1
Cfr. en particular: Quevedo e la poesía ispano-americana del 900, Milano, Viscontea, 1967; Quevedo in America, Milano, Cisalpino-Goliardica, 1974; Quevedo y la poesía hispanoamericana del siglo XX: Vallejo, Carrera Andrade, Paz, Neruda, Borges, New York, Torres & Sons, 1976. El estudio anterior, más relevante sobre el tema, se debe a E. Carilla, Quevedo entre dos centenarios, Tucumán, Universidad Nacional, 1949.
2
Cfr. en torno al argumento E. Carilla, El gongorismo en América, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1946.
3
Cfr. D. Escobar Galindo, Sonetos penitenciales, San Salvador, Editorial Ahora, 1982, 5.ª ed. aumentada.
4
Cfr. M. Scorza, La danza inmóvil, Esplugues de Llobregat, Plaza & Janés, 1983, p. 62, donde alude a la «familia de oro» de Quevedo.
5
Cfr. sobre Neruda: G. Bellini, Quevedo y la poesía hispanoamericana del siglo XX, ob. cit.
6
Cfr. nuestro Quevedo en América, ob. cit.
7
«No habiendo logrado una tarde ver al Señor Virrey, Marqués de la Laguna, que asistió en Vísperas del Convento», en Obras Completas de Sor J. I. de la Cruz, México, Fondo de Cultura Económica, 1951, I.
8
F. de Quevedo, «El Alguacil endemoniado», Los sueños, en Obras completas. Prosa, Madrid, Aguilar, 1945, 3.ª ed., p. 202.
9
Cfr. L. de Góngora, Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1951, 3.ª ed., p. 447, n. 228.
10
Cfr. F. de Quevedo, «Sueño del infierno», Los Sueños, en Obras Completas. Prosa, cit., pp. 209-210.