho... |
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MARTINA | ¡Qué transportes | | tan dulces siente el alma que un bien hizo! | | Ricos, si experimentarais estos gozos, | | fuerais todos piadosos y benignos. | 1165 | A Dios, a Dios se debe solamente | | dar las gracias de todo; vamos, hijos; | | si queréis embarcaros y servirme | | con un salario, ya sois criados míos; | | nos iremos a España; mas si acaso | 1170 | aquí queréis quedaros de vecinos, | | bien os podéis quedar, pues que sois libres; | | y en este caso, a Dios, ya me retiro. | |
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CATUL | ¿Cómo es eso, señora, de quedarnos? | | Si somos vuestros criados, vuestros hijos, | 1175 | y en ser vuestros esclavos siempre, siempre, | | toda nuestra fortuna pronostico. | |
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BUNGA | Vámonos, sí, señora; vamos, madre, | | sin salario ni nada, te suplico; | | no nos dejes, señora, no nos dejes, | 1180 | ya que nos amparaste. |
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MARTINA | Vamos, hijos, | | pidiendo al Ser Supremo nos conceda | | un corazón humano y compasivo. | |
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TELÓN
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